3. Habitación 314

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Un autobús recogió a todos los chicos que iban a participar en el programa a la salida del aeropuerto. Hugo y Eva dejaron sus maletas y entraron al vehículo.
-¿Huco Cobo y Eva Barreiro?
Desde uno de los asientos del final, una chica les llamó.
-¿Eres Nia Correia? -dijo Eva.
-La misma. De la facultad.
Los dos chicos se miraron con cara de circunstancia.
-No sabía que os habíais presentado a las audiciones.
-Pues ya ves que sí -contestó Eva cortante, al tiempo que se cruzaba de brazos.
Nia bajó la cabeza y resopló.
-Oye, yo ya sé que nosotros no empezamos con muy buen pie, que no éramos muy amigos en Madrid. Fui un poco gilipollas, la verdad.
Hugo y Eva se mantuvieron en silencio.
-Pero creo que podría ser diferente ahora. Si me dais la oportunidad, claro...
Hugo sonrió.
-No pasa nada. Hablaremos.
-Genial.
Hugo y Eva se sentaron dos filas por delante del asiento de Nia.
-Lo de Rafa fue una putada, pero seguro que es maja.
-Que ya lo sé, hombre -respondió Eva, y se tumbó en el hombro de Hugo.

La residencia en la que se iban a alojar quedaba muy lejos del aeropuerto, prácticamente al otro lado de la ciudad, y Eva durmió casi todo el trayecto. Cuando el autobús se detuvo, el chico le apretó el brazo a Eva con suavidad para despertarla.
-Eva, despierta, que ya hemos llegado.
Eva se estiró. La directora del programa, Noemí, les explicó la programación de la tarde para que se organizasen.
-Os dejaremos toda la tarde libre para que os instaléis. En la recepción os darán las llaves de vuestras habitaciones, ya sabéis que son de 2 o de 3 personas. A las nueve y media bajad al comedor, cenaremos todos juntos y os explicaré cómo va a funcionar esto a partir de mañana.
Hugo y Eva bajaron del autobús, cogieron sus maletas y entraron en el edificio que sería su casa los próximos 3 meses. El hall era amplio, y la mesa de recepción se encontraba a la izquierda de la entrada. Detrás, las escaleras, que llevaban a las plantas de las habitaciones.
-Buenos días. ¿Habitación de 2?
-Sí por favor.
-¿Nombres?
-Víctor Hugo Cobo Cobos y Eva María Barreiro García.
-Muy bien. Aquí tenéis, chicos.
La recepcionista les dio la llave de su habitación.
-La 314. Yo me llamo Clara. Os acostumbraréis a verme por aquí.
-Muchas gracias -respondieron al unísono.
-Que disfrutéis.
Cada planta contaba con lavabos comunes que estaban a la derecha nada más salir del ascensor. Y justo a la izquierda, la habitación de Hugo y Eva.
-Mira qué suerte. Tenemos los baños pegados a la habitación.
Eva introdujo la llave en la puerta y entraron en la habitación. Nada más entrar, en las paredes del pasillo, se encontraban los armarios. Después se abría un espacio amplio, con dos camas individuales, separadas por las mesillas de noche. En frente había una mesa grande de estudio, y en la zona alta de la pared, una tele.
-Me dispongo a hacer el primer cambio en la habitación -comentó Hugo.
Eva, que estaba comprobando los armarios, se asomó por la pared del pasillo. Hugo quitó las mesillas y empujó una de las camas hacia el centro de la habitación.
-Ayúdame, ¿no?
Eva empujó la otra cama, de forma que quedaron juntas en el centro. La chica se tiró a la cama y Hugo se tumbó a su lado, y comenzó a hacerla cosquillas en la tripa.
-¡Para Hugo!
Eva le dio a Hugo un manotazo para que parase.
-¡Hala, qué bruta!
-Quejica.

Ni Hoy Ni NuncaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora