Lee se incorporó en la cama con rabia y miró el reloj. Las cuatro de la mañana. No iba a haber forma de volverse a dormir. Estaba demasiado nervioso, demasiado agobiado, con la cabeza demasiado llena de rabia y recuerdos.
Apenas pudo creérselo cuando vio a Mel en el restaurante donde los ejecutivos de PSG le estaban ofreciendo la cena de celebración por haber aceptado el puesto de asesor de biología marina. Y luego cuando fue a su propia casa...
Quizás supiera que había vuelto a la ciudad. Nunca tuvo la intención de quedarse con la casa, pero su trabajo en Oriente Medio lo había tenido mucho tiempo fuera del país y le había parecido más lógico alquilar la casa en lugar de venderla en aquel momento en que los precios inmobiliarios estaban tan bajos. Entonces, cuando por fin se dio cuenta de que era un idiota si rechazaba aquella increíble oportunidad para su carrera solo porque significaba volver al lugar donde había conocido a Mel, decidió trasladarse a la casa, libre ya de inquilinos.
¿Cómo había podido Mel volver a entrar en su vida de aquella manera? Y no solo en su vida. Sintió un repentino calor al recordar la intensidad con la que acababan de hacer el amor. No, no habían hecho el amor, se corrigió con severidad. Lo que habían hecho había sido simplemente desahogarse. Había sido solo sexo. «Annie... » Lee cerró los ojos con tristeza.
Esa noche había actuado y hablado como si...Como si ¿qué? Se revolvió inquieto en la cama, las sábanas le recordaban al roce de su piel suave y desnuda, y no quería recordar nada. Todas aquellas estupideces sobre el destino y sobre amarlo. No podía esperar que él la creyera... No podía pensar que él...
Salió de la cama y se dirigió desnudo hacia la ventana. Tenía la misma vista que las de la habitación donde había dejado a Mel durmiendo. Observó el paisaje sin miedo a que alguien pudiera ver su desnudez.
¡Mel!
Habían pasado exactamente cinco años desde que se vieron por primera vez. Ella tenía dieciocho años y él siete más, pero él era el más vulnerable de los dos, el que se había enamorado tanto, que la había seguido hasta el modesto internado donde vivía.
La primera vez que él se le acercó se sintió con fundida y recelosa. Intentó dar la impresión de tener la situación bajo control, pero en realidad él la vio tan deliciosamente insegura, que se moría por protegerla, por advertirla de lo peligroso que era sentirse atraída por un hombre como él.
Después de varios días de constantes visitas y detalles, había conseguido que accediera a salir con él, pero solo a una cafetería y había insistido en sentarse en una mesa al lado de la ventana. Una parte de él aplaudió su cautela, pero su lado más masculino deseaba estar con ella en algún lugar más privado.
En aquella primera cita hablaron de muchas cosas. La hora que había accedido a pasar con él se convirtió en cuatro, además del largo camino de vuelta al internado, donde consiguió que le prometiera volver a quedar con él algún día.
Hasta entonces el enamorarse de alguien no había entrado para nada en sus planes, y menos aún enamorarse de una chica de dieciocho años, por eso estaba tan confundido por lo que sentía por Mel.
Antes de conocerla, había firmado un contrato por el que se comprometía a trabajar en Oriente Medio para el sultán de un pequeño país árabe. Profesionalmente, era una oportunidad de las que se presentaban una vez en la vida y que había aceptado encantado.
Había pensado dedicar los meses antes de marcharse a dejar todo en orden en la casa y a visitar a varios amigos que vivían en diferentes puntos del país.
Le había parecido lógico vender la casa, era demasiado grande para una sola persona, pues, al igual que Mel, no tenía familia. Aquella casa había llegado a sus manos gracias a una herencia de una tía abuela suya y la había conservado por sentimentalismo.
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El Hombre En Mis Sueños
Storie d'amoreUn accidente la deja sin memoria pero en sus sueños aparece un hombre que la hace temblar de deseo. Quien es aquel hombre ? ¿Qué tiene de difícil el amor? Simplemente agarras la mano del otro y te niegas a soltarte". Lee Min-ho