7. Tarde de playa

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La mañana transcurrió con normalidad. Hugo y Eva asistieron a las clases que tenían programadas, las cuales finalizaban a la una y media del mediodía.
-¿Salimos a comer a algún sitio? -propuso Hugo.
-¿Vamos a la playa? No tenemos más clases por hoy.
-Pues vamos. ¿Se lo decimos a estos dos?
-Em... como veas.
-Si no te apetece nada. Yo encantado de que vayamos los dos solos.
-Lo que tú quieras Hugo.
-Yo lo decía por ser majo y eso.
-Pues pregúntales.
Eva comenzó a subir las escaleras.
-¿A dónde vas?
-¿A cambiarme, a lo mejor?
Hugo pensó en subir detrás de ella, pero decidió dejarle su espacio. Estaba algo agobiada por todo lo que tenía que ver con el programa, y Hugo sabía que le gustaba estar sola cuando se sentía así.
Pensó en ir a comentarles el plan a Bruno y a Jesús, pero después decidió que no iba a hacerlo. Sabía que Eva prefería que fuese así.

-Te traje también tus bañadores, y la toalla. Eva entró en el coche de Hugo, el cual estaba esperándola en la puerta de la residencia.
Hugo le dio un beso en la mejilla en forma de agradecimiento y arrancó.
-¿No te parece que ha pasado muchísimo tiempo desde la primera vez que me monté en tu coche?
-Hombre, han pasado casi nueve meses.
-Eso no es nada. Yo tengo la sensación de que fue hace más.
-Es que han pasado tantas cosas.
-Ya. ¿Qué fuerte, eh?
-Pues ya lo ves.
Hugo aparcó en el paseo marítimo y los dos bajaron de la mano hasta la playa. La tarde se les pasó volando y, cuando quisieron darse cuenta, ya estaba a punto de anochecer. Hugo salió del mar y cogió una toalla para secarse el pelo.
-Deberíamos volver.
-Sí, además, estoy agotada. El viaje, las clases... aún me falta por recuperar.
Eva bostezó y se tumbó en la arena. Hugo se arrodilló y se tumbó encima de Eva.
-¡Hugo, hombre, que estás empapado!
Él se rio a carcajadas. Eva le miró y rodó los ojos.
-Vamos, levanta.
-No.
-¡Levanta!
-No.
-¡Hugo!
-Dime -dijo imitando el acento gallego que le había salido a Eva.
-¡Que yo no hablo así!
-Sí hablas así -dijo imitándola de nuevo.
Eva giró la cabeza hacia un lado para evitar mirar a Hugo, y él se levantó.
-¡Mira cómo me pusiste la camiseta!
Hugo le mostró a Eva una media sonrisa y la cogió de la cintura para darle un beso.
-Vámonos, anda.
Hugo se agachó para coger la mochila, la sacudió y se la puso al hombro. Rodeó a Eva con el brazo y ella le cogió por la cintura.
-Podríamos volver mañana.
-Volvemos cuando tú quieras.

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⏰ Última actualización: Sep 02, 2020 ⏰

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