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-¿a cuantos caminantes habéis matado?- preguntó el hombre.
Todos los integrantes del grupo habían acortado la distancia con nosotros. Se les notaba agitados. Hice un análisis rápido de todos ellos. No parecían extremadamente fuertes pero tenían armas, aunque eso no era un problema para nosotros. Había cuatro mujeres una de ellas embarazada y las otras tres parecían bastante indefensas. Los hombres por su parte tampoco eran gran cosa, seis en total aunque uno de ellos era un anciano y otro un chico de mi edad, corrijo, de la edad que aparento.
-no lo se, perdimos la cuenta hace mucho- contestó mi hermano.
En realidad no a muchos, solo por diversión quizás, somos mucho más rápido que ellos y no son una amenaza para nuestras vidas, pero a veces intenta robar nuestra comida.
-¿a cuantas personas habéis matado?-
-yo solamente a una y mi hermana a nadie-
No pude evitar esbozar una ligera sonrisa. Matar era nuestro pan de cada día, nuestra supervivencia se basaba en eso mucho antes de que el Apocalipsis llegara.
Tenía muy claro cual era mi papel en la película que mi hermano les estaba haciendo creer. Yo era la niña asustada e indefensa y el mi hermano el cual solo quería protegerme. Una historia fácil de fingir y muy realista.
-¿por qué?- volvió a preguntar.
-quería matarnos- contestó.
Tras esto asintió y todos los del grupo se apartaron un poco de nosotros para discutir si podíamos o no quedarnos.
Damon se giró hacia mi y me abrazó.
-muy bien actuado pequeña- dijo susurrando.
-tu tampoco has estado nada mal-
-les tenemos en el bote- afirmó
-sabes lo que pasara si alguno de ellos se hace una herida o algo parecido ¿verdad?- dije.
-solo matas por diversión Anastasia y lo sabes, puedes controlarte perfectamente. Y en el caso de que alguno sangre yo estaré allí para ayudarte-
-vamos hermano, admítelo tu también te mueres por clavarles el diente- dije.
-si, pero pueden proporcionarnos muchas comodidades. Y ni se te ocurra lavarles el cerebro ¿queda claro?-
-clarisimo-
Tras esto nos separamos justo cuando el resto de personas terminó de hablar.
-podéis quedaros- dijo.
-muchas gracias- contestó mi hermano estrechandole la mano.
Yo sonreí e incluso hice que mis ojos se humedecieran un poco.
Al final podría resultar hasta divertido esto de actuar.
Uno a uno se fueron presentando, hasta que la mujer embarazada se paró en frente de mi.
-hola, soy Lori- dijo, parecía bastante agradable.
-Anastasia un placer- contesté.
-¿cuantos años tienes?- preguntó.
Ciento setenta y dos
-dieciseis-
-que casualidad mi hijo también. ¡Carl ven aquí!- dijo llamando a su hijo.
El chico no tardo en llegar a nuestro lado, era guapo, me gustaban sus ojos pero no acababa de pillarle el sentido al sombrero de vaquero.
-esta es Anastasia, tiene tu edad. Se agradable- esto último lo dijo susurrando mientras se iba.
-Emm... Hola soy carl- dijo sonriendo.
-Anastasia- dije devolviéndole la sonrisa.
-¿lleváis mucho tiempo los dos solos?- preguntó.
-bueno mis padres murieron hace años- contesté.
-lo siento- dijo incómodo.
-no te preocupes-
-Anastasia- dijo mi hermano, mientras me hacia un gesto con la mano para que me acercase.
-tenemos que montar la tienda- dijo empezando a sacar cosas de la mochila.
-tengo hambre Damon- dije.
-lo se, yo también. Esta noche saldremos de caza sin que se den cuenta-

BLOOD // CARL GRIMESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora