6. Diez minutos

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Hugo salió de la ducha con la toalla sujetada en la cintura.
-Déjame una camiseta.
-Cógela de mi armario.
-¿Cuál?
-La que quieras.
Hugo se encogió de hombros y rebuscó entre la ropa de Eva.
-¿Esta puedo? -preguntó mostrándole una camiseta ancha y gris.
-Sí. Con los pantalones negros que tienes aquí.
-¿Aquí dónde?
-Encima de la silla.
-Hija, muévete, ¿no?
-¿Yo qué me voy a mover? Búscate la ropa tú solo, fillo.
Hugo entró en la habitación y cogió los pantalones que Eva le había dicho.
-No empieces a dejar la ropa tirada por ahí, Hugo. Cuando te la quites la metes en el cubo, que para eso está.
-Vale, vale...
-No te enfades, ¿eh?
-No, si no me he enfadado.
Eva, que estaba tumbada en la cama mirando el móvil, levantó la vista.
-¿Seguro?
-Que sí.
-Vaale.
Él se terminó de vestir y se quedó mirando a Eva.
-¿Qué? -preguntó la chica cuando se dio cuenta de que la estaba observando.
Hugo se tiró encima de Eva.
-Ay, quita Hugo, que pesas mucho...
Hugo le dio un beso en la frente y se tumbó a su lado.
-No empieces a decirme lo que tengo que hacer.
-No te he dicho nada, solo que recojas la ropa.
-Vale, vale, perdón.
Eva sonrió y le dio un beso a Hugo en el cuello.
-Tengo un sueño... -comentó Hugo.
-Y yo, yo también. He dormido fatal hoy.
-Anda, ¿no me digas?
Eva se rio.
-Eres un idiota.
Le cogió la cara y le besó. Hugo se volvió a tumbar encima de Eva; la acarició el pelo y ella le cogió por la cintura.
De repente, llamaron a la puerta.
-¡Chicos, en diez minutos empieza la primera clase! ¿Ya estáis preparados?
-Sí, Noemí.
-Recordad que son en el edificio de aquí en frente, cruzando el puente -les explicó Noemí a través de la puerta.
-Sí, lo sabemos. Ya bajamos.
-Venga, tira -Eva apartó a Hugo y se incorporó, pero él la cogió del brazo y tiró de ella.
-Ha dicho diez minutos.
Eva sonrió y negó con la cabeza. Hugo se mordió el labio y se sentó al lado de Eva. La cogió del cuello y comenzó a besarla. Ella metió las manos por debajo de la camiseta que llevaba Hugo y le acarició la espalda con las uñas.
-¡Eh! ¿Estáis aquí?
-Me cago en la puta tío -dijo Hugo separándose de Eva.
-¿Es Nia? -susurró la chica.
-Creo que sí.
-No me lo puedo creer.
Hugo se colocó el pelo y se levantó a abrir la puerta.
-Perdonad, ¿os molesto?
-Em... bueno, no. ¿Querías algo?
-Solo saber si aún estabais aquí, para bajar con vosotros. He visto que nos tocaba la misma clase.
-Ah, sí, sí, nosotros también lo hemos visto.
Eva, que estaba escuchando todo desde la cama, dejó escapar una pequeña carcajada.
-¿Entonces venís?
-Si quieres ve bajando y espéranos en la recepción.
-¡Genial!
Nia pareció quedarse conforme y se marchó escaleras abajo. Hugo cerró la puerta de la habitación, atravesó el pasillo y vio a Eva reírse tirada en la cama.
-¿Y tú de qué te ríes? Tonta del culo...

Ni Hoy Ni NuncaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora