Jinyoung abrió sus ojos horas más tarde, su cabeza dolía y se encontraba aturdido al punto de no recordar donde estaba.
—Esta no es mi casa... —Murmuró él en su idioma natal estirando sus brazos, su cabeza dolía a montones.
Notó un peculiar y agradable calor a su lado, y talló sus ojos, se trataba de Kunpimook con su espalda pegada a su pecho, él también se encontraba despierto y observaba las fotografías de su cámara, y entonces, los huecos en su memoria comenzaron a ser llenados poco a poco.
—¿Despertaste? Pensé que dormirías un buen rato. —Murmuró Kunpimook, dejando a un lado la cámara para encararle.
—¿Qué hora es? —Preguntó él, sentándose en la cama.
Kunpimook alcanzó su móvil en la mesa de noche para leer la hora. — 7:13 —Respondió, dejando nuevamente el aparato en su lugar.
—¿No has dormido nada? —Interrogó con curiosidad, notando las prominentes ojeras del tailandés, quien sonrió apenado.
—No he dormido... Tus ronquidos son algo fuertes.
Jinyoung estaba avergonzado por el comentario, y mordió el interior de su mejilla mientras se ponía de pie. —Lo siento... Voy a dejarte descansar.
—¡No! —Pidió de inmediato el pelirrojo. —No quiero eso, me gusta tu compañía.
—Pero... No has podido dormir por mi culpa, además es temprano, puedo ir a casa y descansar también antes del trabajo.
Kunpimook se acercó al borde de la cama, observándole a los ojos preguntó. —¿Tú quieres irte?
El coreano dudó en su respuesta, pero al final de cuentas fue sincero con un gesto, no quería irse.
—Entonces quédate. —Pidió Kunpimook, tomando de su mano para atraerle de nuevo a la cama. Los chicos se acostaron, esta vez quedando frente al otro mientras que el tailandés acariciaba los cabellos negros del otro con calma. —Me gustan demasiado tus fotos.
—Lo has mencionado muchas veces ya. —Recordó Jinyoung cerrando sus ojos, la caricia era tan dulce, tan sutil...
—Lo sé. —Susurró él. —Sin embargo, me gusta recordártelo. Tienes talento.
—¿Sabes? —Preguntó el coreano, a lo que su acompañante negó. — ¿Recuerdas cuándo estuvimos en el palacio? Cuando hablamos sobre nuestro pasado, nuestros sueños y miedos... —Esta vez Kunpimook asintió con una sonrisa, aunque Jinyoung no pudiera notarlo por tener los ojos cerrados. — Te conté que quería tener mi propio restaurante, y que llevo una vida simple para ahorrar tanto como pueda y lograr mi sueño antes de los treinta... —Kunpimook volvió asentir, lo recordaba aún. —No te conté el concepto.
—¿Tienes uno? —El tailandés, interesado, detuvo las caricias un momento para escucharle mientras apoyaba su mano sobre su pecho.
—Quiero que sea una galería de arte, con mis fotos y mi comida. —Contó Jinyoung, abriendo sus ojos. — Suena lujoso ¿No? Quiero que sea todo lo contrario, en un barrio sencillo, con un ambiente acogedor...
Kunpimook escuchó la idea con una sonrisa, le parecía algo maravilloso. Besó su frente por unos segundos y apretó su pecho ligeramente. —Eso suena fantástico, espero ser tu primer cliente.
Jinyoung sonrió, y en un dulce abrazo lo mantuvo contra su pecho. El pelirrojo ya había olvidado cuantas horas llevaba despierto, intentaba resistirse, pero su cuerpo estaba agotado y el coreano lo sabía, y entre cariños, besos y susurros logró que quedara dormido encima suyo, escuchando los latidos de su corazón y siendo arrullado por su respiración.
El pelinegro no podría estar más que encantado con la vista, la belleza del joven era inigualable, sus cabellos rojos estaban revueltos, revelando la inocente raíz negra que comenzaba a crecer, sus ojos estaban hinchados y ojerosos producto del cansancio, y aún así seguía luciendo hermosos a sus ojos, sus labios redondos les invitaban a besarles, pero no se atrevía hacerlo, él quería disfrutar de la calma que le generaba verle descansar en sus brazos.
—Lindo. —Susurró, deslizando sus largos dedos entre su cabellera a la vez que su otra mano alcanzaba su cámara y tomaba fotos del dormido chico.
No sabía lo que sentía por Kunpimook, y es que hablar de amor era ridículo, apenas se conocían, sin embargo, la atracción era evidente. Jinyoung nunca había dudado de su sexualidad hasta ese momento, en el pasado no se planteó ni una sola vez su gusto por las féminas, y es que, incluso en ese instante al pensar en ellas seguía encontrando belleza en ellas a igual que atracción sexual... Lo que sentía con el tailandés no estaba lejos, tan solo con un diminuto detalle: las ganas inmensas de abrazarles y no soltarle.
El miedo recorrió su cuerpo, cuando minutos atrás le contaba su aspiración y se imaginaba junto a él... Lo imaginaba en la cocina de su restaurante, lo imaginaba colgando sus fotografías junto a él y tomando su mano hacia el futuro. Y eso... Eso era aterrador.
No le aterraba el hecho de que Kunpimook sea un hombre, porque, aunque fue criado en un estricto orfanato católico, él nunca encontró pecado en dos personas que decidieran amarse, entonces ¿Por qué estaba tan asustado al respecto? ¿Se debía a su primer amor?
Años atrás, en los tiempos de su juventud, se había enamorado de una joven de su escuela. Tenía el pelo negro a sus hombros y grandes ojos, le gustaba escucharla hablar y compartir sus recetas con ella. Fue su primer y único amor. Su corazón solía doler al recordarla y en como resultaron las cosas entre ellos, pero hacía ya años que su recuerdo no se asentaba en su memoria, hasta ese día, y siendo honesto... No sentía nada más que nostalgia.
¿Será que comenzaba a sentir cosas por el alocado chef?
👨🍳PRÓXIMO CAPÍTULO: 26 DE AGOSTO👨🍳
Solo quedan dos capítulos para finalizar :) y respecto al nuevo ff, ya solo me queda escribir el epílogo, lo publicaré apenas termine de publicar este y me voy a dedicar a terminar el jackgyeom, a ver si lo publico en diciembre.
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Una noche en París ; jinbam
FanfictionPark Jinyoung es un hombre sencillo lleno de sueños. Toda su vida se había concentrado en lograr sus objetivos y nada más, su infancia llena de soledad le enseñó amar el silencio y refugiar sus sentimientos en la cocina. Todo cambio la noche que el...