Capítulo 4

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Era 23 de agosto de 2020 a las 11 de la noche, faltaban tan solo algunas horas para que comenzara el nuevo ciclo escolar en la escuela que impartía clases desde hace 3 años. Ingresé a los 23 años por un amigo que me recomendó. Antes de trabajar aquí, trabajaba en una empresa como Jefe de Recursos Humanos pero sinceramente estaba volviéndose todo una rutina y yo las odio, así que en cuánto me dijeron que había un puesto disponible en una preparatoria como maestro de una carrera, acepté sin dudar, es un aire nuevo y debo decir, muy divertido. Pasar tiempo con los alumnos enseñándoles lo que sé y divirtiéndonos mientras aprenden te da una sensación de tranquilidad (o al menos en mi caso).

Tenía todo el plan hecho para toda la primera semana, así que como eso ya estaba resuelto, me concentraría en otra cosa: mis estudios de derecho.

Siempre supe que si no hubiera estudiado administración como mi primera carrera, me hubiera encantado estudiar derecho y ahora por fin después de unos años, lo estoy haciendo. Me falta un año para graduarme. Siendo sinceros, es un poco difícil en ocasiones equilibrar el hecho de ser maestro y estudiante pero no imposible.

Debo confesar que quería renunciar a este sueño el primer semestre de la carrera pero yo estaba pagando mis colegiaturas para estudiar derecho con mi propio dinero, así que sentía que sería una falta de respeto para mí el hecho de no seguir adelante.

Después de dar los últimos retoques a mis clases de la primera semana, decidí cenar un poco de cereal con leche (no me malinterpreten, claro que sé cocinar, solo que en éstos momentos no me apetecía hacerlo, estaba algo cansado), luego me lavé los dientes, me puse un pantalón y una camisa cómoda para dormir y procedí a poner mi alarma para despertarme temprano al ir hacia la escuela. Después de 10 minutos, caí en un profundo sueño.

Y ahí estaba ella, tan radiante... Tan linda... Tan perfecta. Se encontraba bailando en un kiosco como si el resto del mundo no importara aunque realmente era así, mientras ella estuviera aquí, el mundo podía irse al carajo si quisiera. Lo único bueno y puro de este planeta era ella y me dedicaría la vida entera a hacerla feliz, a cuidarla y protegerla de todo y todos.

Me encontraba a escasos metros de ella y mientras más me acercaba, más podía sentirme feliz y completo. Cuando estábamos a escasos milímetros de tomarnos de la mano, alguien la agarró por la espalda llevándosela a una velocidad impresionante lejos de ahí y yo, por más que corría para evitar que se la llevara... No pude alcanzarla...

Escuchaba su llanto a lo lejos y poco a poco, ese sonido se iba mezclando con el mío... Por no cuidar bien de la chica que era mi todo... Por haberla perdido... Tal vez para siempre...

Desperté exaltado por ese sueño a las 5 de la madrugada, amaba a esa chica y ni siquiera la había visto en mi vida pero sentía la necesidad de protegerla a toda costa. ¿Y si tal vez ésta era una señal de que así se vería el amor de mi vida? No lo sé pero estaba dispuesto a buscarla por cielo, mar y tierra hasta encontrarla y verificar si era el amor de mi vida o no. Pero claro, lo haría en mis ratos libres porque entre las 2 escuelas no me quedaba mucho tiempo.

Desde ese momento ya no me pude dormir, así que me dispuse a leer un poco mis libros de derecho para poder hacer la tarea para el día sábado, sí, yo iba en una escuela sabática. Después de una hora y media que se me pasaron muy rápido, decidí hacer ejercicio durante media hora para estar con una buena condición física.

No me malinterpreten, no soy de esas personas que están en súper condición física y todos musculosos, no. No estoy gordo pero tampoco flaco en exceso, estoy en un punto medio y me siento bien con mi cuerpo.  A las 7 en punto me dí una ducha, salí y me puse un pantalón color carne de vestir con una camisa color vino y mis zapatos negros saliendo de mi casa a las 7:30 am. A diferencia de los demás profesores, los que impartiamos materias enfocadas a las carreras, entrábamos una hora más tarde que los demás, es decir, mientras los profesores de componente básico entraban a las 7 de la mañana, nosotros entrábamos a las 8 y era una gran ventaja, y aunque había algunos maestros que entraban después que nosotros, también salían después, así que los maestros de las carreras éramos los más afortunados si se podría decir así. Tomé mi portafolio junto con varios libros de derecho que me llevaría para poder hacer mi tarea en una hora libre que tenía.

Mi Querido ProfesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora