Especial 1

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En el salón de clases.

Marinette había sido castigada, teniendo que quedar a limpiar el salón por llegar tardé, olvidar su tarea, dormirse en clases y escapar al baño sin pedir permiso.

Una persona normal estaría de muy mal humor sí tiene que quedar a limpiar el salón de clases ella solá, pero... sólo lo haría una persona normal.

Marinette había puesto música en su celular y bailaba con la escoba mientras limpiaba.

-¡Soy pastelera de amor y te voy a encantar,
Pues estoy enamorada!

Cantó la chica mientras usaba la escoba de micrófono.

Desde su punto de vista, sí estás castigada, al menos debés buscar una manera de divertirte.

-¡Espero no te molesté que quiera deseaaar, hacer mi sueños realidaaaaad!

Finalizó la canción mientras daba varias vueltas con la escoba y al detenerse, la miró de manera seductora mientras la acariciaba.

-No es necesario que digas nada Adrien, yo te gustó y tú me gustas.
Dejemos que nuestro amor sea expresado atraves de un beso.

Y con decir éso, Marinette cerró los ojos y se puso a besar el palo de la escoba.

-Sí, Adrien, sí, besas increíble.- exclamó con una sonrisa tonta antes de continuar besando la escoba.

Lo más raro es que ésa escoba tuvo más romance con ella que con cualquier otro chico o cosa hasta ahora.

-Yo... me siento muy halagado de saber que piensas que soy buen besador.

La voz de Adrien se oyó y Marinette abrió sus ojos como platos antes de separar sus labios de la escoba y verla con espanto.

-¡¿Adrien?! ¡¿Quién te convirtió en escoba?!... es éso o ya me estoy volviendo loca.
¡No importa! Juró que te voy a cuidar.

Exclamó la azabache antes de abrazar a la escoba.

La sociedad diría que no pero ella amaría por toda su vida a ésa escoba que una vez fue un ser humano.

Adrien, quien estaba en la entrada del salón, veía ésa escena un tanto nervioso y otro tanto con ganas de reír.

Estaba en clases de esgrima y como todos oían a Marinette cantando, el maestro lo envío a hacer callar a la chica y... se encontró con éso.

En este punto ya no sabía sí decirle algo a Marinette pero sí no lo hacía iba a ir el profesor.

-Marinette, mira detrás de ti.- pidió el ojiverde de manera amable.

La chica volteó el rostro sin dejar de abrazar a la escoba, quedó un momento en shock, abrió sus ojos como platos, puso cara de espanto y su rostro se tornó extremadamente rojo en menos de un segundo.

-¡Adrien!- gritó mientras soltaba la escoba para hacerse bolita en el suelo y usar su sobre camisa como escudo de la vergüenza.

¡Adrien la vio haciendo el ridículo!

El chico, dio un suspiro para perder las ganas de reír y se acercó a su amiga.

-Estamos en clases de esgrima y te oiamos cantar así que me mandaron a pedirte el favor de que te detengas.- aclaró el rubio de manera amable.

Marinette sintió sus ojos lagrimear de tanta vergüenza que sentía.

¡¿La oyeron cantar una canción de animé?!

¡¿Qué el universo no tenía otra cosa que hacer además de hacerla pasar vergüenza?!

Adrien al ver como Marinette se seguía cubriendo la cabeza con su sobre camisa, sonrió levemente, de una manera un tanto burlona.

-¿Así qué Adrien escoba besa bien?- preguntó, casi riendo.

Prometió no hacerle mas bromas a Marinette pero ella le dejaba el camino imposible.

-¡Sniff! Que alguien acabé con mi sufrimiento.

Y Marinette ya hasta lloraba de tanta vergüenza.

Y así, Marinette aprendió a no cantar de ésa manera en otro lugar que no sea su casa, el baño o su habitación para ser mas específicos.

Continuará...

Novia robada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora