𝙸𝙽 𝙰 𝙳𝚁𝙴𝙰𝙼.

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Podía apreciar las estrellas en el cielo, de una manera hermosa e inalcanzable, Tanjiro quería estirar su mano hacia el cielo y hacerse tan lejano como aquellos astros qué se alzaban frente a ellos de una manera casi mágica y extraordinaria.

Renguko veía el cielo con él, en completo silencio, preguntándose porque todo era tan lejano e imposible para él, no podía entender la belleza indescriptible qué las estrellas podían poseer sin hacer nada.

Ambos estaban en el techo, viendo el cielo nocturno con anhelo, con diferentes pensamientos y sueños en mente, no entendían como funcionaba el mundo en sí, o el porque vivir a veces era tan complicado, tampoco sabían que hora era —no les importaba— no sabían nada y solo veían lo que tenían enfrente, el cielo nocturno tan pacifico con miles de estrellas puestas y la luna, tan lejana y brillante qué estaba en el centro de todo, como el sol, pero el sol no tenía derecho a brillar en la oscuridad perfecta de la noche.

¿Cómo llegaron ahí? ¿Por qué estaban en el techo de la casa de Tanjiro? ¿Por qué estaban teniendo miles de pensamientos existenciales a esa hora de la noche? Claro que sabían pero todo había sido tan complicado hasta ahora.

Tanjiro, anhelaba a Kyojuro como una Camelia rosa.

—¿No te parece hermoso? —Escuchó la suave voz de su adverso, tan baja qué solo permitía qué él lo escuchará— ¿Nunca has pensado en ir más allá de lo que puedes?— Renguko tenía la vista fija en el cielo, apreciando al mismo.

— Por supuesto — Escuchó una risita suave a su lado, sin ser demasiado escandalosa y energética como casi siempre lo era. Era suave, casi silenciosa y solo él se permitió escucharla.— Siempre me he preguntado sí realmente puedo ir más allá.

—¿Nunca lo has intentado?—La voz de Kyojuro no sonaba como antes. Kyojuro siempre parecía ser energético y positivo, pero ahora era todo lo contrario. Kyojuro era como una moneda de dos caras.

—¿Tu no?—Respondió de la misma manera, viéndolo ahora, la mirada de Kyojuro estaba en el cielo, sus ojos lucían apagados, tristes, como nunca antes Tanjiro los había visto.

Ninguno de los dos habló después de eso y solo miraron el cielo, uno junto al otro sin decir nada y manteniendose en silencio completamente. Se hundieron en un bello silencio.

Todo lo que estaba pasando era extrañamente bello.

Bien, era sábado, ¿Y ahora qué se supone que haría? Era exactamente medio día y la casa ya tenía olor a comida

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Bien, era sábado, ¿Y ahora qué se supone que haría? Era exactamente medio día y la casa ya tenía olor a comida.

Escuchaba a fuera de su habitación los pasos apresurados de sus hermanos, yendo de un lado y haciendo ruido por toda la casa, eso más combinado con el olor a comida proveniente de la cocina, era sumamente problemático para su paz mental.

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