Mudwarg

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Los sonidos de unos arbustos siendo golpeados al paso de los dos únicos bandidos sobrevivientes  delataban que su ruta de escape había sido hacia el Noroeste. Ni siquiera intenté perseguirlos porque mi hermano quedó inconsciente y  recostado convaleciente después de encontrarnos con ellos. Tuve que poner mis dedos en los orificios de su pico para revisar su respiración y afortunadamente aún estaba ahí. Un simple vistazo desde quince metros de distancia me fue suficiente para darme cuenta de que los derps estaban muertos y por tanto yacían recostados inserviblemente en el suelo. Al igual que una decena de bandidos salvajemente abatidos.

No estoy seguro de por que, pero me puse en acción, mis movimientos parecían no solo ser guiados por la adrenalina de los hechos recientes sino también por una fuerza misteriosa en mi interior la cual me daba un conocimiento exacto de como proceder en estas circunstancias. Estos ya mencionados factores eran quienes le dictaminaban a mi consciencia el hecho de que desde este punto en adelante sería mi turno asegurar nuestra supervivencia. La primera dirección en la que avanzó mi  fursona fue a los arqueros quienes se encontraban próximos a mí. Me hinqué en cuanto me acerqué lo suficiente ara esculcar desesperadamente adentro de sus bolsillos sin ninguna preocupación por mi imagen. 

El simio decapitado de una patada previamente por Nicolhail, se encontraba con los bolsillos prácticamente vacíos, de no ser por unos cigarrillos de té verde en una caja de madera sucia, pero la ardilla perforada por el ataque de mí ahora agonizante hermanastro. Tenía dos pócimas de regeneración, una de las pequeñas ampolletas estaba rota pero aún tenía al menos la mitad del líquido adentro del frasco. Me puse de pie con lo que a partir de ese momento sería mi tan característico bolsillo cruzado, el cual conseguí del cadáver de la ardilla. (Después de todo, pensé,  ella no lo necesitaría más). Me di media vuelta con el bolso ya en mi hombro, así como una alijaba con al menos una docena restantes de flechas. Sé que tal vez está mal decir esto pero, siendo honesto, no sentí remordimiento alguno puesto a que me daba cierta confianza y reafirmación el sentir esa gruesa presión a través de mi pecho la cual me obligaba a mantenerme erecto, con los hombros firmes y desplegados de manera uniforme a los lados sin encorvarme como usualmente tendía a hacer. Solamente una de las tantas razones por las que me gusta usar el arco como mi arma de preferencia.

Rápidamente me dispuse a moverme y cuando mis manos se encontraron con el rostro de Nicolhail coloqué la pequeña botella de cristal en el pico de el águila que parecía estar a punto de dejar de respirar en cualquier segundo. Nicolhail logró recuperar la consciencia unos segundos (no más de cinco) solo para observar su herida en el abdomen y después desmayarse nuevamente. Personalmente yo no sabía si el líquido azul había tenido efecto alguno, ya que el sangrado de la navaja que entro en su abdomen no se había detenido. Adentro de la armadura en el pecho de Nicolhail parecía haber un bulto que despues de ser inspeccionado por mi, resulto ser un pañuelo con un grabado que constaba de un grupo de mayormente puntos y lineas separadas una de la otra los cuales estaban aglomeradas en una de las esquinas, utilize el pañuelo ligeramente sudado por mi hermanastro para (o lo mas sercano posible a ) limpiar la zona de la herida.

Unos segundos despues y ya con la sangre y armadura fuera de la situacion, una corriente de inspiracion me recordo que las hojas de Kumin que vi a mi hermano empacar tenian la propiedad de ayudar con regeneracion y evitaba infecciones en casos de quemaduras, tal vez podría tener el mismo efecto en el pense. Antes de ir a buscar y recolectar todolo que nos pueda servir para sobrevivir ya sea o no parte el equipaje que originalmente veniamos cargando, decidí abrir la segunda ampolleta de medicina y me dispuse a verter el contenido de todo el frasco en la garganta de mi acompañante. Después de llevar a cabo esta última acción, una vez más, Nicolhail se recuperó ligeramente y esta vez incluso pudo recuperar la conciencia por completo,al menos hasta que sacudió la cabeza un par de veces de un lado a otro, despues de eso, me observó fijamente y dijo.- Tenemos que irnos de aquí, podría haber más.-  Apenas y finalizó con su oración y se desmayó nuevamente sin mostrar un cambio definitivo, la herida en su abdomen seguía abierta pero ya no tenía tanta sangre saliendo de ella, parecía que al menos no le dieron a alguna arteria u organo importante.

Fennek El IlusionistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora