Capítulo II

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Es el 23er día del 10mo mes del Año 487 del Calendario Vim y en el pueblo Vaehlyr se realiza una fiesta frente la casa del Señor de los Vaehlyrs. Los habitantes del pueblo llevan sus regalos, y los colocan en tres mesas. Sobre cada masa hay un retrato. En la primera mesa, de izquierda a derecha, están los regalos más pequeños. En el retrato aparece una mujer de cara fina, con una larga cabellera castaño oscuro que se volvía plateada cerca de las puntas, ojos verdes y grandes labios de color natural muy bonito. Tiene un vestido de seda de color verde con bordados blancos y un abanico de plumas, que seguramente son de la cola de un Namya, ave de regiones montañosas cuyo plumaje cambia sus colores según el clima, incluso después de muerto. Es la anterior Señora del pueblo, aún presente en los corazones de los Vaehlyr, a pesar de que el Señor ya había asigando a otra mujer como su Señora. En el segundo grupo se veía un niño de pelo rubio con forma se melena que le caía sobre los hombros, su pelo también aclaraba a medida que se acercaba a las puntas, sus ojos eran de un bonito azul, sus labios tenían un color muy lindo, casi igual al de la foto anterior, sin embargo, su labio superior, era un poco corto y dejaba ver unos dientes blancos como la nieve. Era el único que aparecía en las fotos y se veía por los alrededores. Era el hijo del Señor y el futuro sucesor de este puesto, aunque su gran poder, anunciado los espíritus poco antes de su nacimiento, todavía no había aparecido. Ya todos empezaban a comentar que los espíritus se habían equivocado y estaban perdiendo poder, pues nunca hubo un error tan grande en la predicción de los espíritus, que no vieron que había otro bebé dentro de Medell, lo que causó un gran descuido que trajo como consecuencia la muerte de la anterior Señora. Ese otro bebé ya había crecido y ahora era la niña que aparecía en la última foto. Esta niña era prácticamente igual que su madre, el consuelo de los Vaehlyr que esperaban que fuera su viva imagen cuando creciera.
La fiesta celebraba los 13 años de vida de los hermanos y también conmemoraba el 13 aniversario de la muerte de la madre. La niña no podía estar en la fiesta porque estaba enferma, así que el Señor le realizó una pequeña fiesta en su cuarto con las personas más cercanas a ella. Su padre, acompañado de Axell, había abandonado la habitación en busca del regalo especial que les tenía preparado a sus dos hijos. Luego de un rato esperando en la fiesta frente a la casa del Señor llega el adiestrador del pueblo. Lleva tras de sí una caja sobre un tablón con ruedas y se detiene frente a Maxwell.
-Señor, la percepción tuvo algunas dificultades, a eso se debe mi tardanza, le pido disculpas.
-No importa, lo importante fue que los trajo. ¿Los espíritus dijeron que eran ideales para ellos?
-Sí, señalaron uno grande con el pelaje más luminoso de lo normal que tendrá gran fuerza e inteligencia para el señorito. Y para la señorita indicaron una con pelaje oscuro, parece absorber la luz, que será más ágil que cualquier otro.
-Perfecto.
-Padre, son animales ¿cierto?
-Son lobos hijo mío, el símbolo de nuestro pueblo, adecuados para sus señores.
- ¿Entonces ellos son nuestro regalo padre?
-Exacto hijo- le dirije una sonrisa-. Ya puedes darle el que le corresponde Requiel.
-Tome señorito Axell.
-Gracias Requiel, pero déselo a padre y deme a mí el de mi hermana. Yo se lo llevaré.
Requiel hace lo que pide. Le da el lobezno al Señor, luego coge la lobezna y se lo entrega al señorito.
-Son hermosos- Dice Axell pensando que el de Emma es más bonito que el suyo, pero su hermana se lo merece.
Maxwell despide a Requiel y se dirige con Axell a la fiesta en el interior de la casa. Apenas se abre la puerta se escucha un grito.
- ¡Es adorableee! ¿¡De quién es padre!?
-De tu hermano.
- ¡Yo quiero uno para miii!
-Aquí está el tuyo hermana- dice Axell asomándose por la puerta- creo que es hasta más lindo que el mío.
- ¡Awww! Gracias hermano.
-Me alegro que les gustara mi regalo hijos, denle mucho cariño y cuidados si quieren que lleguen a vivir tanto como ustedes.
- ¡Claro papá! - dicen Emma y Axell a la vez.
A Maxwell se le ilumina la cara por la expresión de felicidad de sus hijos, de pronto se abre la puerta y entra Alice, la actual Señora de los Vaehlyrs.
-Hola niños, yo también os he traído unos regalos.
- ¿Cuáles Alice?
-No te impacientes Emma, estoy segura que te gustarán mucho, y a ti también Axell- entonces enseña unas pequeñas cajitas que tenía guardadas en el escote-. Aquí están, unas argollas del color de los ojos de cada uno- se acerca primero a Emma y le coloca los verdes, y luego se acerca a Axell- Axell no tengas miedo no duele mucho.
Axell, sin más remedio, opta por creerle. Desde pequeño había ansiado tener unas argollas como las de su padre, siempre les habían gustado. Nota como presionan poco a poco sobre su lóbulo izquierdo y de repente siente como si se rompiera algo y al mismo tiempo percibe el dolor.
-Alice tiene razón, no duele mucho- pensó Axell-. Ahora me pareceré aún más a mi padre.
Luego Alice realiza el mismo procedimiento en la oreja derecha, al terminar le dice que vaya al baño y se limpie con cuidado la poca sangre que salió, que se mire en un espejo y después le diga si le gustaron o no, que puede hacer otros. Axell va corriendo emocionado al baño, se limpia apurado sin pensar en lo que Alice le dijo y se mira en el espejo detenidamente durante un buen tiempo. Las argollas son de un metal azul que el desconoce, es un azul muy bonito, parece el de un lago iluminado directamente por la Luna, además se puede apreciar la figura de un lobo a lo largo de la argolla. Al darse cuenta de ese detalle piensa en si los de Emma son iguales, los mira durante otro momento y sale corriendo a decirle a Alice que le encantaron y a comparar los suyos con los de Emma.
Llega al cuarto y ve que no hay nadie, solo Emma, mirándose en su espejo, sentada en el banco frente a su aparador.
- ¿Qué pasó, dónde están todos? - Axell estaba preocupado, entendería que su padre no estuviera allí ya que tiene que atender también a su pueblo, pero que sus abuelos y tíos se hubieran ido, no le encontraba lógica-. ¿La fiesta no era hasta el crepúsculo?
-Si hermano, pero parece que tendremos un hermanito o hermanita
- ¿¡Qué!?
-Si como oíste, al parecer Alice quedó embarazada de padre. Harriet detectó la energía espiritual del bebé, cree que tiene entre dos o tres semanas. La llevó a su cuarto para confirmar y todos los siguieron.
-Que sorpresa, todavía no me lo creo, espero que se parezca a nosotros.
-Seguro, aunque si se pareciera a Alice tampoco sería malo, ella es muy bonita. Su pelo negro es brilloso y muy suave, además sus ojos son amarillos como la miel, hacen un contraste muy bonito.
-Yo creo que tu eres más bonita, igual que madre- Axell mira hacia un retrato colgado en la pared. Allí permanece Medell sentada en un banco. En toda la casa solo hay dos, éste y el del cuarto de Axell que es de su madre reposando junto al árbol del centro del pueblo en pleno invierno, el retrato de la fiesta fue traído por los padres de Medell-. Pero tienes razón, Alice es encantadora.
-Te quedan muy bien las argollas. ¿Te gustaron?
-Me fascinan, y a ti te quedan que ni pintado. Alice se esmeró haciéndolas, tiene un gran don para esas cosas.
-Su hermano es el joyero del pueblo, y el padre es el jefe de la herrería, sunpongo que su familia está acompañada por espíritus artesanos.
-Cierto. Hermana te dejo descansar, veo que esta fiesta te ha hecho mucho bien, pero de todos modos debes de estar agotada.
- Tienes razón Axell, esta fiesta me animó bastante y ya me siento mucho mejor, pero debo seguir descansando o si no Harriet y padre se enfadarán conmigo.
Emma se acuesta y llama a una tal Kiyra. Axell se pregunta quién es, y se sorprende al ver como la lobezna que le había regalado su padre salía de debajo de la cama para acostarse con su dueña.
-Emma, que hizo padre con mi lobezno.
-Lo dejo aquí conmigo, debe de estar debajo de la cama, se había escondido allí junto con Kira.
-Así que ya le pusiste nombre, y parece que responde bien por él, debe de gustarle mucho. No se me ocurre nombre para el mío.
-Creo que te ibas.
-Cierto, casi lo olvido. Que hermana más mala tengo, no me quiere en su cuarto.
Axell se para de la cama y sale corriendo del cuarto antes de que su hermana le critique. Sin embargo, tiene que volver para buscar a su cría de lobo. Al abrir la puerta ve a su hermana, al parecer llorando, y corre hacia ella a abrazarla, diciendo que era broma.
-Lo sé tonto, y tú te creíste la mía- se destapa la cara y Axell ve que estaba fingiendo-.
-Bien jugado, me lo merezco.
-Por lo menos sé que te preocupas por mí, toma a tu lobezno, deberías preocuparte más por él.
-Tienes razón- Axell se agacha y mira debajo de la cama y no lo encuentra-. No está aquí.
-Es raro, lo vi esconderse ahí- entonces se da cuenta que cuando Axell fue a abrazarla no cerró la puerta-. Mira la puerta, seguro que se escapó, tienes que ser más responsable Axell.
-Si hermana- dice Axell saliendo del cuarto a toda velocidad para buscar a su cachorro, cansado de que su hermana siempre le diga lo mismo-.
Axell se para en las escaleras y ve bajando a su cachorro.
-Se ve que tiene energía, será imparable a medida que vaya creciendo, como una avalancha. Eso me da una buena idea para un nombre. Algo que se relacione con eso- va pensando mientras baja las escaleras para coger al lobezno, al cargarlo lo mira directamente, su pelaje es suave y blanco como la nieve-. No creo q sea coincidencia, te llamaré Kayh.
Empieza a lamerle la cara y Axell asume esta actitud como que le gusta.
- Jajaja. Basta, basta. Kiyra y Kayh, tormenta y nevada, serán muy buen equipo.
Contento por los regalos de su padre y Alice, su futuro hermano o hermana y la aparente mejora de Emma se dirige hacia su cuarto a dormir para esperar hasta la cena

El Ascenso de los DiosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora