Capítulo 6

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- Yo... - Ella se quedó pensando unos momentos hasta que respondió - ...Acepto

Después de eso decidí abrirle la puerta trasera del taxi, ella se subió y le seguí yo, cuando estábamos adentro y con el taxi en marcha, decidimos dejar los libros en el asiento, ella estaba junto a la ventana y yo estaba del lado contrario, nos separaban las leyes (literal, porque los libros hablaban de ese tema). Se estaba creando un momento incómodo para ella porque se estaba mordiendo las uñas y miraba por la ventana por lo poco que pude notar, así que decidí hablar para romper esa barrera:

- ¿Ha leído algo más aparte de la trilogía "El Club"?

Ella apartó su mirada de la ventana para dirigirse a mí y después de sonreír, dijo:

- Claro, leo todo lo que me parezca interesante, es como un amor a primera vista con los libros. Si los veo y despiertan interés en mí, lo leo, y si no, busco una sinopsis y si aún así sigue sin gustarme, significa que ese libro no es para mí.

Después de eso ambos comenzamos a reírnos un poco tímidos, luego recordé que no había hecho algo en la clase de ella: Pedir el teléfono al jefe de grupo de su salón para estar en contacto con el grupo pero sin pasarles mi número a todos.

- Se me olvidó que debía pedirle el número al jefe de grupo de su salón, ¿Podría recordármelo mañana por favor?

- Bueno... - después sonrió y continuó diciendo - ... No tiene que esperar hasta mañana.

- ¿Por qué? - Pregunté un poco intrigado, supongo que se estaba ofreciendo a pasármelo ella.

- Supongo que no me presenté bien - dijo para después intentar quedar frente a mí - Me llamo Mailén Álvarez Toselli, tengo 17 años y soy la jefa de grupo de mi salón.

En ese momento me extendió la mano y yo, un poco divertido, se la tomé y fue ahí cuando por fin pude escuchar una carcajada de su parte: una risa sin restricciones ni moderaciones que a mí parecer, era uno de los sonidos más maravillosos que había escuchado en toda mi vida. Pero como toda chica un poco tímida trató de disculparse después de soltar mi mano.

- Perdón, no debí reírme de esa manera.

- No se preocupe, ya sabe, la risa es buena para el alma. - Y regresando al tema anterior, le dije - Y en cuánto a lo del jefe de grupo (que en su caso, es más bien jefa), ¿Me podría dar su número? Ya sabe, usted será la moderadora entre sus compañeros y yo.

Y ella contenta, me lo dió.

- Si claro, se lo dicto. Es 271 125 09 32

Después de anotarlo y registrarla como "Mailén" decidí llamarle y colgarle para que quedara mi número registrado en su celular.

- Le acabo de llamar, ese es mi número para que después no se asuste. Si alguno de sus compañeros o usted tiene alguna pregunta relacionada a mi materia, no dude en llamarme o mandarme mensaje, estaré a su disposición.

Ella tomó su celular y alcancé a notar que me había registrado como "Profesor Esteban". Luego contestó:

- Muchas gracias, les pasaré el recado a mis compañeros.

Después de eso, le dí una "instrucción" en cuanto a mi "privacidad"

- ¿Le puedo pedir un favor señorita?

- Si claro, dígame en qué le puedo ayudar profesor.

- No le pase mi número a ninguno de sus compañeros, especialmente a las señoritas.

Se volvió a reír escandalosamente sin caer en lo vulgar y me dijo:

- No se preocupe, no se lo pasaré a nadie. Debe ser muy incómodo que lo acosen en la escuela y aparte quieran hacerlo vía mensaje de texto.

Mi Querido ProfesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora