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Íbamos en la limusina hablando de cualquier cosa.

-Horacio, vamos a tomarnos un vodka a su casa.

-No tengo vodka, ¡pero es que estoy quemadisimo de la vida! ¿Dónde venden Volko..? hay Volkov, ¿dónde venden vodka?- Conway, Greco y yo reímos, pero Volkov no.

-¿Cómo qué Volkov?- Dice él

-¿Dónde venden a Volkov? ya te lo digo yo, en la calle- responde Conway.

-¡Volkov, suéltese un día! ¡Nico nico ni!

-¿Qué cojones?- responde Volkov riéndose.

-¿Qué coño?- dice el super.

-¿Qué les han dado en los canapés ahí dentro?- dice esta vez Greco.

-Pero, pero.... uhh, ¿Ha bebido algo Horacio?

-¿Yo? no.

Empezaron a contar como tuvieron que echar de la sala a la chica que imitó a un dinosario, y ellos también empezaron a imitarlo "rawr".

Llegamos por fin al edificio en el que Volkov y yo vivimos.

-Bueno, yo me voy a mi casa. Volkov vivimos juntos ¿lo sabes?- pregunto.

-Nos tomamos un vodka aquí todos juntos ¿no?- comenta Volkov.

-¿Tenéis vodka o algo?- digo esta vez yo.

-Enróllate anda.- dice Conway.

-Yo solo tengo whisky.- digo.

-Paga Volkov, ¿A qué si?- dice el super.

-¿Cómo qué paga Volkov?- dice, obviamente, el dueño de ese nombre.

-Claro, como rompes corazones pagas tu.- Responde Conway, en la limusina habíamos estado hablando de la canción que Paola le había dedicado a Volkov. Él aclaró que no tenían nada, y que él no quería nada, que todo fue una película que se montó Paola en su cabeza.

-Tu vives aquí Volkov, tienes algo ¿no?- digo cambiando el rumbo de la conversación, aunque no mucho la verdad.

-Si, yo tengo vodka, no os preocupéis.

-Pues vamos a tu casa.- digo.

Volkov nos abre la puerta principal y nos lleva hasta su apartamento, llegamos a casa de Volkov, dispuestos a emborracharnos, o eso creo.

-Que mierda de casa.- dice Conway.

-¿Cómo que mierda?- responde Volkov.

-Yo creo que vivo un piso por encima de este.- Sigo con la conversación.

-¿El treinta? creo que ese es más caro que este.

-Si, creo que es el treinta.

-Volkov, espabila. Tráenos la bebida.- Dice Conway

Vamos hacia la sala de la casa de Volkov, y, como buena costumbre que tengo, escupo en el suelo.

-Horacio, ¿Qué cojones haces?- pregunta Greco.

-Pues escupir, es mi costumbre.

-Horacio, ¿Qué cojones?- dice, esta vez, el dueño de la casa.

-No se de que se sorprenden, Horacio siempre hace esto.- defiende el superintendente.

-O sea, usted llega a su casa y escupe en el suelo.- dice Volkov todavía sin creérselo

-Exacto, y luego lo limpio.

-Pues, ¿por qué no procede a hacer ese paso?

-Vale, pero después de beber ¿no?

-De acuerdo.

Horacio, Los Santos - Volkacio -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora