•Capítulo 35; "¿Tuya? ¡Jamás!" ♣Celos II♣

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Suspire.




Lo que iba a hacer a continuación era tanto o más difícil que rodar un peñasco colina arriba.




Iba a pedir disculpas.




Si, disculpas y por favor no me malinterpreten. No me arrepentía por tratarlo con la punta del pie, bien merecido lo tenía, simplemente quería disculparme por lo ocurrido con anterioridad, sí queríamos mantener la bufonada por el periodo acordado debía estar menos reacia a las demostraciones de af-fec-fecto en público.

¡Ah! ¡Por todos los cielos!

El solo pensamiento de sus garras sobre mi luego de estar sobre aquella loba en celo me ocasionaba arcadas, vomite mentalmente un par de veces antes de reunir valor y salir. En varias ocasiones mordí mi lengua por todas las groserías que se me ocurrían sí ese estúpido con pelo no recibía mis disculpas. Disculpas que a mi buen juicio no se merecía, que quede claro.

Salí del baño al mismo tiempo que una chica de tez morena entraba urgida, supongo. Fuera del corredor que llevaba a los baños intente localizar a Dereck con las ansias destruyendo mis pobres nervios. Y como si fuese un radar mi vista se posó en una zona elevada un poco apartada de las demás donde pocos estaban situados. De seguro estaba allí—me dije a mi misma— solo él tenía la manía de repeler a todos con su carácter de Shrek.

Corte por la pista de baile para llegar antes de arrepentirme de lo que iba a decir, entre empujones y disculpas avance para quedar de piedra a medio camino al verlo con una pelirroja (seguramente teñida) sobre sus piernas conversando alegremente.

Inhale y exhale calmando la sed creciente de ir a jalarla y abalanzarme sobre él para moler a golpes al mujeriego de mierda ese.

Di media vuelta con mis manos hechas puño.

Estúpida.

Estúpida.

¡ESTÚPIDA!

Rápidamente mis pies me alejaron de la escena que se desenvolvía a escasos metros de mí, ignorantes de mi presencia.

¡Oh!, reverenda tonta, sintiéndome mal y él ni siquiera se dignó a buscarme.

¡Debí dejarlo sin descendencia! ¡Maldición!

—¿Qué le sirvo a tan hermoso ángel? — inquirió el barman con voz sugestiva apenas llegue a la barra. Casi me río ante su plan de ligue— ¿Una piña colada, un Martini tal vez?

♣¿Tuya? ¡Jamás! (Reescrita)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora