♣Capítulo 31: "¿Tuya? ¡Jamás!" ♣Celos I♣

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Tiernos, letales y pasionales celos

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Tiernos, letales y pasionales celos...

Dulce, amargo, sabroso despecho...

Siéntelo, déjalo que arda, que crezca,

que no se apague el deseo de venganza,

porque son celos, ¿no?

Daba vueltas sobre la cama sin poder conciliar el sueño.

Después de la charla y de consolarse mutuamente, las dos chicas se quedaron profundamente dormidas, siendo interrumpidas horas después por la ama de llaves, Annabell, quien llevaba horas buscando a la chica de ojos violeta de pelo corto.

En vano intento Anna regañar a Marie cuando la futura dueña de la casa intervino, alegando no haber dormido tan bien como la había hecho esa tarde-noche junto a su amiga.

Sonrió del simple hecho de recordar la amplia y melancólica sonrisa de Anna al escuchar aquello, no sabia porque, pero en ese justo momento le dieron ganas de llorar cuando la señora sonreía al verlas a las dos tomadas de la mano.

Anna pendiente de la situación le ofreció traerle la cena, ella declino la oferta gentilmente, no tenia ganas de probar ni un solo bocado, prosiguieron a despedirse y se desearon un feliz descanso, cosa que no logro conseguir, puesto que desde ahí no pudo conciliar el sueño.

Miro el reloj en la pared, las doce de la madrugada y aun no pegaba un ojo, miro hacia el ventanal y todo seguía igual con la única diferencia de los pequeños copos de nieve que caían afuera, ese invierno traería grandes cambios consigo.

Bufó resignada, esa noche no conseguiría su cometido, descansar. Al sentarse en el borde de la cama colocándose unas pantuflas que encontró en el armario que le fue regalado y sin hacer el menor ruido se colocó su bata y salió de su aposento. Su habitación era la última del pasillo y para llegar a las escaleras debía pasar sin respirar de ser necesario frente a la puerta del Alfa. A él no le gustaba que merodearan la mansión de noche y ahora entendía el porqué, de noche salían a cazar.

De puntillas avanzo del lado opuesto a sus puertas, pero aun antes de cruzarles por el frente ruidos extraños llamaron su atención, y ella no pudiendo aguantar la curiosidad se acercó un poco más de prisa con el corazón a mil revoluciones por minuto en busca de aquel misterioso sonido.

¿Estará saltando en la cama?

Se pregunto cuando escucho la cama de adentro rechinar con fuerza y el constante golpeteo contra la pared con demasiada brusquedad.

Pego el oído a mas no poder en la puerta queriendo saciar su curiosidad, queriendo escuchar voces por si era alguna sección de tortura. Pero su deducción no estaba tan lejos de la realidad.

♣¿Tuya? ¡Jamás! (Reescrita)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora