𝙻𝙾𝚅𝙴 𝙼𝙴

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—¿Sabes algo, Tanjiro?— Su hermana se acercó a él, dejando la bandeja de comida encima de la mesa, para luego acomodarse a un lado de él en la silla.

—¿Qué cosa?—Apoyo su mano sobre su mejilla, quitando su vista de una de las mesas al fondo más alejadas del comedor, y ahora prestándole atención a su hermana qué ya estaba a su lado.

—Renguko no se dará cuenta de tus sentimientos...—Se llevó una cucharada de puré de papa a la boca y después volvió hablar— Si solo te le quedas viendo lo más lejos que puedes—Volvió hablar, moviendo la cuchara al aire, explicando lo que quería hacer exactamente.

—Eso lo sé bastante bien— ¿Y como no saberlo? Sus amigos también se lo repetían bastante seguido durante clases o cuando podían.

—Deberías decirle, ya sabes... no pierdes nada—Volvió a mirar a su hermano, y se llevó de nuevo otra cucharada de comida hacia los labios.

—Debería, pero prefiero las cosas como están ahora—Asintió para si mismo, recostando su cabeza sobre la mesa y cruzando sus brazos al rededor de su cabeza.

Nezuko suspiró bajo, llevó una de sus manos desocupadas hacia los cabellos rojizos de su hermano, revolviendo su cabello despacito.

—Dios mío, Tanjiro...—Y volvió a comer.

Todo el mundo le decía casi las mismas palabras, la misma frase de todos los días, o más bien, el pan de cada día

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Todo el mundo le decía casi las mismas palabras, la misma frase de todos los días, o más bien, el pan de cada día.

Siempre escuchaba decir a sus amigos y a su hermana lo mismo.

"—Renguko no se dará cuenta de lo que sientes si solo lo ves a la distancia."

Sí... siempre era lo mismo, siempre escuchaba eso venir todos los días, pero, cuando lo pensaba realmente se preguntaba sí lo valía.

Nunca supo en que momento habían surgido sus sentimientos hacia el muchacho de cabellos rojizos y amarillentos, no supo cuando, ni siquiera como, simplemente habían florecido un día y con eso, sentía a su corazón latir suavemente entre las paredes de su cuerpo y una sensación demasiado buena para poder describirla en palabras lo llenaba, lo embriagaba como lo hace un vino, de una manera tan hermosa qué ni siquiera podía describir bien.

Simplemente era hermoso.

Al principio, nunca pensó en declararse, en decirle sus sentimientos al adverso, jamás lo había pensado si quiera un poco, simplemente... disfrutaba de verlo a lo lejos, apreciarlo como a una obra de arte famosa, desde lejos, en la distancia, amaba verlo y simplemente soñar en una nube en lo más alto de un cielo imaginario dentro de su cabeza.

Sabía, de cierta manera, que eso era lo más cercano a una tortura mental qué él mismo se hacía.

Sabía que Kyojuro no se daría cuenta de sus sentimientos hacia él por arte de magia, lo sabía muy bien, pero realmente prefería sufrir en silencio mientras lo veía desde lejos.

𝐅𝐋𝐎𝑹𝑬𝑺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora