Capítulo Uno III

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-L-lo siento -balbuceé nerviosa, limpiándome los restos de comida que tenía en la boca con una servilleta. Él se limitó a mirarme aburrido y continuar leyendo el libro que tenía en la mano.

-Uhm... ¿cuándo llegaste aquí? No te había visto -le comenté un poco avergonzada.

-Siempre estuve aquí -contestó con un toque de sarcasmo, sin siquiera mirarme. ¡Qué irritante!

-Antes... -Por dios Aida, ¿por qué insistes en sacarle charla a este bastardo?- te vi... en el lago. ¿Vas allí a menudo?

Hubo una pausa.

-A veces.

-¿De verdad? Porque a mí realmente me gusta ese lugar, siento que tiene algo mágico y relajante, casi como estar viendo un sueño lejano. ¿Tú qué piensas? -Me miró irritado. Ups, tal vez me había emocionado un poco, es que se sentía incómodo el silencio y no veía otra manera de resolverlo. -Bueno... no importa -Solté una risita, para suavizar el ambiente-, creo que hablé de más -dije levantando otra vez el tenedor para volver a mi objetivo principal, comer algo. Él no se inmutó, solamente regresó la mirada a su libro.

-¿Conoces la historia del lago? -Escuché luego de unos segundos. Lo miré con curiosidad.

-No realmente, ¿tú sí?

Dankworth cerró su libro despacio, para luego ponerse de pie.

-No debes acercarte demasiado, o un monstruo podría comerte -se burló, caminando hacia la salida del comedor.

¿"Un monstruo podría comerte"? ¿Se estaba riendo de mí nuevamente? Por dios, y una aquí intentando ser amable.

Después de terminar mi comida -o lo que fuera eso- me dirigí hacia mi cuarto, tenía la esperanza de que no estuviera vacío como la última vez, y así al fin poder charlar con mi compañera.

Cuando entré me llevé una gran sorpresa, no esperaba encontrar a Lucy con un muchacho en nuestro cuarto jamás. Al menos no con uno que no se apellidara Verner.

-Oh, bienvenida chica-que-abandona-a-su-amiga, era hora de que aparecieras -soltó en cuanto me vio. El chico dejó de estar de espaldas a mí y volteó. Era ligeramente más alto que ella, tenía el cabello rubio, o más bien casi blanco, ojos azabache y piel pálida. No lo había visto nunca en el campus, aunque era algo esperable considerando la cantidad de gente que asistía al Instituto. De igual manera era extraño, puesto que era bastante guapo y Lucy no me había hablado de él.

-Lo siento... no me sentía bien -mentí con una pequeña sonrisa.

-No importa, no podría esperar que compartieras en un mismo lugar con Alaric por más de diez minutos -Ambas reímos.

》Cambiando de tema, éste es Vivian, pero prefiere que le digan Vian, es más... ¿varonil? -agregó mirando al susodicho.

-Uhmm... encantada, soy Aida -comenté dándole una ojeada rápida, no quería ponerlo incómodo, o a mí.

-Es un placer. Ya me iba, así que nos vemos pronto Lucy, Aida -saludó mientras salía por la puerta rápidamente.

-Bueno... eso fue raro, ¿quién demonios era ese?

-¡Sólo un amigo! Larga historia, te la contaré luego. Ahora necesito tener mi sueño relajador para mantener este rostro fresco.

-Esperaré con ansias -le dije con sarcasmo-. Escucha, ¿tú mandaste a Alaric a buscar algo por ti hoy?

-¿Qué? Por supuesto que no, como si pudiera ordenarle tal cosa. ¿Por qué?

-Pues... vino hasta aquí preguntando por ti, luego buscó entre tus cosas y se llevó un cuaderno.

AlyssaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora