1

5.2K 334 101
                                    

Un olor agradable llegó hasta su nariz, era el típico olor que uno sentía cuando abría la puerta de un Starbucks, ese olor a café recién hecho con una mezcla un tanto dulzona para su gusto, posiblemente era olor a capuchino

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Un olor agradable llegó hasta su nariz, era el típico olor que uno sentía cuando abría la puerta de un Starbucks, ese olor a café recién hecho con una mezcla un tanto dulzona para su gusto, posiblemente era olor a capuchino. Era, si no se equivocaba, la cuarta vez que sentía ese olor estando en un atraco de Kid. Era un olor que siempre le había agradado, un olor que le encantaba y que realmente quería saber a quién le pertenecía. A cada robo que asistía en donde el ladrón de la luna plateada estaba involucrado, el detective terminaba olisqueando a cada persona, buscando ese olor, pero nunca encontraba ese olor, siempre desaparecía antes de que el pudiese encontrar su procedencia.

Pero esta vez había sido diferente, en vez de desaparecer o mezclarse con cualquier otro aroma, se intensificaba y comenzaba a abrumar a la cuarta parte de los presentes. Muchos comenzaron a murmurar, había un omega en celo y sus feromonas se sentían en todo el museo.

El pequeño detective se puso a buscar el olor, olvidando por un momento que estaba allí para capturar a Kid, pero de la nada las luces se fueron, Kid hizo aparición y se llevó la joya que había anunciado que iba a robar. Conan, olvidando por un segundo el olor, siguió el rastro de Kid, pero a cada paso que daba sentía que ese olor a mokkaccino que iba incrementando y nublado un poco sus otros sentidos.

Finalmente llegó a una habitación, una bodega improvisada, allí las feromonas se hacían cada vez más fuerte. Conan se tapó la nariz con un pañuelo y entró. Él era un alfa, pero siendo Conan no presentaba su casta real ni tampoco emitía feromonas, lo único que lograba emitir era un tenue olor a jazmines que era por ser un crío todavía.

El chico abrió la puerta, descubriendo una gran cantidad de cajas a medio abrir y embaladas, a cada paso que daba ese magnífico olor se hacía más fuerte. Para finalmente encontrarse a Kid, apoyado su hombro contra la pared mientras intentaba mantenerse en pie.

— ¿Kid estás bien?

— No te acerques Meitantei —rogó intentando ahogar un gemido.

— ¿Qué ocurre? —Se acercó a pesar de las advertencias.

Allí fue cuando el mago cayó al suelo, temblaba, sus piernas le fallaron y en cuanto tocó el suelo pudo sentir el contraste entre la temperatura del piso y de su cuerpo.

El niño rápidamente llegó a su lado, notando el rubor en su rostro, con las gotas de sudor que caían desde frente, la respiración entrecortada y los pequeños espasmos que le deban cada cierto tiempo.

El detective abrió los ojos de par en par sorprendido. Kaitou Kid era un omega y en pleno atraco había venido de visita su celo. ¿Cómo es que hasta ahora no habían notado que Kid era un omega y como justamente ese día el ladrón había entrado en celo?

— ¿Tienes un inhibidor...?

—Tócame... —gimoteó

El chico quedó helado. Obviamente esas palabras venían de parte del lado Omega del ladrón.

My Little Alpha [Kaicon/Conkai]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora