Día 7: Día libre

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Si ella hubiese querido, él se hubiese quedado con ella. Tan solo las miradas discretas que se daban despidiéndose. No podía resistirlo más, rompió la conexión entre sus miradas volviendo a su palacio, caminando lentamente. Podía sentir sus pasos colapsando contra el suelo y siendo silenciados por el material. Por mucha fuerza que hacía no se le escuchaba protestar. Estaba enfadada, sí, tenía un remolino de emociones, pero en ese momento tan solo podía odiar a Obi-Wan Kenobi por dejarla allí. Tan solo tenia que hacer una cosa, quedarse y protegerla, es lo que estaba deseando, lo que ella deseaba, lo que él deseaba. Tan solo quería estar feliz con él, despertar cada mañana con el joven a su lado. 

Cruzó más allá del portal, dejando a su corazón en otra parte.  Ya casi se encontraba en la sala del trono cuando alguien tiró de su muñeca. Sorprendida su cara chocó contra un pecho. Rápidamente sus guardias actuaron apuntando sus armas al joven. 

El corazón de Satine debió saltar una de sus pulsaciones al ver el rostro de Obi-Wan. 

- Bajad las armas.- Ordenó Satine aún en shock. 

Obi-Wan se quedó respirando unos segundos. Había corrido hasta allí. Rápidamente el chico se acercó tomando el rostro de Satine y depositando un beso en la mejilla de ella. 

- No puedo irme, Satine, te quiero. - Dijo Obi-Wan acariciando la mejilla de la chica con uno de sus pulgares, pasando suavemente el dedo por el sensible lugar de la mandíbula. 

Satine se dejó caer llevando su frente a colapsar con la de su amante, rodeando su cuello con ambos brazos. Derritiéndose en la felicidad del momento, el caliente sentimiento reconfortante. 

- Obi...- Sonrió la joven jugando con el pelo de la nuca de Obi-wan.  La realidad chocó a Satine.- ¿Pero que pasa con la orden? ¿Que pasa con tu sueño de ser jedi?

- En la orden no te tienen a ti. - Se separó para mirar a los ojos a la rubia.

Esta vez fue satine quien empujo a Obi-Wan en un feroz beso.  Terminaron abrazados, sin duda habían hecho una buena escena. Qui-Gon se había encargado de observarlo todo desde el marco de la puerta. Jinn no podía evitar una sonrisa, era cierto que perdería otro padawan pero al menos esta vez era la felicidad y la fuerza quien lo llamaba a abandonar el camino de los jedi. 

Sonrojado Obi-Wan miró a Qui-Gon. Su maestro le ofreció una mirada y una sonrisa.

- Tranquilo, informaré al consejo de tu decisión.- Luego Jinn desapareció de la sala.


-

Habían pasado casi 5 años de esa misión. Obi-Wan se despertó con su mano buscando a alguien al lado de su cama. No había nadie. Se levantó, no había rastro del sol ni de su duquesa. Se movió por el apartamento. Era un pequeño lugar con 3 dormitorios 2 baños y un espacioso salón y cocina. Caminó por el salón encontrando a Satine en el sofá con un datapad en sus manos. 

- ¿Que hemos dicho de trabajar durante los fines de semana?.- Obi-Wan caminó hasta sentarse al lado de ella. 

Satine inmediatamente encontró su lugar en el pecho de Obi-Wan en ese cálido y maravilloso  sentimiento, el amor. Negó con su cabeza y explicó.

- Me han despertado las nauseas. 

- ¿Así que este no va a ser tranquilo como Korkie? Obi-Wan colocó una mano en el estomago de Satine. 

- Parece que no, más bien será como su padre.- respondió Satine riendo un poco. 

- Hablando de Korkie, se acerca su cumpleaños...

Pero Satine ya se había dormido. Obi-Wan la tomó en sus brazos llevándola al dormitorio y arropándola. 

- Buenas noches.- Plantó un beso en su frente. 

Obitine week 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora