Parte 4

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Habían pasado once años y todo estaba bien hasta que Alberto comenzó a llegar tarde en las noches. Se quedaba horas eternas en el baño y cuando salía, su actitud era irreconocible. Podía apostar que se le había metido el mismo diablo. Comencé a suplicar en las noches a Dios.
Isabel: "Dios, llévame donde están todas sus porquerías. Soy una mujer con dos hijos, me rompería el alma que mi esposo esté en malos pasos."
La noche siguiente miré debajo del colchón y vi la marihuana, el "crack" y múltiples drogas que estaban mezcladas. Lo esperé largas horas en el sofá con aquellas cuatro paredes que parecían tenerme loca al escuchar una y otra vez "Isabel este es el momento en que tienes que tomar tus cosas e irte"
...pero yo no hacía caso. Me puse ansiosa, tenía temor que le pasara algo pero segundos después llegó. Escuché como él murmuraba mientras abría la puerta de un sopetón, entró y ningún gesto hizo al verme despierta esperándolo. Él fue directo a su colchón y gritó con furia.
Alberto: "!¿Isabel REBUSCASTE EN MI COSAS?!"
Yo asentí y a los pocos minutos me encontraba en el piso empapada de sangre. Mi esposo me había pegado por primera vez. Las gotas de sangre parecían no tener fin. Los gritos e insultos que salían de su boca eran tan dolorosos que hubiera preferido morir en el acto que escuchar eso del que era el amor de mi vida. Cuando vi a lo lejos que él se fue, me paré y me recosté en mi cama donde mi almohada era la única que limpiaba mis lagrimones.

El verdadero infierno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora