02.- Fantasmas

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Fantasmas

Hinata Hyuga solía quedarse encerrada en su habitación.

Esto había pasado una semana después de anunciarse su compromiso con Naruto Namikaze, hijo del shogun, Minato Namikaze, quien era el Seitō Taishōgun, es decir, comandante en jefe para la pacificación del Este, que incluía las tierras del Daimyo Hiashi Hyuga, un samurái experimentado que había ascendido por sus grandes habilidades y su cercanía con el clan Namikaze.

Ambos jóvenes se amaban con locura, siendo amigos desde niños y despertando sentimientos a los 17 años, cuando Naruto se fue a pelear durante el último año de la guerra Ōnin, en 1478, ante la preocupación de la joven Hinata, quien juró que lo esperaría.

Terminada la guerra, por fin el joven Namikaze había regresado y, después de ver a su padre, fue a buscar a su novia Hinata, para ir con el padre de la joven y pedir la bendición para unirse en matrimonio.

El Daimyo Hiashi Hyuga no podía estar más feliz con la decisión tomada por ambos jóvenes, así que, rápidamente, comenzó con los preparativos de la boda.

Pero, como se dijo al principio, Hinata se había quedado encerrada en su habitación a la semana siguiente.

El motivo: Las envidias.

Naruto era un gran prospecto para matrimonio, muchas personas quisieron acercarse a Minato para proponer a sus hijas en matrimonio. Pero el rubio los rechazaba, alegando sobre la felicidad de su hijo.

Pero esto no detuvo a las jóvenes que sí querían casarse con el rubio, durante unas reuniones entre los Daimyo y el Shogun, la joven Hyuga recibía ataques de las celosas chicas, derramar sake en su kimono, arruinar su maquillaje, arrojarla a un estanque. Mientras los ataques verbales no se hicieron esperar.

-Naruto no pudo aceptarme a mí, pero sí a esa ojos raros- escuchó decir a la hija del Daimyo del clan Moryo, Shion.

-Seguro esa prostituta lo enganchó, maldita- decía la hija del Daimyo Inoichi Yamanaka.

Más y más comentarios hirientes, junto con las burlas y las bromas crueles, asustaron a la joven Hinata, quien decidió esconderse en su habitación.

No abría a nadie, ni siquiera a su prometido.

Tantas veces le habían hecho burla por su físico, que llegó a creerse lo que le habían dicho.

No había poder humano que la sacara de su habitación, mucho menos del error que ella cometía, creyendo esas mentiras sobre su físico.

Extrañamente, una era de oscuridad llegó para el shogunato de Minato, no bélica, literal, el sol se había ocultado tras las nubes, dejando el mundo en tinieblas.

Los cultivos de arroz comenzaban a morir por la falta de luz solar, y los alimentos escaseaban.

La alegría de las personas se había desvanecido, y el territorio de Hyuga, que antes era próspero, comenzó a sumirse en el caos.

Las más ancianas de la región comenzaron a atribuir al comportamiento aislado de la Hyuga con la situación actual del territorio de Minato y que, para lograr devolver todo a la normalidad, ella tenía que salir y sonreír nuevamente.

Pero era imposible hacerla salir, estaba muy asustada de las chicas que le habían insultado.

Hasta que, un día, Hinata vio una anciana entrando en su habitación.

La anciana poseía una vestimenta de sacerdotisa. Con el bastón con cascabeles y listones en una mano, y un abanico blanco con un círculo rojo al centro.

-Dije que no quería recibir a nadie- dijo Hinata con brusquedad.

-Yo decidí pasar, mi niña, ¿por qué te has encerrado en casa?- preguntó la anciana mirándola con ternura.

-Porque no soy lo suficientemente bonita para mi prometido, ni para el mundo, por eso me he encerrado, no quiero que la gente vea este rostro y estos ojos otra vez- dijo la joven.

-Mi niña, eres hermosa, ¿por qué no tienes un espejo aquí?- preguntó la anciana.

-Me daba miedo verme frente a él, no quiero verme, no quiero que nadie me vea- dijo la Hyuga entre sollozos.

-Mi niña, eres una belleza, eso siempre debes tenerlo claro- dijo la anciana metiendo su mano en su traje.- Cuando una niña que cuidaba sentía lo mismo, le hice que se mirara en este espejo, ella lo hizo, y se sorprendió de lo hermosa que era, que se merecía todo el cariño del mundo, y que su sonrisa no era algo que ocultar- dijo la anciana con aquel espejo en mano.

Hinata Hyuga tomó el espejo mientras la anciana miraba con una cálida sonrisa.

Su eso era cierto, ella no tendría nada que temer, y era seguro, ella merecería la gloria del mundo.

Se vio al espejo, que subía lentamente, mostrando en el cristal su cabello, luego sus hermosos y singulares ojos perlados, finalmente todo el rostro apareció frente a ella.

Y sonrió.

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Salió de su casa, con una sonrisa radiante, la mejor sonrisa en el este de Japón.

Y con su sonrisa, las nubes negras se desvanecieron lentamente, para dar paso a los primeros rayos de sol en mucho tiempo.

Las personas salieron de sus casas, sorprendidas con el extraño fenómeno.

Todas las personas vieron a la hija del Daimyo con una sonrisa en su rostro, y todas ellas sonrieron también.

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Hinata entró de nuevo a su casa, buscando a la anciana que le había hablado sobre su belleza.

-Natsu, ¿no viste a una honorable sacerdotisa?, ya tenía una edad avanzada- preguntó Hinata a su nana.

-No, mi niña Hinata.

-Pero si ustedes dejaron que entrara a mi habitación...

-No sabemos de qué nos habla, señorita Hinata...

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Hinata fue corriendo asustada para contarle a Naruto lo que había pasado.

Le contó de la anciana, de su belleza, y de todo lo que había pasado.

-¿Sabes, cariño?- dijo Naruto con seriedad.- Hace mucho tiempo, en todo el mundo, el sol se ocultó, un guerrero había insultado a su hermana, llamándola fea, y mil cosas terribles, que hizo que ella se ocultara en una cueva y decidiera no salir.

-¿Tal y como...?

-Sí, pequeña Hina, tal como tú, se aisló del mundo, y este mundo fue pereciendo, hasta que una sacerdotisa le mostró un espejo.

-¿Hablas de la historia de...?

-Sí, la historia de Ama no Uzume, la sacerdotisa que hizo que Amaterasu, la diosa del sol, saliera de la caverna donde se ocultaba.

Y la abrazó con ternura, mientras derramaba un par de lágrimas.

-Y yo creí que perdería a mi sol, Hinata.

Mes NaruHinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora