COLOSOS "Batalla por el Pacífico"

LA LLEGADA

 Había pasado un par de meses desde que Europa había caído, criaturas enormes sin consciencia habían tomado por asalto el viejo continente entero, millones de migrantes fueron recibidos en todo el mundo, dispersados, alejados de las comodidades y lujos a los que estaban acostumbrados, la mayoría vivieron como pordioseros, obreros, algunos ejerciendo su profesión, en fin, tuvimos que adaptarnos completamente para la nueva vida que tendríamos.

Mi país pasaba por un proceso de desmilitarización cuando todo esto pasó, buscaban un esfuerzo regional de encontrar la supuesta paz, aunque a todos más nos parecía corrupción internacional, como sea, cuando "el despertar" sucedió, se hizo evidente que las armas eran más que necesarias, pero no suficientemente efectivas, los países más avanzados no pudieron evitar su derrota, a pesar de que el enemigo carecía de inteligencia o consciencia, parecía estar bien organizado, debíamos hacer lo mismo, organizarnos como especie, y resistir a la aniquilación, esa era la propaganda que nos vendían los políticos y periodistas, la verdad todo esto no me incumbe ni me importa, y aunque en ese momento me era ajena la situación mundial, al final, tarde o temprano el caos tocaría nuestra puerta.

Era sábado, estaba con mis amigos caminando por el centro de la ciudad, entre los edificios y lujosos restaurantes, tuvimos un día pesado en la universidad y queríamos relajarnos, estábamos en lo nuestro, inconscientes de nuestro entorno, cuando las primeras sirenas sonaron advirtiendo del peligro, por un segundo intente no pensar en lo que pudiera estar sucediendo, cuando de repente me percate que mis amigos estaban parados frente a la vitrina de una tienda de electrodomésticos viendo petrificados en las noticias como unas grandes figuras salían entre las olas del mar, el estruendo de las sirenas y los gritos de la gente distorsionaban las palabras de la reportera.

Mis amigos y yo cruzamos miradas impactados, el miedo en nuestras expresiones era obvio, de inmediato y desesperados corrimos hacia la estación de tren antes de que se abarrotara de gente, no podíamos creer lo que estaba pasando.

-¿cómo han llegado hasta aquí?¿acaso no los vieron venir los militares?

-¿Pará qué rayos pagamos impuestos entonces si no son capaces de si quiera detectarlos?

-Si esas cosas lograron diezmar a los europeos ¿que nos harán a nosotros?

Se podía sentir la desesperación en las palabras exaltadas de mis amigos, en medio de las miradas extrañadas de los pasajeros del tren, que aún no se habían enterado de lo que estaba por venir, hasta que se avistaron desde la ventana del vagón, varias formaciones de helicópteros militares en dirección a la costa, ante la mirada atónita de los pasajeros, sabíamos lo que significaba, estaríamos en medio de una zona de guerra, al bajar, nos despedimos presurosos y cada quien fue por su lado tratando de llegar lo más pronto posible a casa, esa noche los estruendos de las explosiones se escuchaban a lo lejos como truenos que hacían retumbar las ventanas, en el horizonte la noche se iluminaba por el fuego del combate, no sabía si iba a pasar de esa noche.

A la mañana siguiente desperté asombrado por seguir vivo, la ciudad había quedado semi destruida, gran parte de la costa había sido devastada, en el frente cercano al mar, no había quedado nada vivo, esa mañana la humareda negra cubrió el cielo celeste, parecía el apocalipsis, sin embargo, para nuestra suerte, seguimos aquí.

Desde entonces camino por las calles casi todos los días buscando un empleo, antes de que todo esto pasara aquí, pensaba que a la gente le importaba poco, que solo querían asegurar su supervivencia indiferentes a la realidad que nos rodeaba, ahora me encuentro en la misma situación, la ciudad estaba hecha un caos, ¿pero que podía hacer? , al final la necesidad llamaría, tendría que trabajar o ver que hacer pasa subsistir.