Capítulo 7

87 14 0
                                    

Desde que habían abandonado aquella sala ninguno se dirigió ni una sola palabra, caminaron por un tiempo solos hasta que Tobirama los alcanzó, no había soportado estar en aquella habitación y ver el dolor.

— Te casaste con un Ícaro, y ha volado muy cerca del sol. — Tobirama soltó aquellas palabras en voz alta hacia su hermano, asegurándose que Madara las escuchará. Madara entendía con perfección las palabras, esas estaban basadas en la historia de Ícaro. Sin embargo, Tobirama no obtuvo ninguna respuesta por parte de su hermano.

— Tobirama. — Madara lo llamó. — Necesito... Que te lleves a Obito de la casa... Unas horas. — Pidió con calma.

— Lo haré por el niño, más no por ti. — Tobirama soltó aquella respuesta sin quitar su mirar de Madara, una vista que era acompañada con un semblante de odio profundo.

— Te lo agradezco. — Respondió Madara de mala gana. Si bien su relación con Tobirama fue muy chocante, ahora mismo era el doble.

Cuando los tres llegaron a la residencia Tobirama inmediatamente invito a Obito a ir al parque más cercano, el albino prefería hacer que el menor disfrutará antes de que la tormenta también lo atrapará. ¿Cómo le explicaba a un niño pequeño que su tío murió? ¿Cómo le explicaba a un niño pequeño que la relación de sus padres había sido destrozada? ¿Y las lágrimas de su abuelo y tío menor?
Una vez que los dos mayores quedaron plenamente solos en aquella residencia, Hashirama aún sin dedicar ni una sola palabra se fue rumbo hacia la habitación que compartía con Madara, este último lo siguió de atrás con curiosidad, le intrigaba la reacción de Hashirama por completo, había pensado que lloraría como lo hacía por cosas triviales, pero no, parecía como si de un muerto viviente se tratará. Una vez que Hashirama ingresó a la habitación fue justamente hacia el guardarropa, tomando de encima de ese una pequeña caja en manos. La caja era completamente negra, del tamaño de una caja de zapatos pero tenía un gravado estilo victoriano.
Sin ver en ningún momento a su esposo, Hashirama paso por el lado de Madara para dirigirse rumbo a la sala de estar. Madara en todo momento lo siguió viendo cada acción de su alfa hasta que vio con asombro como abría la caja frente a la chimenea.

Hashirama poso la caja en la mesa más cercana tomando lo que poseía en el interior la misma caja. Una serie de cartas, algo que realmente apreciaba más que los libros que habían escrito sus padres.

— Yo guardé cada carta de amor que me enviabas... — Por fin Hashirama comenzaba a hablar, sonriendo ligeramente ante el recuerdo de los momentos. — Desde que leí que comenzábamos a coquetearnos en pleno plan de trabajo. Desde que las leí supe que eras mío... Creí que eras mío... Decías que eras mío. — A medida que hablaba su sonrisa poco a poco se borraba mientras bajaba la vista.

— Hashirama... — Madara quiso decir algo, pero inmediatamente Hashirama lo interrumpió.

— Recuerdo cuando le conté a mi padre sobre el suceso, de que yo estaba plenamente enamorado de alguien de diferente sociedad... Recuerdo cuando me abrazó y me dijo "Cuidado con él mi amor, lo que sea hará para triunfar." No le hice caso... Tú y tus palabras me habían hipnotizado por completo... Tus párrafos me hacían palacios, hacías catedrales... — Allí Hashirama se dedicó a leer nuevamente las cartas mientras hablaba, comenzando poco a poco desesperarse, apretando con fuerza esas hojas, tomándolas con ambas manos. — Releo las cartas que me enviaste... Buscando y buscando respuestas en cada oración o en algún signo de cuando eras mío... Explicación de este suceso... Pero nada... Y ahora veo mi mundo... — Las lágrimas comenzaron a abordar los ojos de Hashirama, quien cerro por momentos los ojos y arrojó las cartas a la llama de la chimenea. — Arder....

Madara rápidamente se acercó para impedir aquello, pero Hashirama se lo impidió. Inmediatamente Hashirama poso su dedo índice de su diestra en el pecho de Madara.

Just you waitDonde viven las historias. Descúbrelo ahora