Capítulo 4

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Arthur se levantó sin saber dónde estaba, intentaba recordar que había hecho en la noche pasada, estaba acostado en el sofá, poco a poco recordaba cómo había llegado a esa situación. Primero que todo se levantó para hacer de desayuno, no solo para él, tenía que recordarlo, también estaba cuidando de otra persona, segundo se acordaba de que Verónica se había caído del sofá entonces prefirió cambiar los tendidos de la cama para que ella pudiera dormir mejor en un espacio más grande.
Después de terminar los huevos revueltos para el desayuno les echó salsa de tomate a los suyos y fue a despertar a Verónica quien aún estaba dormida en una posición un tanto extraña, Arthur no puso mucho cuidado e intentó despertarla, pero ella estaba murmurando algo que no se entendía, Arthur se acercó un poco para saber qué estaba diciendo; se podía entender pequeñas cosas.
—… Erika, no… Dulce… no llores más… no, ¡no más! —al pronunciar las últimas palabras un poco más fuerte, Verónica se despertó y vio directamente la cara de preocupación de Arthur, le dio pena, se sonrojó y le salieron unas pocas lágrimas. —Buen día señor—Intentando darle una sonrisa alegre, pero Arthur sabía que era falsa, eso lo ponía aún más triste de la actitud de la pequeña niña.
—Acabó de hacer desayuno, ¿vienes? —le preguntó con la mano abierta para que ella la cogiera, Verónica se la dio y la ayudo a levantarse, Arthur se dio cuenta que la posición con la que durmió Verónica no había sido la mejor, se estaba sobando el cuello, él sonrió, pero no lo mostro a Verónica para que no le preguntara. Se sentaron a desayunar, sin embargo, ella se quedó viendo los huevos sin comer.
—¿Está todo bien? ¿no te gustan los huevos? —Preguntó un poco preocupado.
—No es eso, solo que…—Verónica se quedó un poco callada—también quiero esa salsa que tienes en tu desayuno. —se apeno un poco, pero esto hizo sonreír a Arthur, así que se levantó y sacó de la nevera un tarro de salsa de tomate y se la echó encima preguntándole si así estaba bien, el cual ella respondió que sí.
—sabes varias cosas, entonces nunca estuviste encerrada…—Arthur se dio cuenta que no era momento de hablar de eso, vio como Verónica hacía esfuerzo para pasar el desayuno.
—no… nací en una casa construida con diferentes tipos de madera, no eran iguales—se mandó un bocado de huevo con tomate que ya no le sabía bien—éramos muchos niños para ellos dos—“se referirá a sus padres, me imagino” —me gustaba salir a buscar en los árboles frutas y alimentarlos a ellos, yo era su líder, siempre me escapaba y veía la televisión de la gente de al lado, aprendía palabras y diferentes cosas, hasta que…—no podía hablar, la voz se le atoraba en su garganta—a esas dos personas se les ocurrió la idea de vendernos, primero se llevaron a los más pequeños y nos dejaron a las niñas aparte, pues íbamos a otro lado—Arthur no se sentía para nada bien.
Verónica siguió hablando, viendo la cara cada vez más triste de Arthur—un hombre delgado y un poco fuerte fue el que llegó a llevarnos a todas nosotras, nos cogió y nos metió dentro de un camión, y su cara no daba ninguna expresión, daba un poco de miedo—sabía qué hace mucho no comía eso, cogió una gran cucharada y se la metió en la boca pero el sabor se ponía peor—llegamos a un tipo de hospital abandonado, nos pusieron ehhhh una detrás de otra.
—En fila—aclaró Arthur con la voz más desanimada.
—¡Eso! Y un tipo raro con bata nos hizo desnudar, tocaba todas nuestras partes, hasta nos miraba por donde orinamos y hacemos popo—esto sorprendió a Arthur, apretó los puños y al igual a Verónica, los huevos con salsa de tomate no sabían mejor—luego nos metieron en un cuarto, donde habían más niñas, algunas lloraban, otras ni se movían pero tenían los ojos abiertos, yo me sentía extraña pero no podía llorar y tampoco sentirme mal, así que intente animarlas pero me ganó una niña que era mucho más alegre que las demás y siempre quería ser la líder—Verónica miró el plato y lo aparto, ya no era lo mismo—cada tiempo se llevaban una niña y no la volvían a traer pero la niña que quería ser nuestra líder no se dejaba llevar y pensaba que nos llevaban a un mejor lugar, creo que era muy pequeñita cuando la llevaron al hospital porque no sabía cómo se llamaba, todas concordamos en ponerle Dulce porque siempre alegraba a las niñas que llegaban nuevas al hospital—“Dulce, es una niña lo que estaba murmurando Verónica” apoyó su cabeza en su brazo mientras miraba la cara de Verónica.
Arthur se levantó y cogió los dos platos, los llevo a la cocina, Verónica le agradeció y esperó a que volviera para seguir contándole. Arthur se sentó y le dio una sonrisa de confianza, Arthur pensó en cogerle la mano, pero no creo que ella se sintiera bien.
—Un día, queríamos saber qué estaban haciendo con las niñas, iba a salir pero Dulce no me quería dejar salir, entonces decidió acompañarme y yo acepté…—lagrimas empezaban a bordar sus ojos y a ponerlos más brillantes—creíamos que era de noche porque lo poco que se podía ver por las ventanas tapadas de madera estaba oscuro, llegamos a una sala donde habían muchas camillas tapadas… Dulce, yo ehhh queríamos saber que había bajo las mantas, no había nadie, prendimos las luces, escuche voces afuera, me asusté y le dije a Dulce que nos fuéramos, que alguien venia pero ella destapo una camilla, era una de las niñas que vivía conmigo antes del hospital, Dulces no se movía yo…— se puso a llorar por el recuerdo de la imagen de la niña que tanto la acompañaba a bajar frutas de los árboles y siempre le brindaba esa sonrisa de confianza a diferencia como se veía en la camilla, de un color gris, en su cara horror y miedo, con unas partes del cuerpo que ni se veían por el color de la sangre tan oscura—Dulce solo empezó a sonreír y reír un poco, me asuste aún peor… la jalé del brazo y alcanzamos llegar al cuarto antes de que se dieran cuenta, los días después— se limpiaba las lágrimas con su brazo—Dulce no era la misma de siempre, cuando todas le hablaban ella se encerraba en sus piernas y brazos, la intentaba animar pero siempre me daba esa risa extraña, intenté hacer lo que pude pero las niñas en el cuarto más lloraban y el lugar se sentía tan oscuro, que…—no podía decir nada, la saliva en su garganta no la dejaba hablar.
—Tranquila Verónica, no te pongas así— Arthur no quería acercarse para no asustarla—va a estar todo bien, vamos a solucionarlo—se arrodilló al lado de ella con lágrimas en los ojos, pero aguantándose las ganas de llorar—que tal si salimos un rato y olvidamos esto.
Verónica le jaló la manga varias veces, él se quedó mirando—si todo va a estar bien, quiero ver a Dulce y abrazarla, la necesito.
Esto hizo sentir aún peor a Arthur, la rabia, la tristeza se le combinó y no sabía qué decir—salgo ya, ¿vale? Caminemos un rato y damos una vuelta y miramos que hacer—se levantó y fue a su cuarto donde ahora duerme Verónica, saco el peluche y se lo entregó a ella—toma a Guts ponte lo que te trajo Elizabeth y salimos—al terminar de darle esas instrucciones se fue al baño y se encerró, se sentó en el piso y se quedó mirando en la nada mientras pensaba en que esto no podía ser realidad, su pecho le apretaba, no se había sentido así hace demasiado tiempo. Después de unos minutos le tocaron la puerta del baño.
—ya… ya estoy lista—dijo Verónica, eso hizo cambiar de pensamiento a Arthur, se levantó y se empeñó a mejorar y a ser fuerte por Verónica, salió del baño y le sonrió a la niña a lo cual la niña hizo lo mismo, salieron del piso y bajaron las escaleras, salieron del edificio. Arthur aún pensaba en la vida dura de Verónica y quería hacer algo, se sentía tan impotente de no poder mejorar algo.
Llegaron a un parque en el cual Verónica sonrió un poco y se adelantó con Guts en la mano, Arthur se sentó cerca del parque, mirando a Verónica desde lejos
—¿Tu hija? —preguntó una muchacha al lado de él, llevaba los utensilios para el cuidado de un niño.
—Es mi hermana—sorprendido, pero con una reacción rápida respondió Arthur para que no le molestara.
Ella rio y tapó su boca—tranquilo, no voy a decir nada, ni te conozco—“ella no es mi hija, ya olvídalo de una vez” pensó Arthur —solo quería decirte que tu hija tiene una sonrisa hermosa, ojalá la mantengas así.
El piquete de esas palabras pasó por todo su cuerpo, Arthur fue tan fuerte que agachó la cabeza y de sus ojos salieron lágrimas “carajo, no quiero llorar”, la mujer se sorprendió e intento hacer algo, pero mejor no se metió, por otro lado, Arthur se prometió ayudar a Verónica en todo, no dejar morir más esa sonrisa. No se dejaría rendir y haría lo que ella le pidió, buscar a Dulce.
***
Llegaron al piso y Arthur se sentó frente a su computadora, buscó en los datos de la Interna que aún tenía permiso para entrar, mientras entraba en la pequeña base de datos que tenía permiso, sacó su celular y llamó a Katie quien le contestó a la primera.
—¡Arthur! ¿todo bien? —preguntó Katie angustiada del otro lado del celular.
—Katie, calma, todo está bien, pero necesito otro favor de los muchos que te pido… —pidió Arthur a Katie, mientras veía casos de la trata de niñas que habían rondado en la ciudad, identificando lo más rápido posible donde circulaban esta gente y cómo hacían los negocios, según la base de datos de la Interna.
—Arthur… —respiró profundamente para poder decir las palabras—no quiero que te metas en estos asuntos, sí, estas cuidando a una niña de esto, pero no puedo permitir que te metas más en el asunto por la razón de que no quiero que nada te pase. Además, no puedo ayudarte porque ya saliste de la Interna, serías un muerto más en asuntos que no son tuyos—Katie no podía creer que le había dicho esto a Arthur con tanto tiempo de apoyo entre ellos.
—Te entiendo, pero necesito resolver esto, no por mí y el interés, es por ella Katie, solo quiero dejar todo solucionado y que no tenga miedo de que se la puedan llevar de nuevo, así yo termine metido dentro de una zanja sin vida—las últimas palabras de Arthur fueron fuertes hasta para el mismo, pero quería encontrar a Dulce, no quería ver a Verónica otra vez triste.
—Lo siento Art, no te voy a dejar meter en esto, eso es por lo que volviste a estudiar. No quiero perder a un buen amigo como tú¬—dijo Katie pesando las palabras que había dirigido a Arthur.
—Ahhhh, entiendo lo que dices, pero he pasado por estas… —Arthur le cortó la llamada a Katie, de pronto ella se había quedado hablando sola desde el otro lado.

Arthur se preparó para infiltrarse más a fondo y tener los informes que no lo dejaban ver, iba a hacer un poco difícil pero para eso lo había llamado la Interna, se acomodó en su silla frente a su equipo, abrió unos cuantos lectores de archivos e intento una conexión directa con el sistema de la Interna, pero no había funcionado, durante muchas horas frente al computador con sus manos jugando con lo que tenía al frente, estaba pensando en cómo tener esa conexión tan privada
—Oye.
Una voz delgada lo sacó de sus pensamientos, era Verónica que tenía una cara de preocupación, tal vez por el estado de Arthur de desconcentración del mundo real. Arthur volvió en sí y miró a la pequeña que tenía al frente.
—Dime Vero, ¿algún problema? —le preguntó a la niña, su mente aún estaba en cómo infiltrarse a los datos de la Interna.
—Es que…—se lo pensó Verónica antes de hablar, su confianza no iba a mejorar de un día para otro—Estas extraños, con tu mirada hacia a la nada.
Arthur sonrió, al mismo tiempo que se rascaba la oreja.
—Lo siento Vero, pero es algo qué hago muy seguido cuando empiezo a trabajar, no te preocupes por mi forma de ser—rio dentro de sí y luego miró la hora en el computador, ya había pasado mucho tiempo, un tiempo desperdiciado. Luego se acordó de que ya no estaba solo y no podía aguantar hambre hasta su victoria—¡Vero!
La niña tuvo un respingo por la alteración de las palabras de Arthur, Arthur intentó calmar a la niña para que no se alterara. Arthur sabía que Verónica no le había llamado la atención todo este tiempo por la concentración que tenía y que hasta ahora le había dicho algo por que ahora tenía hambre “carajo, yo aquí metido en esto y Vero con hambre, a veces me paso y me desconcentro de lo que es real… aunque la búsqueda de Candy no sea real…” había vuelto a caer en sus pensamientos, sacudió un poco su cabeza para reaccionar y alejar los pensamientos por ahora.

—¿quieres de comer? —Verónica asintió y Arthur se puso de pie, ya estaba un poco tarde para un almorzar, Arthur pensó “va a ser un almuerzo-cena”, se puso de camino a la cocina, sacó una carne congelada que tenía - “¡ya me acorde! Me habían pasado un código de extensión, podría utilizar y meterme a la Interna…” -y del congelador sacó una bolsa de papas a la francesa congeladas -“la verdadera pregunta es: ¿después de esto me pondrán una multa o me meterán en una celda?”,- la carne la metió a un horno para que se descongelara y luego pensó una salsa de carne -“ya que mierda, voy hacer esto por Verónica , suceda lo que suceda”,- luego recordó que tenía una cebolla en la nevera y la sacó -“aunque sería malo que me metieran en una celda, ¡quien cuidaría de ella?”,- la empezó a cortar y los pequeños pedazos los empezó a poner en la carne, saco el sartén que estaba en los estantes debajo del lava platos- “tengo a Elizabeth, ella cuidaría de la niña y Katie le ayudaría para la escuela mayor o Katie me ayudaría para que redujeran mis sentencias… ¿qué tal la Interna no me siga pagando?”- Arthur puso cara de tristeza al pensar esto, le echó un poco de aceite y prendió la estufa, ya tenía casi todo preparado, sacó otro sartén para las papas, este ya tenía bastante aceite “espere, Acabó de decidir que no iba a pensar más y aquí estoy, ¡agh!” su cara cambió a otra forma, una de enojo con él mismo, puso el sartén con harto aceite en la estufa y destapó el paquete, esperó mientras se calentaba el aceite “jmmm la cuestión es ¿con qué clase de persona me encuentre antes de intentar salvar a Candy?” puso su mano sobre la mesa, apoyándose en esta y miró si el horno ya había terminado su trabajo, pero aún no “¿serán capaces de matarme? Como le dije a Katie y ella a mí, ¿podría perderme?, ya estoy pensando estupideces”, sintió que el aceite ya estaba caliente, cogió las papas “creo que lo mejor es conseguir un arma para ponerme a salvo y que no me maten o debería dejar esto así y no meter…” el aceite salto por las papas congeladas y alcanzó a caerle a Arthur, sacándolo de sus pensamientos, pegó un salto hacia atrás, del otro lado Verónica se sorprendió por la extraña acción de Arthur, se miró si le dejo ampollas pero estaba bien, Arthur pensó en que se lo tenía merecido por pensar eso último y abandonar todo.

Ya los dos estaban en la mesa comiendo, era algo básico, pero Verónica no podía comer mucho o lo podría vomitar, también pensó si la comida podía ser saludable para Verónica.
—te ves raro—dijo Verónica mientras se metía dos papitas a la boca. Arthur la miro fijamente, Verónica se sintió apenada y apartó la mirada un poco sonrojada.
—lo siento Vero, es que he pensado muchas cosas y cómo ayudarte—se disculpó Arthur, dándole una cara sincera y relajada.
Verónica, subió sus pies a la silla y sus rodillas casi tapaban su cara, estaba apenada, “carga, soy una basura más” pensó Verónica, pensó que era una carga innecesaria para Arthur, se sintió tan sola, “¿qué hago aquí?, solo a comerme el alimento de esta persona” aun cogía las papas para comérselas, pero las miraba mientras pensaba, poco a poco perdía el apetito.

—Listo, —dijo Arthur en voz alta, mientras chupaba sus dedos—he terminado de comer y me voy a poner a trabajar, si pongo cara de idiota no te preocupes, es que estoy pensando—le aseguro a Verónica y le dedicó una sonrisa muy sincera, ella se sorprendió, aunque aún pensaba que lo hacía para que ella no se sintiera mal y que aún seguía siendo carga innecesaria.

Arthur se sentó y con su cara de seriedad se preparó para abrir el código y hacer lo necesario “por Verónica”, empezó a codificar, algunas cosas no las entendía, buscaba por web a que se referían y así seguía avanzando.
PAM, golpeó la mesa, lo había logrado, se hubiera levantado de la mesa sino era porque no tenía mucho tiempo a que lo descubrieran, tal vez solo segundo. Entró lo más rápido posible y encontró la carpeta que necesitaba, era bastante información la empezó a descargar, su computadora ya le había avisado que lo habían detectado “¡mierda! Más rápido tostadora, más rápido…” descargo la información y se dirigió a otra carpeta que le podía dar otras bases la empezó a descargar y a mitad, le dio error, lo habían sacado del sistema de datos, Arthur actuó rápido y empezó a cambiar su dirección lo más rápido que podía hacer su tostadora, el sistema que tenía, decía que ya tenía un ochenta por ciento del rastreo de la dirección del computador de él, se empezó a asustar pero su computadora lo logró y se apagó, preparada para reiniciarse.
Arthur se inclinó hacia atrás en su silla y suspiro un poco ficticio, lo había logrado, pero por poco y no hubiera podio hacer nada, estaba inspirado y no quería descansar, llegó a meterse a la carpeta que había descargado, sospechas y datos guardados sobre personas que podían ser peligrosas, y en los otros casos contra menores, pero había quedado menos de la mitad, solo podía mirar algunas cosas.
Arthur, miraba los archivos que tenían relación entre carpetas, a ver si encontraba algo que necesitara y pudiera utilizar, se quedó un rato más, algo le había dado escalofríos, algo impensable y que el mismo no quería imaginar pero ya era tarde para que su imaginación hiciera de las suyas, se trataba de un archivo sobre un restaurante, había sido descartado por lo estúpido que sonaba pero pensaba que no era así y siguió mirando dentro del archivo.

Dia uno de la patrulla alrededor del colegio; se nos informa la desaparición de una menor de edad hace tres días. Según las reglas no se podía llevar a cabo la investigación el mismo día, se tenía que esperar 24 horas para poder hacer el trabajo, al siguiente día la seguridad local nos informa que no han encontrado rastro alguno de la niña, nos comunican ese día que para mañana o sea hoy, tiene que ingresar la Interna para el manejo del caso. Se inicia con las medidas de búsqueda básica de la Interna, mostrando la fotografía de la niña a los habitantes de alrededor del colegio, nos tomó todo el día y no había ninguna información, mientras mi compañero vigilaba la salida del colegio con una persona de seguridad, en la noche no hubo movimiento sospechoso.

Arthur tomó aire, se levantó por un vaso de agua y le dio jugo a Verónica quien estaba rayando un cuaderno de la escuela mayor de Arthur, él la miró un poco preocupado, aún era de importancia para sus estudios, ni siquiera supo de dónde lo agarró y bueno, lo tomó más relajado, no se iba a poner a molestar a una niña pequeña, se volvió a acomodar y dejó su vaso en un lugar seguro donde si se llegaba a regar no le cayera al computador.

Día dos de la patrulla alrededor del colegio; se da paso a las habitantes que aún no habíamos visitado, compañeros de la Interna nos informa que a cuatro cuadras por el sector B3, alguien le pareció sospechoso una persona que llevaba a una niña jalándola, nos acercamos a la casa y mostramos la foto de la niña para saber si era ella; es correcto, la niña la pasaron por esta calle, preguntamos por todo el barrio, algunos no se dieron cuenta o no estaban las demás personas dijeron que se había dirigido al sector B5 4 cuadras de donde estábamos, llegamos y lo único que encontramos era un barrio tranquilo y un restaurante.

“entonces aquí terminan las sospechas de la Interna, ¿el agente no encontró nada más?” se preguntó Arthur, siguió bajando el informe para seguir leyendo.

Preguntamos por la zona B5 si habían notado algo extraño, todos eran posibles sospechosos, al parecer nadie del barrio había notado nada, el restaurante igual, nos dijeron que no había pasado nada, no tenemos una orden para meternos al restaurante, me puse a redactarla para el permiso.

Arthur bajó rápido, al parecer el día tres había sido casi igual.

Día cuatro de la patrulla alrededor del colegio; nos sosteníamos en el sector B5, nada nuevo y todo tranquilo, le informo al director de la Interna que podía ser que todo el barrio estuviera escondiendo la desaparición, el director lo descarta a la primera, nada nuevo para el informe.

“Al parecer nadie le creía al agente, que gran error de todos, voy a hablar con Katie para encontrarlo… sería raro que preguntara por un tipo, ella misma se daría cuenta que me metí en la base de datos, voy a preguntar discretamente” Arthur bajo más. Terminaba en el día nueve, pero había algo curioso en el ocho.

Día ocho de la patrulla alrededor del colegio; hoy fue un día desastroso para el colegio, la Seguridad Nacional y la Interna, en las horas de la mañana mientras estábamos en el sector B5, nos informaron por radio la desaparición de otras dos niñas y la muerte por envenenamiento al hombre de seguridad que habíamos pedido para la vigilancia, salí rápidamente al sector del colegio, no había pasado más de una hora, le dije a mi compañero que se quedara por si veía algo sospechoso y que no actuara solo, no había nada en el colegio, ni indicios de pelea o de movimientos bruscos, la Interna había mandado a sus hombres de criminología, mientras volvía al sector B5.
Al volver al sector, mi compañero Carlos Naranjo había desaparecido y con la ayuda de la Interna no se pudo encontrar en todo el día, dos desapariciones en el colegio de unas menores y la desaparición del agente Carlos W. Naranjo, nada nuevo que agregar.

Día nueve de la patrulla alrededor del colegio; último día del informe, al parecer me van a despedir por perder a mi compañero y dos niñas más, visito otra vez las casas, pero nada nuevo, todos siguen escondiendo algo, último informe.
Ag. Chris Johnson.

Ya estaba un poco tarde, a Arthur le dolían los ojos y se levantó, pasó más de tres horas leyendo los informes y este, sabía que Verónica estaba en la sala al lado de él pero no sintió movimientos en los últimos minutos, cuando volteó a mirar, Verónica se había quedado dormida encima del cuaderno, se acercó y la intento levantar, no era tan fuerte, era una persona un poco delgada, la segunda vez que lo intentó lo pudo lograr y notó que había saliva en todo su cuaderno, no sabía  si reír o sentirse mal, la acostó y colocó a Guts a su lado, Arthur bostezó, ya era momento de dormir y levantarse temprano mañana, tenía que ir hacía el restaurante, se acomodó en el sofá y se preparó para dormir, aunque aún rondaba algo en su mente…

“¡mierda! No sé dónde quedan los sectores y como estaban señalizados” fue lo último que rondo su mente antes de quedar dormido.

Al otro día lo despertó muy temprano el toque de la puerta abrió los ojos y vio a una asustada Verónica a su lado escondiéndose, esto le dio un pequeño salto y la puerta con un golpe fuerte le dio otro, se levantó, como puro programa de comedia se olió y se acercó a la puerta.
—Ya un momento, ¿no se da de cuenta la hora que es? —dijo a la puerta en voz alta, volteó a mirar a Verónica y le dijo en voz baja y con una señal de la mano que se mantuviera callada—Ve al cuarto y no digas nada, ¿vale? —la niña aseguro con su cabeza y se metió al cuarto, se encerró y se metió dentro la cama con Guts en sus brazos.
Arthur abrió la puerta, era Katie con cara de enojada, “¿Cómo rayos hace para subir así?” y detrás de la pared estaba un Ethan sudado y agotado, casi sin respirar, apoyando su espalda en la pared “ahhh ahora todo está resuelto”.
—Hola a los dos ¿Cómo les va?, ¿jugo ET? —habló como si nada hubiera pasado, como si ese grito nadie lo hubiera escuchado el grito, Ethan solo lo miró y cabeceó asintiendo que era de su necesidad.
—Hola Arthur, gracias por la bienvenida detrás de la puerta—Arthur solo rio nerviosamente—tengo que hablar contigo algo serio.
—claro, claro, sigan. Es su casa, ya te sirvo ¿quieres algo Katie? —preguntó+ nervioso a Katie “sabrá que yo fui el que hackeo la Interna, ¡demonios! ¿Qué hago ahora?” se preguntaba mientras sacaba la jarra del jugo.
—No te preocupes, también dame jugo, por favor— se acomodó en la sala como pudo, Katie volteó su silla para que cuando Arthur saliera de la cocina lo pudiera mirar fijamente, estaba preparada para enfrentarlo—bueno Arthur, de lo que te quería contar, ayer cerca del medio día saltó la alarma de infiltración de un cracker, no supimos quién era, pero no pudo hacer mucho pero descubrimos que descargo dos archivos—Arthur salió con dos vasos y una cara de presión que ya conocía  Katie, ya lo tenía donde lo quería—¿sabes que eran esos dos archivos? —Arthur respondió que no, mientras entregaba los vasos—eran casos contra menores y yo conozco un idiota que es bueno crackeando y cuando conoce algo sobre menores los quiere defender a espada y escudo.
Ethan no pudo, se rio y casi bota el jugo que se había tomado, Arthur lo miró con cara de que no lo echara al agua.
—¿de qué hablas Katie? Para crackear la base de datos de la Interna se necesita más que saber de eso, tiene una protección complicada de liberar.
—y ¿Cómo sabes tanto sobre el sistema que tiene la Interna? —lo miró aún más serio.
Ethan se rio—te atraparon—Arthur lo miró como si lo quisiera matar y Ethan volvió a su jugo.
—Es lógico que sepa, trabaje para ustedes—intento tranquilizar la situación Arthur.
—ahhh ya sé, fue el código que te regalo uno de tus compañeros de la escuela mayo, ya me acordé de él—Arthur lo miro decepcionado y se tapó la cara con un gesto que parecía que se limpiara.
—ya veo, Arthur, maldita sea, te lo dije y te lo vuelvo a decir estos peligroso no te metas en esto— Katie se había enojado y ya había mirado con furia a Arthur.
—Tranquila Katie, estamos con él, él sabe que no va a trabajar solo. Además, es algo que le importa mucho, no seas tan dura con él—aseguró Ethan más tranquilo y serio, a veces su actitud cambiaba drásticamente—ya no es un mocoso, él sabe qué hace, pero Arthur, ten cuidado, ya no estás solo ahora esta…—se quedó mirando a todos lados buscando a Verónica—¿y la niña?

Arthur pensó rápido—Verónica está en el cuarto, no sabía que eran ustedes—Verónica salió al escuchar su nombre y miro a Ethan y le sonrió, vio a Katie y la saludó con la cabeza.
—entonces Verónica, ya tienes nombre me alegra mucho, niña, ojalá te esté cuidando bien Arthur—dijo Katie mientras miraba la niña y sonreía por el buen estado en el que estaba.
—si señora, Arthur cuida bien de mí y me deja jugar con su peluche—Arthur se sonrojo un poco por lo que tenía un peluche— y también me deja dibujar en sus cuadernos. —“carajo, mi cuaderno”.

Después de a ver aceptado todo lo que le había pasado y el regaño de Katie, se relajó un poco la conversación.

—Katie, hazme un favor, dame el mapa sobre los sectores—le suplico Arthur a Katie.
—¿En serio? Está bien Arthur, pero si encuentras algo me llamas de inmediato, ¿entendido? —una amenaza escondida detrás de la pregunta de protección, Katie dejo el vaso de jugo sobre la mesa.
—Está bien, entiendo. No te preocupes sobre eso…—era momento de confianza, no sabía cómo esconder esa pregunta, pero Katie ya estaba un poco más relajada, Katie miró extraño a Arthur, sabía que quería decir algo o le escondía algo—Katie, necesito una respuesta urgente de ti.
—claro, dime, intentaré respondértela—aseguró Katie, mirando un poco extraño a Arthur.
—quiero saber… ¿Qué pasó con el agente Chris Jonhson?, estaba detrás de un caso y no lo volví a ver en los archivos—preguntó un poco angustiado, no sabía si ella tenía permitido hablar sobre él.
Tomó otra vez el vaso, pasó un poco de jugo y agradeció que estaba frío, luego miró a Arthur y le dijo—Chris, ahora no hace parte de la Interna, fue despedido por un descuido—“por la desaparición de las niñas y su compañero” pensó Arthur sin perder la concentración en la mirada de Katie—ahora lo único que sé es que tiene su propia agencia, trabaja solo y no hemos podido dar con él, él ya no era el de antes—Arthur se cuestionó la última frase, no sabía que podía haber pasado con Chris y cuál era su cambio.

Después de la conversación Arthur y Ethan ayudaron a bajar a Katie, Ethan se quedó un momento más para hablar con Arthur, sobre medidas preventivas para no ser atacado y que puede utilizar para protegerse él y Verónica, Verónica intentaba entender todas las cosas que habían hablado, supuestamente se había quedado dibujando pero estaba concentrada en lo que estaban diciendo, preguntaba quién era Chris, qué había sucedido y hablaban solo lo necesario, Verónica ayudó a Arthur a meter unos sándwich al horno “tal vez para que yo aprenda y no solo sea una carga, voy a prestar atención a cada detalle” no sacó nada de su mente y pudo aprender cómo hacer unos sencillos sándwich en el horno.

Arthur se acostó en el sofá, pero no dormía, estaba revisando donde quedaba el sector B5 y buscar el restaurante, según lo que había leído en los archivos no había sucedido hace mucho, no más de un mes y se preguntaba cómo no se conocían trabajando ese poco tiempo en esa pequeña oficina que le tenía Seguridad Nacional a la Interna. No hizo más cuestiones en su mente, mañana sería un día festivo, tenía ya todo planeado para ejecutar su plan, aunque prefería hacerlo hoy pero ya era muy tarde.

Arthur se levantó muy temprano, el sol apenas alumbraba todo, preparó el desayuno y levantó a Verónica, ella se levantó con cara de sueño y enojo, observando a Arthur como comía de prisa.
—Vero, lo siento, tengo que salir con urgencia y no te voy a poder cuidar—ella asintió, tenía una cara de preocupación, Arthur se dio cuenta de esta y reaccionó rápido— pero no te preocupes volveré más tarde, entonces te voy a dejar a cargo de Elizabeth, ¿te parece bien? —se notó un brillo en sus ojos “se nota que quiere demasiado a Beth” —entonces alístate y salimos—Arthur no se preocupaba, la niña cogió todo con sus manos el cuaderno de Arthur, esferos y a Guts, él le ayudó a llevar el cuaderno que ya no era de él y los colores mientras ella abrazaba el peluche.
Al llegar al último piso donde vivía Elizabeth, Arthur tocó la puerta fuertemente para que lo escuchara a estas horas, durante unos minutos hubo silencio y luego pareciera que un tornado se hubiera infiltrado en el piso de Elizabeth, esto llegó a sorprender a Arthur y a Verónica, después de un momento, salió una chica despelucada, con una camisa larga, no lo suficiente para taparle los panties, además Arthur se dio cuenta que tampoco llevaba un sostén.
—¿Arthur? ¿¡Qué carajos haces a esta hora despierto y vestido un día festivo!? —Arthur sintió que le faltaba una o dos groserías a esa frase, pero notó que Elizabeth había visto a Verónica entonces se las había guardado para escribírselas más tarde.
—tengo algo urgente que hacer, cuida de Vero, ya desayunamos pero creo que luego te pide algo de comer—dijo rápidamente Arthur antes de salir a toda prisa, sobar la cabeza de la niña y darle un pico a la desgreñada de Elizabeth, salió corriendo y bajó deprisa las escaleras apenas escuchó decir algo de Elizabeth, algo de que solo tenía comida chatarra “meh, ya se las arreglara” llego abajó lo más deprisa y cogió un bus, tiempo que no hacía eso, mucho antes de que mandaran a su papá a la famosa “guerra eterna” y vaya que sí era eterna, aún no había vuelto y aún no tenía informes de él.
El bus pasó por el sector B4 y ahí detuvo el bus Arthur para subir cuatro cuadras más y encontrarse con ese sector misterioso, al llegar al lugar solo pasó por al frente del restaurante, parecía un restaurante de clase alta, aunque en un barrio tan común era raro, las casas ocupaban el barrio paralelamente  y parecía que estuviera solo, no tenía salida de un lado, era un barrio sin salida como era muy temprano, pasó un señor vendiendo comida, parecía pan dulce, Arthur pidió uno y se acomodó donde nadie lo pudiera ver, iba hacer una pequeña vigilancia, se apoyó en un poste que parecía aún oscuro y comenzó a comerse su pan, lo disfrutaba, ya sabía porque volver además a ese sector, se quedó mirando, unas personas salían a comprar lo del desayuno a esas tiendas pequeñas de barrio y aún nada sospechoso.
—Al parecer no sucede nada en este barrio—se dijo para sí mismo.
—No creerías que suceden más que compras mañaneras— una voz detrás de él le habló, se sorprendió, pero ya era muy tarde, el sujeto tenía un cuchillo que ya había enterrado en la parte baja de la espalda de Arthur.

Despues de tanto tiempo vuelvo a subir, me.disculpo por la demora y ojalá les guste. ♣♦

N.N: SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora