El 1ro de Diciembre fui internada en el hospital psiquiátrico infantil "La Casita de Colores”, donde estuve tres semanas enteras, los primeros días lloré y lloré, no sé por qué, no había un motivo pero me sentía muy triste, Lulú no estaba, decían que nunca había estado, mientras lloraba y lloraba, mamá me sobaba mi cabeza, a veces mi brazo, otras mis pies, papá después de un rato lloraba también, cuando eso pasaba lloraba hasta que todo se ponía oscuro.
Me dijeron que saldré para Navidad ¡yupi! Aquí hay muchas actividades, pintamos, hacemos ejercicio, plantamos flores, y platicamos sentados en un círculo, mientras la doctora Rita dice cosas como "ya veo" o "por qué no nos cuentas más" con una voz muy cálida aunque a veces demasiado empalagosa, como cuando Tifany tomó todas las crayolas y tuve que pintar usando solo el color morado, y la doctora Rita se quedó viendo mi dibujo como quince minutos, ajustando sus lentes, sobándose la barbilla y diciendo: -- "que interesante, se notan muchos sentimientos en tu pintura y mucha fuerza en el uso del morado, es muy intenso Amy, ¿qué tratas de trasmitir con tu pintura?" --
-- ¡que no hay otros colores!-- grité
-- No hay otros colores -- repitió con su serena voz, ¡de verdad como me desespera!
Otras simplemente la ignoro, como cuando Dany un niño de 9 años que come plastilina y crayolas, después de comerse un buen botín, estaba segura que su popó seria azul con gris y naranja, pero no, creerías que haces lo que comes o algo parecido, pero no, todo se veía medio derretido pero normal, cuando se los comió le dije que no bajara la palanca del baño, así que esperé y esperé, ya casi era hora de la comida, comida de verdad, no crayolas o plastilina, cuando salió del baño, así que corrí y entré a investigar, solo que una enfermera me encontró en plena exploración y ahí van más horas platicando a solas con la doctora Rita.
Lo bueno: he recibido cartas de mis abuelos y regalos de mis papás, de Josh unos chocolates y de Tommy un sombrero para el sol, pero no lo uso por que Bryan un niño de 10 años tiene miedo de descubrir su cabeza, siempre trae gorros, cachuchas, sombreros y si alguien trae alguno se lo quiere quitar, pero no porque él no tenga si no porque al parecer cree que no tiene suficientes; una de las cosas importantes que me dijeron cuando llegue aquí fue que no interfiriera en el tratamiento de otros niños con cosas como: nunca le toques la cabeza a Byan y jamás de los jamases le quites el sombrero; Bryan tiene su cabello muy largo y espeso, como si hicieran años desde que lo cortó o cepilló; yo me imagino que en su cabeza han de vivir cientos de animalitos como larvas, piojos y muchos más bichos, su cabeza ha de ser como bicholandia.
Un día estábamos en una sesión de grupo y tenía curiosidad de qué pasaría si le quitaba el sombrero, ese día Bryan traía uno como de vaqueros, muy bonito y grande, de hecho demasiado grande para su cabeza, estoy segura que se lo quitó a alguien, y como ya te imaginarás a estas alturas me conoces bien, lo había planeado todo desde la mañana, me había puesto una chamarra rosa enorme, de esas con la que uno parece esquimal y no es que tuviera frio, la calefacción estaba prendida, todo era parte del plan, cuando todos entraron en la sala para la sesión grupal del día, esperé a que Bryan entrara y me senté estratégicamente a dos asientos de él y esperé a que la sesión iniciara con la misma cantaleta de siempre: "¿Cómo se sienten hoy?" "¿Que les gustaría compartir hoy?" pero no es opcional participar, que no te engañe la voz de la doctora Rita, es una obligación hablar, si no te ataca con preguntas: ¿Por qué? ¿Por qué?.. su montón de porqués y una hora extra de terapia, así que esperé a la primera vuelta de respuestas, yo contesté: --"Me siento con ganas de pizza”--, eso siempre alborota a los niños, todos comenzaron a retorcerse en su silla y entonces pedí permiso para ir al baño, cuando me levanté le di un codazo al sombreo vaquero de Bryan, que de inmediato cayó al piso, Bryan se puso rojo, yo estaba atrás de él, pero pude ver su cuello y orejas rojas, se dio la vuelta con los ojos cerrados como si tuviera miedo de lo que vería, apretó las manos en puño y comenzó a aventar golpes al aire, gritando: --¡Denme mi sombrero! ¡Denme mi sombrero! --, para cuando llegó el enfermero Jorge con un tranquilizante, Bryan estaba en el piso hecho bolita y llorando mientras trataba de cubrir su cabeza con las manos.
ESTÁS LEYENDO
El sueño de Amy
AdventureSinopsis Amy Ray es una niña traviesa de 8 años, cuando Amy quiere algo no se detiene hasta lograrlo, después de regresar de vacaciones con su familia Amy solo tiene una cosa en mente volar o sentir como que vuela y no se detendrá por nada, incluso...