Capitulo 3

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Arthur se dio cuenta que la niña aun estaba traumada, temblaba y no se quería levantar de donde estaba, en una esquina de la sala del apartamento de Arthur, (Arthur la había llevado a su apartamento cuando Katie le había dicho todo lo que tenía que hacer) se tocaba las muñecas “mierda debe estar lastimada por las cuerdas de ese imbécil”, Arthur se levanto y se fue al cuarto donde tenia su propio botiquín, se acercó a la niña y ella al verlo acercar, pegó un pequeño salto e intento alejarse de él.

—tranquila, no pasa nada, traje una crema refrescante que calmara tus heridas. ¿me dejas aplicártelo? —mientras le acercaba la mano para poder sostenerla, ella asintió con la cabeza “casi ni habla, ojalá cambie eso”. Arthur le aplico la crema, al parecer le dolió porque pego un saltico, pero después relajó la cara, eso guio a Arthur de que ya estaba bien… pero algo aún tenía en la cabeza Arthur, con solo pensarlo el estómago se le encogía y no podía pasar saliva. 

“¿Ahora que demonios hago?” mientras le frotaba la crema a la pequeña, “se sabe que vendrán por mí” mirando para todo lado “¡mierda! ¿cómo me volví a meter en esto?” está un poco angustiado.

—¿e-es-estas bien? —pregunto la niña un poco angustiada de la cara de Arthur, al parecer ya la estaba lastimando—no… no quería molestarte— le dijo la niña mientras lo miraba con sus ojos grandes.

Al verla, Arthur sintió algo como de nostalgia y además de eso sintió impotencia, pero no se dejó llevar, se dio más fuerza.

—no te preocupes, solo estaba perdido un poco en mis pensamientos—le puso la mano en la cabeza—todo va a estar bien, ¿bueno? —le mostro una sonrisa muy sincera. Ella asintió con la cabeza, él se alejo un poco y luego algo que lo separo de esa idea de miedo “no había puesto cuidado a su voz, es muy delgada y tierna, aunque no ha hablado muchas veces y es de entender, no ha estado en el mejor lugar del mundo. Mierda, ¿Por qué debe de ocurrir esto?... como quisiera poder hacer un cambio total en este mundo” se quedó mirando el vacío. Cuando reaccionó vio que la niña lo estaba mirando desde hace harto, le dio un poco de pena, pero tomó aire y se acercó a ella.

—¿todo está bien? ¿necesitas algo? —pregunto Arthur sin acercarse mucho, era extraño, le llegaba un olor a orina… —ehhh, ¿necesitas ir al baño? —pregunto Arthur un poco dudoso, la niña sin responder se sonrojó y escondió la cara “mierda, a decírmelo antes” la cogió de la mano y la levantó, la pequeña se estaba orinando de apoco “tan perdido en mis pensamientos estaba que no me di cuenta del tiempo que paso”.

—Tranquila, ven te muestro el baño— le dijo a la niña mientras la guiaba al pasillo donde estaba el baño, estando ahí al frente de la puerta—¿sabes como utilizarlo?... — espero una respuesta, pero nada “no sabe como va esto” tenia un poco de curiosidad de como iban al baño donde la tenían raptada, pero era muy mala idea—bueno… pueeees—no sabía qué decir ni como guiarla para que fuera al baño. Alguien toco la puerta le pareció un poco extraño se acerco de apoco, el baño no estaba tan lejos de la puerta de salida.

—¿sí? —pregunto Arthur dudoso.
—ábreme pendejo, ¿Cómo vas con la niña? —era Elizabeth preguntado, mientras golpeaba la puerta desesperadamente “justamente la que necesito” se dijo Arthur para sí mismo.

Sin pensarlo abrió la puerta, agarro a Elizabeth del brazo y la entró.
—¿y ahora qué? ¿Por qué ese maltrato? — se pregunto extrañada Elizabeth, con los ojos entre cerrados, pero como de sueño.
—hola, solo acompáñame—la llevo al baño donde aun estaba esperando la niña para ir al baño, Arthur creía que ya había terminado de ir al baño… en la puerta del baño. Cuando llegaron aún estaba de pie, pero aguantando.

—¿y qué? — pregunto Elizabeth extrañada no sabía que estaba pasando.
—ayúdame a que sepa ir al baño.
Elizabeth lo miro con cara de idiota y miro la niña, la entro y cerro la puerta con fuerza, que llego asustar a Arthur “me va a dar una cachetada, yo sé que si” espero un rato mientras escuchaba las explicaciones de Elizabeth y la niña respondía ´´sí´´ con voz ronca.

Después Elizabeth se acercó a la puerta y salió—baña a la niña, voy a traer unas prendas mías que aun tengo de enana—salió por la puerta sin decir más.
—¿Qué? —no pudo ni reaccionar Arthur… entro al baño y la niña estaba ahí al frente de él, al parecer le dio mucha pena porque se puso rojo, no solo él, también la niña.

—tranquila, ve a la regadera—la niña hizo caso y fue a la regadera, Arthur cerró la persiana y se lo pensó un poco “¿mejor espero y la dejo ahí?” —quítate la ropa y pásamela—“esto es horrible” no decía nada, Arthur pensó que era malísima idea después de haber pasado todo, la niña le paso el vestido, estaba un poco mojada, era lógico. Sin asco el la cogió “parecen trapos de la basura, como no Sali a comprarle algo” en ese momento se sintió horrible, por no poderla ayudar—muy bien, abre la regadera, —se escuchó la fuerza al intentarlo abrir y luego un pequeño gemido por lo frío que estaba el agua—¿Todo bien?

—¡s-sí! —respondió ella desde dentro de la regadera, pareciera que ya estaba temblando, Arthur no quería que ella siguiera ahí.

—bueno, cierra la llave y coge el jabón, es el que esta en ese estante arriba tuyo… a mano derecha— no respondía nada—¿ya lo cogiste? — tampoco…

—es que…  — estaba respondiendo la niña en voz baja, tanto que Arthur tuvo que acercarse a la cortina—no alcanzo el jabón, perdón.

—no tienes que pedir perdón, tranquila—ahora no sabia que hacer para pasárselo y se dio cuenta “con ese jabón me baño yo, debe ser muy raro y antihigiénico” se acercó a una estantería que tenia bajo el lavamanos, la abrió y sacó el jabón, destapó el empaque—voy a meter la mano, recibe el jabón—Arthur metió la mano dentro de la regadera, sintió la mano de la niña y como había dicho, estaba temblando—aplícate rápido para que puedas salir y no aguantes ese frío, por todo el cuerpo— en ese momento entro Elizabeth jadeando un poco “voló, esta mujer es rápida”.
—Sabes que parezco una anciana, si ya subiendo las escaleras a mi casa me agota, imagínate bajar y volver a subir—“que floja solo es solo un piso” pensó Arthur mientras la veía entrar—muy bien, lárgate, yo la ayudó a bañar para que aprenda bien. Mejor consíguete una toalla—mientras se doblaba las mangas y se preparaba para abrir la cortina de la regadera.

—Va-vale. —quería salir rápido, no quería incomodar a nadie. Se fue a su cuarto y busco la toalla que menos haya utilizado, era una toalla de color amarillo, no le gustaba esos tipos de color.
Se devolvió rápidamente y toco la puerta del baño—Ya traje la toalla—con una cara de tristeza salió Elizabeth a recibirla “que pasó con este cambio de ánimo, no estaba así, ¿vio algo de la niña que la haya puesto así?”

—Dale, gracias Art—cabizbaja, recibió la toalla.

Duró un rato y saco la niña con la toalla, había dejado la ropa en el colgante de la puerta principal, era una sudadera, una blusa negra y una chaqueta azul “¿de donde saco todo este conjunto tan bueno?, al ver la niña salir se dio cuenta, abrió los ojos y quedo un poco pasmado, cada hueso que tenia el ser humano se detallaba en ella, tanto tiempo y no se había dado cuenta que el cuello si apenas puede resistir la cabeza de la pequeñita. Por eso Elizabeth se veía tan mal.
Arthur estaba de pie, viendo a la niña como jugaba con las mangas de la chaqueta que le había pasado Elizabeth, mientras ella estaba hablando por el celular con otra persona, me contó que conocía a una nutricionista y que le iba a pedir la ayuda para un “trabajo" de la escuela mayor, sobre que pasaría a un caso de desnutrición a un menor. Al parecer además de que hablaron de que debería presentar al menor a la interna y a juvenil para que tratara el caso, le dijo las formas de alimentación entre otras.

Después de un rato, mientras pensaba otra vez las cosas, Arthur se quedó viendo la niña sin darse cuenta de que se había quedado dormida en el sofá.
—¿Qué piensas Art? —le preguntó Elizabeth, Arthur sin darse cuenta pegó un pequeño salto, lo había despertado de sus pensamientos.
—Nada importante, ¿qué te dijeron Beth? —le dijo mientras se dio la vuelta y la miraba a la cara.
—pues que debe tener una alimentación balanceada, baja en azúcar, frutas y no mucha comida, algo muy moderado, o si no le podemos hacer más daño… ¿Entiendes Art?
—Claro que entiendo Beth… —volteándose a ver otra vez a la niña, mientras la miraba, peor se sentía, dejó ese pensamiento y pensó que tiene que hacer lo posible para poder ayudarla— entiendo y vamos a ayudarla, ¿Puedo contar contigo?
—¡Claro!, voy a ayudarte en todo lo que pueda— le tocó el hombro y le sonrió, él le respondió la sonrisa.
—Beth, tengo que pedirte un favor.
Elizabeth lo miro con duda— ¿Se? ¿Cuál es el favor?
—Cuídala mientras voy y compro algo mejor para su alimentación.
—Dale, no hay problema, ten cuidado, ¿Vale? — le respondió tranquila Elizabeth mientras miraba a la niña dar vueltas en el sofá.
Arthur salió de la casa, bajó las escaleras y se dirigió al súper mercado, teniendo en mente después comprarle ropa a la niña y algo para entretenerla, —“un peluche puede ser"— pensó mientras se dirigía al mercado con los ojos mirando sus pasos.
***
Elizabeth estaba haciendo un tipo de sopa sencilla, mientras la niña dormía en el sofá. Elizabeth pensaba que podían perseguir a Arthur o que tal vez lo dejaban en paz y que la vida iba hacer un poco más sencilla, pero le invadían más los pensamientos de que no lo iban a dejar en paz, que puede que lo encuentre como el otro día pero esta vez no respirando, de que lo maten y se lleven a la niña, de que nunca la volvieran encontrar o que la encontraran entre las alcantarillas desechada, la sopa hirviendo saltaba más, ella seguía revolviendo sin darse cuenta de que ya estaba cayendo en la estufa.
¡¡Tah!! Un golpe fuerte la despertó de sus pensamientos, no sabía que había sucedido, ¿Alguien rompió la puerta? ¿Mataron a alguien afuera y cayo contra el suelo? Su corazón iba a todo motor, apenas les llegaba aire a los pulmones, volteo a ver a la niña y no estaba, se sorprendió y corrió al sofá…
Exageradamente hizo un suspiro fuerte, lo que ella vio fue a la niña sobándose por haberse caído del sofá, dejó el cucharon en la cocina y volvió a la sala, se sentó en el piso rápidamente.
—¿Estás bien? ¿Te golpeaste muy duro?— le preguntó a la niña, ella le respondió un “no” con el movimiento de su cabeza— Ven, déjame ver que te sucedió— Elizabeth le tomó el brazo, era muy ligera, esto hizo que se sintiera mal Elizabeth, se quedó un rato mirando el brazo de la niña sin decir nada, la niña se movió un poco, Elizabeth se despertó otra vez de sus pensamientos— okey, no tienes nada, solo fue un pequeño golpe, tranquila— le sonrió, mientras le sobaba el brazo.
—¿Qu…Qué es okei? —preguntó la niña mientras veía a Elizabeth
Elizabeth la miro con los ojos bien abiertos, sorprendida de que preguntará algo y luego muy alegre de que haya hablado— okey, es una forma de decir que esta bien o confirmar una acción… no sé como explicártelo— se quedó pensado un rato mientras pensaba en un ejemplo— imagínate que yo te diga… —se quedó pensando, no tenía nombre— oye, ¿cómo te llamas? ¿Tienes algún nombre con el que llamarte?
La niña se quedó pensando—siempre me decían la niña blanquita delgada pero no más— le dijo la niña, mientras Elizabeth la veía preocupada.
—Esta bien, te voy a poner un nombre, veamos… ¿Ana?
—Sí, puede ser ese
Elizabeth se quedó mirándola mal, la niña se sentía intimidada, Elizabeth se acerco a ella más le cogió las manos, a la niña le sorprendió un poco, pero siguió actuando normal— no, tiene que ser algo que te gusta y que quieras que te llamen. Ahora, ¿Ana te gusta? — la niña con un gesto de la cabeza le respondió que no— ummmmm ¿entonces María? — volvió a responder con la cabeza que no— a ver, déjame pensar un poco… ¿Valeria?
Se quedó pensando y respondió— no, pero me gusta como suena, otra por esa letra. —le respondió la niña sonriendo.
Elizabeth se quedó pensando en opciones con la uve, pero nada le llegaba a la cabeza— no sé que decirte… ¡ah! Ya sé— en un momento inesperado, sobresaltó a la niña— ¿qué tal te parece Verónica?
A la niña le brillaron los ojos— ese me gusta, me gusta mucho. Ve… Veróni-ca.
—Verónica, Ve-ró-ni-ca— le repitió a la niña para que entendiera bien y pudiera pronunciarla.
—Verón… ¡Verónica! ¡Me gusta! — gritando un poco, a Elizabeth le taladro un poco el oído, pero estaba feliz de que tuviera esos ánimos.
—Vale, mi Verónica.
***
Arthur estaba agotado, de un lado a otro buscando una tienda para niños y poder comprar un peluche a la pequeña niña, las bolsas le tallaban las manos, no quería seguir y se devolvió al apartamento, llegó a la puerta, buscó las llaves y abrió, vio a Elizabeth y a la niña en el piso, jugando con algo, quería ver pero le pesaban ya las bolsas, se dirigió a la cocina y las dejó ahí casi tirándolas, saco una bolsa pequeña de las otras, dentro había peras, tomó una y se dirigió donde estaban las dos jugando
—Hola, ¿Cómo van? ¿Con qué juegan? — Cuando entró a la sala se dio cuenta que era un peluche antiguo de él, Arthur se sonrojo un poco— Encontraron a Guts jejejeje un peluche de mi infancia— les dijo a las dos, la niña estaba muy feliz, después lo vio y se escondió tras Elizabeth, volvió a encerrarse en sí misma.
—Hola Art, sí, lo encontró Verónica mientras le dije que buscara cosas por toda la casa, que no había problema pero que, si encontraba unas revistas o cosas así, no las tocara— se rio con fuerza Elizabeth, mientras Arthur la miraba sin ninguna expresión… luego pensó
—¿Verónica? —preguntó Arthur un poco confundido—“¿Se llama así? ¿Se lo dijo? ¿Se lo puso?”.
—sí, le gusto ese nombre y se lo puse, se siente feliz con ese nombre, ¿Cierto mi Verónica? —acentuó, detrás de la espalda de Elizabeth, al parecer no desconfía de Arthur, pero aún no se siente cómoda con él.
Luego Arthur recordó que tenía una pera en su mano, se acercó a Elizabeth y a Verónica—mira, esto es una pera, es una fruta, te lo regaló per….
—se que es una fruta— respondió Verónica cada vez pronunciando mas bajo las palabras. Elizabeth la vio sorprendida y se rio un poco, luego miró a Arthur diciendo le con la mirada “idiota".
Arthur sabía que decía esa cara “imbécil”— vale, te doy esta pera para que comas pero me tienes que prometerme que cuidaras a Guts, ¿Te parece?.— ella vio al peluche y puso cara de sería, miro a Arthur con la misma cara y acentuó, con la cara mas prometida que tenía, Arthur sonrió un poco— toma, es toda tuya, igual que ese lobo— se la entregó y ella la cogió con ánimos, le agradeció a Arthur por la fruta, dejó a el peluche frente de ella mientras se comía la fruta lentamente. Recordó algo y dejó de masticar, se le quedó la saliva en la garganta y no lo podía pasar, parecía que fuera a llorar, pero ya había pasado por tanto que no lloró y siguió con su fruta mientras veía los ojos del peluche.
Los dos se dieron cuenta de la actitud de Verónica y luego se miraron, Elizabeth le dio una sonrisa de lo más alegre “calma, todo va a mejorar" eso animó a Arthur quien se levantó y miró a todos lados.
—Art, yo también quiero pera, sabes que me gustan— le dijo Elizabeth mientras le empujaba con el brazo la pierna.
—Está bien, pero deja de empujarme, sabes que estas frutas son de la ni… de Verónica— se fue a la cocina y desde ahí le tiro otra a Elizabeth que con habilidad la atrapó como si nada, le gritó un gracias y se la empezó a comer.

—¡ah! Tengo trabajo que hacer, adiós, Arthur— le dio un pico y salió corriendo donde Verónica— Adiós preciosa, pregunta lo que quieras a Arthur, de alguna manera te va a responder y cuídalo es medio tonto, ¿Vale?

—Sí, señorita. Gracias por todo Elizabeth— Elizabeth le sonrió y le dio un pico en la frente, salió por la puerta, se despidió con un ademán de la mano, cerró y todo quedo un poco callado.

Otro capítulo el mismo día para enmendar mi error de no subir la semana pasada y como siempre, espero los mensajes si ven algun error en mi escritura, gracias por seguir leyendo mi historia, la otra semana intentaré subir un capítulo ♦♥

N.N: SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora