Fifty shades nanny

20. Aguas burlonas

CHRISTIAN

La única pregunta que he temido durante tanto tiempo es la pregunta que a mi hija de 7 años le gustaría saber. ¿Qué le digo a ella? Supongo que lo único que realmente puedo decirle es la verdad. No quiero que se entere más tarde que le mentí. Ella ya ha pasado por más de lo que cualquier niño debería tener que pasar a su edad.

"Gracie, creo que tu madre te amaba tanto que decidió dejarte ir. No creo que tuviera la mentalidad correcta, y quería asegurarse de que te cuidaran", le dije mientras jalo a mi bebé a mi regazo.

"No creo que lo haya hecho, pero me gusta más tu respuesta", dice mientras se acurruca en mi cuello.

"También me gusta mi respuesta", le susurro. Nos sentamos durante la siguiente hora y media viendo una película de Disney sobre hadas de algún tipo. Trato de saborear la relación que tengo con mi hija porque sé que en algún momento tendrá que crecer.

Después de que termina la película, recojo a mi niña que ahora duerme y la llevo a su cama. Noté que Gail ya había puesto su pijama en la cama, así que rápidamente la cambio. Cuando termino, la acuesto y la cubro. Le doy un beso en la frente y enciendo la luz de la noche.

"Duerme bien mi ángel", le susurro cuando salgo de su habitación y apago la luz y cierro la puerta a la mitad. Mientras camino por el pasillo hacia mi habitación, me detengo y miro hacia la habitación de Anastasia. Ella todavía está dormida. Sonrío cuando salgo de su habitación y me dirijo a la mía.

Decido tomar una ducha, así que abro el agua caliente y me quito la ropa. Necesito una buena ducha relajante después del día que tuve con el perro y Anastasia. Realmente no entiendo por qué no quiere que sepa cosas de ella cuando nos estamos viendo.

"Un centavo por tus pensamientos", dice Anastasia mientras envuelve sus brazos a mi alrededor desde atrás.

"Pensé que estabas dormida", le pregunté mientras me daba la vuelta para mirarla.

"Lo estaba", dice ella con una sonrisa. Empiezo a besarla en los labios mientras la empujo contra la pared de la ducha. Sus gemidos me hacen sentir necesitado.

"Ana, creo que deberíamos parar por el momento", murmuro mientras me alejo de ella.

"Christian, te necesito tanto como tú me necesitas", dice mientras se tambalea hacia mí casi deslizándose en el proceso. La atraigo hacia mí y deslizo mis manos por su cuerpo hacia su sexo. Lentamente empujo un dedo dentro de ella y empiezo a moverlo lentamente de un lado a otro en forma delicada. Ella comienza a gemir mientras se acerca a su liberación. Empiezo a ir más rápido bombeando mi dedo tan rápido como puedo. Casi lo pierdo cuando Ana cae por el abismo y se desploma en mis brazos.

"Estás bien, Ana", le pregunto sonriendo.

"Sí, más que bien", susurra en respuesta mientras un bonito tono rosado adorna sus mejillas. Los dos terminamos nuestra ducha y entramos en mi habitación con nada más que toallas.

"Aquí", le digo mientras le tiro a Ana una de mis camisas. Me pongo los boxers y me dirijo a la cama mientras ella se une a mí.

"Gracias...", Ana comienza a hablar, pero la corté cuando mis labios chocaron con los de ella. Me muevo a horcajadas sobre ella mientras la beso en sus labios y me muevo hacia su cuello mientras mis manos se mueven debajo de su camisa. Llego a sus senos y empiezo a mover sus pezones haciéndola temblar debajo de mi cuerpo. Se sentía bien tener esta intimidad con alguien como ella, tan inocente y pura.