¿dónde estabas tu? [Alan Rickman]

VI

-aquí tiene señora Johnson , son sus tres entradas para la función de hoy, les reserve lugar en primera fila- dijo Andrea entregando los tres tiquetes a la señora que cuidaba su hijo, quien los tomó de las manos de la castaña gustosa.

-estoy ansiosa por verlos hoy y creo que el pequeño señor Cantú también- habló la mujer de mediana edad volteando a ver al niño quien asintió efusivamente.

-mami pusho mokin allí- dio el niño emocionado apuntando su mochilita con uno de sus deditos, Andrea rio por la emoción que sentía su hijo por ponerse un smoking.

-tendremos que ponértelo esta noche entonces- hablo con cariño la mujer.

-ahí viene la hora a la que comienza todo, pórtate bien ratón, mami te ama, no vemos en la noche- el niño corrió a su madre y le agarro la cara con su dos manitas para depositar un piquito en su labios y luego entró corriendo al departamento de la señora Johnson.

-suerte- dijo la mujer y la castaña asintió mientras la puerta del departamento se cerraba. Dio media vuelta y corrió hasta llegar a la camioneta de su amiga quien la esperaba leyendo un periódico.

-¿Listo?- pregunto el castaño cuando ella se subió a la camioneta, por su lado ella se le quedó mirando exactamente a la barba que portaba, que no era tan larga pero si se miraba distinto a como lo conoció.

-no me acostumbro a verte con esa barba- dijo ella con media sonrisa y el castaño rodó los ojos para después girar la llave y encender el vehículo.

-no se me ve mal si es lo que tratas de decir Andrea- dijo serio atento al camino.

-nunca dije que no se te mirara bien, dije que no me acostumbro a verte con ella- corrigió la castaña dándole un trago a su capuchino y sacando un cuerito de pan relleno con crema de una bolsa de papel, Alan la miró de reojo y abrió la boca.

-ahhh- dijo para que la castaña lo volteara a ver, cuando ella lo hizo y captó la indirecta de su amigo frunció el ceño y arrugó los labios para después estirar su mano con aquella delicia en esta hasta la boca del piloto, el castaño no vaciló en darle una gran mordida casi mordiendo también lo dedos de la chica, ella quito su mano asustada sacando una carcajada de él.

-mis dedos no son comida Rickman- dijo ella y miró su pan, abrió sus ojos con sorpresa al ver que le faltaba la mitad de este- eres un abusivo, por poco lo devoras de una mordida- dijo molesta, cosa que sacó otra carcajada de Alan- ¡No te rías! No es gracioso, por poco me dejas sin desayuno- ella para en plan de venganza agarrar el café de Alan y darle un trago, nada grata fue su sorpresa pues su cara se transformó en una de asco al sentir el café en su boca, tragó pesadamente y miró con mueca de asco al castaño- eso está asqueroso, no tiene azúcar.

-efectivamente querida amiga, no tiene azúcar- ella lo miró como si tuviera monos en la cara y él volvió a reír

-comienzas a preocuparme, los psicópatas según leí por algún diario son normalmente los que suelen tomar el café sin azúcar- alegó la castaña mordiendo lo que quedaba de su pan.

-¿me crees psicópata?- preguntó Alan con gracia y ella se encogió de hombros.

-ñumca she shabe –respondió la copiloto con la boca llena poniendo una mano frente a esta para que no se viera su comida en la boca, el castaño hizo una mueca.

-ohhh vamos, primero traga la comida y luego me respondes, no seas mal educada- si una cosa había notado Andrea era que a él le molestaba en la mayoría de los casos que ella hiciera eso, pero él también lo hacía, la diferencia era que ella se lo pasaba por alto la mayoría de las veces.

     Cuando llegaron al teatro aparcaron en el estacionamiento de este del pan de Andrea no quedaba nada, por lo contrario el de Alan estaba intacto puesto que se había comido la mitad del de la castaña, ambos bajaron del vehículo con sus respectivas maleta con el vestuario y su bebida matutina, la castaña o soltó la bolsa de papel pues ahí estaba el pan del castaño y la mitad de este por la ley que ella siguió toda su vida le pertenecía, si el le quitaba la mitad de su comida ella tenía derecho a comerse la mitad de la de al, menos el café, según ella esa cosa sabía más amarga que la savila y no le había gustado nada nadita. Al entrar por la puerta grande del teatro Andrea aprovechó que él se había distraído con X cosa y abrió la bolsa de papel sacando de esta una empanada rellena de crema y espolvoreada con azúcar ¨Que ironía, le gusta el café sin azúcar pero le gusta el pan dulce, vaya tipo más raro¨ se dijo en mente la castaña agarrando con una de sus manos aquel manjar mientras caminaba sin prestar mucha atención por donde iba hasta que choco con alguien, del sobresalto casi suelta la empanada.