꒰ O35 ꒱

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Una siesta plácida en su cama era lo que estaba necesitando en ese momento, tal vez lo único que quería en ese momento.

Un lindo domingo a la par de su hermana Nayeon, su familia, tal vez jugando juegos o haciendo nada. Sus últimos días habían sido más estresantes y solo quería dormir y dormir. Tal vez abrazar a su linda hermanita o llevar a comer a Nayeon a algún lado, tenía algunos planes pero quería dormir.

Volvió a cerrar sus ojos esperando regresar a su plácido sueño, pero esto no pudo ser porque sintió un cuerpo delgado caer encima suyo. Una linda sonrisa era lo que estaba recibiendo ese día, su hermanita Nayeon le sonreía y lo abrazaba con mucha felicidad.

No sabía por qué tanta felicidad ni amor en la menor, pero solo pudo corresponder ante aquello, soltó unas risas ya que le hizo unas cuantas cosquillas. Pudo ver de nuevo Nayeon tenía su pijama de conejos rosados y él, él tenía una de conejos blancos con zanahorias. Ayer tenía a la menor llorando para que se pusiera la pijama.

Lindo.

— ¡Feliz día Jungkookie! ¡Feliz día! — la menor abrazó a su hermano y dio algunos besitos en su cara.

Solo se mostró confundido ante ese "Feliz día Jungkookie" si era un día feliz pero no el suyo, tal vez solo su hermana le estaba deseando un feliz día para poder estar juntos y sin cuestionarse más solo correspondió al abrazo de la menor.

Su Nayeonnie le hacía feliz sus días, ya ella solo bastaba para hacerlo muy feliz.

— ¿Jungkookie tiene hambre? — Nayeon apoyó su cabeza en el pecho de su hermano con una sonrisa cerrada mostrando sus hoyuelos. La respuesta que obtuvo fue un JungKook que toco sus lindos hoyuelitos y sus cachetitos, haciendo que la menor hiciera un puchero.

En su defensa cualquiera que viera los cachetes de Nayeon querría tocarlos.

— No sé ¿Qué tienes preparado para Jungkookie?

La menor sonrió en grande, se acomodó entre las sábanas con su hermano y lo abrazó. Quería que el día de Jungkookie fuera especial, después de tanto tiempo sin celebrarlo por pasar sus largas horas en el trabajo, tal vez era hora de que volviera a revivir eso.

Ese día su hermano lo había sacado de su vida, lo sabía, no era tan tonta como muchos creerían. Ella era consciente de que luego de llegar a ese orfanato no hubo más día especial para Jungkookie, ni siquiera cuando llegaron a Seúl porque se la pasaba horas y horas trabajando y estudiando, para luego con una sonrisa llegar a su lado, recibirla y darle las buenas noches.

Estaba más que agradecida con su hermano.

Y había tomado papel en desenterrar ese día especial de dónde su hermano lo hubiera puesto y celebrarlo, ella cada año tenía su día especial pero su Jungkookie parecía con el paso del tiempo olvidar el suyo.

Era momento de hacer sentir lindo a Jungkookie.

— ¡Vamos a comer! ¡Vamos! ¡Vamos! — la menor tomó a su hermano de la mano y luchó para pararlo de la cama.

JungKook se encogía y se hacía más pesado para que no pudiera pararlo, luego de muchos lloriqueos, pucheros y risas logró su cometido.

¡Que torpe! ¡No pueden haber berrinches hoy!

Si quería que el día de Jungkookie fuera muy especial debía dejar de lado esos tontos berrinches, pero de tanto hacerlos se había acostumbrado a ellos ¡Era casi imposible!

No, no podía ser imposible. Hoy no habían berrinches ni lloriqueos, hoy era el día de Jungkookie, el día en que aprovecharía para muchas cosas que no había hecho en años. Tal vez como una linda disculpa por ser tan insoportable y un lindo agradecimiento por siempre estar para ellas.

un novio para Kook¹ | taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora