XIII: Burn

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KiHyun despertó con un punzante dolor que le martillaba la cabeza, el aire le faltaba y sentía la mayor parte de su cuerpo entumecida, como si hubiese corrido durante kilómetros enteros y ardía, él no lo sabía pero sus piernas estaban ensangrentadas por diversos raspones aunque no parecía notarlo.

Trató de moverse por reflejo, en un intento por mitigar la tensión de sus músculos pero descubrió que no podía. Le tomó varios minutos salir del aturdimiento para reparar lo que pasaba. Estaba atado a una gran estaca con cuerdas gruesas y nudos resistentes. En medio del pánico miró a sus pies para confirmar su peor temor; se hallaba en una tarima de madera, completada con paja y la zona húmeda en la vegetación marchita que no podría ser otra cosa que combustible.

Lo invadió el pánico, su respiración se descontroló y las lágrimas bajaron por sus mejillas sin control, empapándole el rostro en cuestión de segundos. Levantó la mirada encontrándose con la plaza vacía; estaba listo para una ejecución pero no habían espectadores ni nadie que llevase a cabo la sentencia.

Pensó en todos aquellos a quiénes les vendió o les compró, con quiénes habló y pasó tardes o compartió algún asiento en las noches de cuentos. Le dolió pensar en como todos le habían dado la espalda, sin mover un solo dedo para ayudarle, sin nadie que le creyera inocente a pesar de llevar años conociéndolo. Lo dejaron para ser atado y ejecutado en la hoguera como si fuese un criminal de la peor calaña.

Nadie le creía.
Nadie lo quería.
Nadie lo ayudaría.
Entonces aceptó que entregar su amor a HyunWoo fue su mejor decisión.

Lo llamaban monstruo cuando eran ellos los verdaderos inhumanos, cegados por las creencias de otros, por el miedo a ser juzgados y minimizando sus voces dejando imponer a otros, sometiéndose por no ver el potencial dentro de ellos y lo peor de todo: permitiendo que otros les hicieran pensar que son menos, que los necesitan para ver una verdad ambigua.

Empezó a removerse, a patear, a buscar una manera para liberarse de las ataduras pero ningún esfuerzo brindó frutos. Jadeó y rompió en llanto, su rostro rojizo por el esfuerzo y los ojos del mismo tono por las lágrimas. Bajó la cabeza, mirando sus pies sucios y maltratados ¿Así terminaría todo? ¿Era así como merecía morir por amar?

De un momento para otro, las sogas que lo presionaban contra la estaca se aflojaron, haciéndolo caer entre las tablas y paja que usarían para quemarlo vivo hasta la muerte. Impresionado, se levantó con esfuerzo y miró hacia atrás, buscando a quien se había compadecido de él.

Su corazón tuvo la esperanza de que hubiera sido HyunWoo su salvador pero no lo fue. KiHyun observó en él cierto parecido, incluyendo el porte, lo pálido de su piel y la ropa tan elegante e impecable, pero era más corto de estatura y más delgado también.

—¿Qui-quién eres tú? —cuestionó el humano, intentando mantener la compostura a pesar de todo el dolor que sentía.

Y no solamente físico.
muchas personas atestiguan que el dolor emocional es incluso peor. Él lo sentía, le ceñía el corazón y le martillaba el pecho.

—HyunWoo era mi hermano —respondió el vampiro, acercando el rostro a la luz que manaba de las llamas de las antorchas cercanas que iluminaban la plaza.

KiHyun estuvo a punto de preguntarle por HyunWoo, pero entonces entendió el significado detrás del «era» empleado por la criatura y en la tristeza detrás del semblante impasible.

—No, no, no —repitió el humano, ahogándose en su propio llanto, cayendo sobre sus rodillas y cerrando los dedos en la tierra, haciendo un par de puños—. No, él no, no.

MinHyuk lo observó desde su lugar, preguntándose como alguien tan inocente y angelical fue la perdición de su adorado hermano. No le era difícil percibir la pureza que manaba de KiHyun, a pesar de todo lo sucedido.

Into The Darkness | ShowKi |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora