Capitulo 5

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—Entonces explícame—dijo la persona que hace poco había puesto un cuchillo en la espalda de Arthur—¿Dónde conseguiste los datos del restaurante? —se había levantado del sofá. Después de que Arthur explicará que no era “una mala persona", si no que había investigado sobre el restaurante, el hombre del cuchillo que tenía amenazado a Arthur, lo jaló con fuerza para luego meterlo en una habitación oscura en la misma cuadra, una casa que no tenía más de tres habitaciones, pero igualmente Arthur, no pudo identificar nada.
—Esto… fueron unos archivos que quedaron volando de la interna, solo estaba mirando y pues soy algo así como hacker. Entonces—la persona ya había vuelto, parecía una persona muy bien ejercitada, era alto, estaba muy bien tapado, no sabía cómo identificarlo o al menos para adivinar su edad.
El hombre se acercó a Arthur, que estaba sentado en otro sofá de la casa, era amenazante —Da la vuelta— Arthur lo miró extraño, no sabía a qué se refería —no entiendes, muestra la espalda— a Arthur se le hacía más extraño. Se estaba sintiendo más incomodo —La herida, solo deja ver la herida chico— levantó la mano, tenía un desinfectante en ella. Arthur reaccionó rápido, movió su cuerpo hacía un lado y se levantó la camisa, el hombre se agachó y miro durante un rato —no es nada, es un rasguño, pero este cuchillo lo utilizo para varias cosas, desinféctate— le tiró el tarro desinfectante y apenas pudo agarrarlo, esperó a que le tirará papel o algodón, pero fue en vano, sabía que tenía que echar sobre la herida y que se le seque en el pantalón el desinfectante.

Después de que se echará Arthur el desinfectante en la herida, el hombre le volvió hablar —te enredas chico, todo es mentira, háblame como debe ser y que sea la verdad— se acercó a la ventana que estaba tapada con unas cortinas oscuras, la apartó y miró hacia afuera, Arthur se preguntaba si era para poner más suspenso y asustarlo o porque de verdad si podía haber alguien afuera.
—ni si quiera sé quién eres, ni sé cuáles son tus intenciones— el dolor del desinfectante en la herida lo había vuelto un poco más seguro.
El hombre se acercó a Arthur —y si te digo ¿Me contarás todo lo que sabes? — Arthur no dijo nada, pero sus ojos mostraban una determinación que el hombre decidió relajarse, se alejó de la ventana, se quitó todo, tenía barba corta, el cabello era un corte militar. Se quitó el abrigo, estiro su brazo derecho, para relajar el músculo y le respondió las dudas a Arthur —me llamo Chris, era agente de la interna, por muchísimos errores me sacaron de ella y ahora trabajo para mí y mi orgullo.

—Tu eres el agente Johnson, tú eres el del informe. —Chris lo miró seriamente, ya sabía que lo único que existía sobre los archivos del restaurante eran los que él había escrito.
—ese soy yo y ya sabes mayormente de mí, ahora quiero saber de ti y ¿Por qué estás investigando el restaurante? — se sentó y espero la respuesta de Arthur.
—mi nombre es Arthur, trabajé para la interna en los casos de trata de blancas y ahora solo soy un simple estudiante que no quedó en paz con lo poco que solucionó cuando estuve trabajando— habló seriamente, sin titubeos, sin mirar hacia otro lado.
—Entiendo chico, pero esto es peligroso, si solo yo me pude poner detrás de ti y amenazarte— Arthur bajó la cara, se sentía humillado por lo que había sucedido —cualquiera de esos bastardos lo hubieran hecho. Vete, solo molestarías lo que ya tengo y no quiero que me descubran tan rápido, no sirves de nada aquí— Arthur no dijo nada, las palabras podían ser verdaderas, no podía ayudar “no sirve, él lo solucionará todo, aunque…” Arthur estaba pensando y cuando llegó a la última parte de su pensamiento, se puso serio, volvió a mirar a Chris, él le respondió con una cara extrañada.
—Tengo una idea, en la que yo puedo ayudarte y no intentar molestarte tanto— Arthur lo observaba para ver si Chris le hacía una pregunta o si le iba a decir otra cosa, pero antes de que Chris terminará de analizarlo, Arthur se respondió a si mismo —tú no sabes mucho de tecnología, lo poco que pude ver del restaurante es que tenían cámaras de vigilancia, los conozco, son remotos o sea no necesitan conexión por cable— “que conveniente" pensó Chris y le dio una mirada de “no soy imbécil, sé que son remotos”. Arthur se dio cuenta de que lo había dicho era muy estúpido —perdón, lo que quiero decir es que tienen un código en alguna parte de la cámara y como tú eres más conocido aquí.
—quieres que entre y mire el código para luego copiarlos, harás tus “hackeos” y miremos por dentro para poder pasar esto a la interna y que nos ayuden— “pues… eso" pensó Arthur con una sonrisa en su cara, Chris le fastidió esa cara, del hecho que un muchacho este ayudándole le daba un poco más de rabia —entiendo chico, voy a intentar dar lo mejor de mi parte, espero lo mismo de ti— Arthur cabeceó seguro.
—¿Entonces es un escondite para vender las niñas? ¿O es un lugar de entrega? — “el chico no lo sabe, pensé que ya lo había deducido. No es tan genio como pensé que era, que solo me pase los videos y que no los vea” planeaba Chris en su cabeza cómo hacer para que Arthur no las mirara —eso estoy investigando, al parecer es lo primero que dijiste, es un buen tapadero.
—Listo, me parece lo mejor, te estaré esperando, voy a estar al frente para que no tengas problemas— aseguró Arthur con un poco miedo, no podía sacarse de la cabeza lo que había pasado con Katie.
Chris se dio cuenta en su mirada, tenía miedo —no es necesario chico, solo quédate adentro. No voy a hacer nada peligroso, solo copiar el código y pedir algo de com…—“maldita sea, Ojalá solo me den pollo, no quiero equivocarme y comer…” paso saliva con esfuerzo, Arthur lo vio un poco pálido, pensó en preguntarle, pero iba a ser inútil, Chris no era una persona social— ¿qué te parece hacerlo ya? — miró el reloj y volvió la mirada a Arthur —ya es hora del desayuno.
Arthur estaba confundido, “no ha pasado mucho tiempo” miró su celular solo habían pasado dos horas desde que Chris lo había amenazado, tres horas y medía cerca del restaurante.
Chris cogió su abrigo, Arthur aún estaba pensando, pero Chris no se iba a quedar pensando, ya llevaba bastante tiempo resolviendo esto. Tomo aire, se arregló y abrió la puerta, estaba preparado para lo que sucediera, caminó a unos pocos metros el restaurante, casi quedaba al lado, miró hacia arriba, el nombre del restaurante, hasta el nombre le daba asco, se puso a leer en voz alta —“Caldo de Pollo" no podían ser más discretos estos bastardos— apretaba más duro la mandíbula, solo quería entrar al restaurante y reventar todas las cabezas contra la mesa, pero actuar así era para idiotas. Abrió la puerta y se puso frente al cajero.
—En que lo puedo ayudar señor— sonrió el cajero y cerró los ojos “una súper sonrisa falsa, malparido infeliz, tú sabes lo que hacen aquí, ya hasta los puedo oler”
—Deme un desayuno suave por favor— le respondió la sonrisa con una igual, el cajero pidió unos huevos con jugo, Chris se relajó, “menos mal no me pidieron caldo”, volvió a ver para saber dónde sentarse, la cámara quedaba cerca de una mesa en la pared, camino lentamente hacía él, mientras observaba el restaurante “se nota que es un disfraz, con todo ese dinero que ganan, lo hacen muy bien…”
—¿Le gusta el restaurante? — preguntó el cajero con la misma sonrisa, Chris solo quería coger una silla y partírsela en la cara, respiró y se tranquilizó, siguió viendo hasta sentarse en la mesa, el restaurante estaba vacío.
—Tiene un toque único, no sé qué será, tal vez la combinación del piso con las paredes es lo llamativo. — respondió Chris, sentado miraba fijamente la pared como si estuviera viendo una escultura de la más alta calidad.
—¡Ah! Se dio cuenta, el director fue el que los eligió— respondió el cajero, Chris lo miró feliz como si los tonos de color fueran la maravilla del nuevo mundo, se quedó esperando hasta que le trajeran el desayuno, mirando hacia la nada “conseguir los vídeos va a ser sencillo, la cuestión es quitárselo al chico, solo quito del computador y los descargo en una USB y los elimino… él sabe cómo recuperar archivos, se me había olvidado como eliminarlos por completo pero ya sé cómo, solo tengo que esperar".
—¿Señor? — preguntó el cajero quien traía el desayuno de Chris, aquí está su desayuno señor— “otra vez esa perra sonrisa", sonrió Chris y dejó que el cajero dejara el desayuno en la mesa.
—Muchas gracias, usted es muy amable— comenzó a comer, el cajero se estaba devolviendo “esta es mi oportunidad” se levantó, se paró en la silla y saco un bloc de notas rápidamente de su bolsillo con un esfero, rápidamente encontró el número, lo anotó mientras se iba sentando. Cuando el cajero volvió a ver, solo vio un hombre sentado anotando algo, tal vez algo que se acordó y siguió su camino.
Miró los números, respiró y vio la comida “no se puede desperdiciar nada en este mundo" empezó a comer, no estaban tan mal y el jugo era natural, todo perfecto. Terminó, llamó al cajero y le pagó, se levantó, se limpió, miró que no hubiera botado nada y se fue alejando de la mesa, cuando levantó la mirada al otro lado de la calle estaba Arthur “lo que me faltaba, el chico por acá…”
—Señor— llamó el cajero —lo necesita el administrador y el cocinero— puso los ojos en blanco “entonces ya sabían de mi sin saber desde hace cuánto"
Se detuvo y volteó a mirar— ¿Para qué me necesitaran? — pregunto como si nada estuviera pasando.
—No sé, pero es mejor que vaya señor— con la misma sonrisa, le indicó por donde tenía que pasar, Chris sin dudarlo pasó, era muchísimo más grande que el cajero.
Quería empujarlo, pero en vez de eso al pasar al lado de él le susurró —si sigues con esa falsa sonrisa y salgo de esta, te partiré una de esas sillas en toda la cara y te reiniciaré lo imbécil— le apretó el hombro y siguió, el cajero solo lo miró serio y con una cara muy diferente, alguien que no supiera identificarlo pensaría que solo es universitario pagando sus estudios y no un bastardo con problemas en la cabeza.

Arthur, sabía qué había pasado, lo habían descubierto, tenía que hacer algo para distraer “maldición, no me puedo quedar aquí" se levantó de la silla y corrió al callejón al otro lado del barrio, solo era el desagüe y donde dormían los vagabundos, analizó donde quedaría el restaurante y paro en la puerta “lógico, la puerta tiene código” se acercó e intentó analizar cómo abrirla, sacó su celular, activó la cámara y activó un tipo de detección de calor para ver los números presionados “lo que me faltaba es de seis números el código”. No se puso a pensar mucho, cogió un tubo que había en el piso, estaba untado de un líquido grasoso “mierda, Ojalá sea aceite" lo secó y golpeó fuertemente los numerales, por dentro tenía una entrada USB él lo conecto y tenía un código de letras, empezó a cargarlo uno por uno “terminaré esto y ya voy Chris, espera".
***
—Mucho gusto Chris, mi nombre es Guido— se empezó a acomodar la bata de cocina —sé que es un nombre estúpido, hasta yo lo sé, mis papás se creían extranjeros y me pusieron ese asqueroso nombre, pero ahora lo utilizo a mi favor, es el único por estos lados— prendió el fogón donde estaba puesta una olla “parece sopa" se dijo Chris intentando mirar. Guido se dio cuenta de esto y le volvió a hablar —¿Interesado por lo que hay en la olla?— preguntó Guido mientras, metía un cucharon en la olla —es una sopa, echa por mí y es muy especial— sonreía mientras veía a Chris, con el cucharon sacó un poco y lo sirvió en un platico pequeño, lo probó del plato, sacó especias de los stands y le echó un poco de cada uno, tenía otros dos sujetos, igual o más grandes que Chris. Chris no hacía ningún movimiento solo apoyarse en la mano, se estaba aburriendo de la charla de Guido —la más alta calidad de especias y verduras, además la carne es única, es tan especial la carne ¿Sabes? Te voy a dar de probar la mejor sopa que se hace en el restaurante— Guido terminó y se soltó la bata, sirvió la sopa en un plato y se la pasó a Chris, se sentó al frente de él —es toda tuya querido hermano, puedes tomártela.
Chris miró la sopa, no quería saber qué contenía, no le agradaba pensar que tenía que tomarse esa sopa —¿En serio? ¿Para mí? Estaría muy agradecido, pero ya desayuné, pregúntale al cajero, en serio quede muy lleno, usted es muy amable seños Guido, pero la verdad no quiero, ¿Sabe qué señor Guido? Si me invita mañana o más tarde se la recibiría con gusto— respondía con gracia Chris para poder salir.
—insisto mi nuevo amigo, por favor tómesela, no sabe cuánto darían mis dos amigos que están detrás de ti, por una sopa de esta calidad— Chris volteo a ver, los tipos no hacían ningún gesto, Chris saludo con la mano y ni reaccionaron —son muy serios pero grandes personas cuando las conoces, ¡Ah! Me acordé, ¿sabías que este restaurante antes fue un restaurante chino? Era un asco, ratas y cucarachas por todas partes— “como si este no fuera asqueroso" se dijo Chris a sus adentros —entonces un hombre me convenció a hacer un restaurante único y especial aquí, fue duro al principio, las personas que venían por la comida especial siempre se asqueaban y no alcanzaba a ganar lo que era necesario para mejorar el restaurante, fueron años también de envíos especiales que salían mal y ¡Agh!— se masajeó la cabeza, tomó aire y lo soltó —bueno, me estoy estirando y estábamos en otras cosas, cabeza mía ¿Eh?— se limpió, se acomodó el cabello hacía atrás —¿Ya probaste la sopa?
—la verdad no, la historia estaba muy interesante y no tomé, creo que ya se enfrió, lo siento será la próxima vez— se intentó levantar, pero Guido levanto la mano en forma de parar.
—no señor, usted no se va hasta que pruebe la sopa, no me haga enojar por favor, tome la sopa, así deje medio plato— sus ojos empezaron a cambiar, se volvían cada vez más vacíos, Chris ya no sabía qué hacer o qué pensar para que no tuviera esa idea.
Se cansó, tomó aire y lo soltó —señor, la verdad no me gusta la sopa de menores— Chris cambió su mirada a una más seria, Guido alzó uno de sus labios en una mueca que parecía una sonrisa —la verdad no me gusta ni usted ni estos pendejos, ni lo que hace enfermo y yo me voy, no voy a molestarlo más— se levantó, Guido se enojó, no aguantaba más.
Guido se levantó y golpeo la mesa, los hombres sacaron una pistola y las pusieron en la cabeza de Chris —¡Bastardo! Sé que me has estado espiando todo este maldito tiempo, como si no se diera cuenta nadie... espera— se tranquilizó y se peinó para atrás —te dejo ir de una forma muy fácil— volvió a sonreír y sentarse al frente de Chris —solo tómate la sopa, nada más.
“lo que faltaba" Chris no sabía qué hacer, tenía dos armas apuntando a su cabeza.
***
Arthur abrió la puerta después de unos minutos, entró, era un pasillo delgado una puerta de cada lado, en pocos segundos decidió elegir el de la izquierda y abrió cuidadosamente, parecía el congelador de carnes. Arthur entró y vio el congelador al fondo, caminaba un poco lento para que sus pasos no se escucharan, volteó a ver a la derecha donde había unas pieles botadas y otras acumuladas en un balde de acero, eran extrañas, eran rosadas, Arthur no tenía ni idea que animal podían tener pieles tan claras, “cerdos debe ser", se acercó para observarlas.
Quería vomitar, no podía creer lo que había visto, era tan impresionante, sus manos temblaban, aún estaba apoyado en la pared del otro lado del cuarto, sus piernas parecían perder fuerza, no podía quitarse la imagen de la mente, sangre y pedazos de cuero húmedo de seres humanos, volteó a ver el congelador había mucha carne colgada, si miraba fijamente se podía identificar cada parte de las personas, por el tamaño eran de niños o lo que solo usan estos hombres, niñas. Arthur se levantó y entrecerró los ojos, se fijó solo en la puerta de salida, el olor se hacía más fuerte, cada vez penetraba más su nariz y mente y el recuerdo de las pieles se hacía más visible, salió del cuarto y cerró, era la peor imagen que había visto, escucho un ruido extraño de la otra puerta, eran gritos tapados “mierda, si este cuarto era el congelador el otro es…” caminó hacía la otra puerta y puso su oído en la puerta, los gritos no eran fuertes, como observó las proporciones del congelador no debía ser tan grande con mucha suerte habría solo un hombre estaba preparándose para entrar, cuando escuchó el ruido fuerte de una mesa en el restaurante, justamente arriba, pararon los sonidos detrás de la puerta y abrió el hombre, no era muy grande pero tenía un cuchillo de carnicero que apretaba con fuerza en su mano derecha, Arthur actuó por intuición, lo primero que hizo fue arrojarse encima de él. Con todas sus fuerzas lo empujó hasta el fondo del cuarto donde los dos chocaron, cayeron al piso, el impacto no fue tan fuerte pero sí se había lastimado las manos por el choque, lo peor de todo cuando Arthur volteó a mirar el carnicero el hombre no soltaba el cuchillo “no puede ser verdad” se levantó, miró al hombre, esperando su ataque con ese objeto, Arthur adoptó la posición de contraataque “ojalá el entrenamiento no falle y mis manos sean menos estúpidas” no se esperaba que el carnicero tomara aire y preparará su forma de atacar, el carnicero subió su cuchillo sobre su cabeza, Arthur ya sabía qué iba a hacer, el carnicero se lanzó con un grito, Arthur se estremeció no podía creer que un grito lo fuera a sacar de sus pensamientos, el carnicero abrió el aire con su primer corte, Arthur intentó tomar el brazo pero olvidó algo, esto no era el entrenamiento de un novato, era la vida real donde dos hombres peleaban por sobrevivir, aunque fuera una persona común el carnicero se soltó como si nada del agarre de Arthur y aprovechó la oportunidad para tirar el ataque hacía arriba, mucho más cerca de Arthur, con su velocidad de reacción Arthur dio un paso hacia atrás con su pierna derecha, el cuchillo alcanzó a cortar parte de su pierna izquierda con la que se estaba apoyando al frente, no lo sintió, la carga de adrenalina lo borró de su cuerpo por un momento, Arthur con su pierna al frente tomó impulso, acomodó su rodilla derecha justo en el estómago del carnicero, mientras al mismo tiempo con sus dos manos agarraba la muñeca del carnicero donde tenía el cuchillo por encima de sus cabezas, el carnicero tosió un poco, era momento de desarmarlo, a Arthur le pasó por la cabeza darle la vuelta al carnicero por encima su cuerpo pero no lo creía posible, bajó con fuerza el brazo del carnicero y subió su rodilla lo más rápido posible que le dejaba acomodar la otra pierna con la que ya le había dado en el estómago al carnicero, no fue un crujido en seco lo que sonó fue el codo del carnicero desacomodándose de su lugar.
Arthur tomó aire para lanzar otro ataque, el carnicero soltó su cuchillo y solo observaba su brazo que estaba de una forma extraña hacia abajo, no hizo ningún ruido, puso una rodilla en el piso y parecía postrado hacía Arthur, solo miró a Arthur y con los dientes apretados con cara de dolor y rabia —me jodiste el brazo, hijo de— Arthur mantuvo el aire y lanzó su pierna hacía la cara del carnicero, con toda la canilla le dio en la mandíbula con solo el impulso, el hombre cayó.
Arthur, tomó posición de una segunda patada, se acercó y vio que el tipo no iba a levantarse ahora, se relajó y descansó todo su cuerpo que estaba tenso, la cortada empezó a quemar y hasta ahora se había dado cuenta de esa línea que le recorría medía pierna, no era profunda pero si fastidiosa para caminar, cuando todo tomó calma no se había dado cuenta que había una luz muy tenue en la habitación, solo era un bombillo mesándose de un lado a otro, Arthur vio algo metálico al lado, era una mesa con ruedas de enfermería, encima de la mesa habían varios pedazos de carne, cuando Arthur intento acercarse no se pudo apoyar bien en la pierna derecha “no puede ser, ¿en serio me está doliendo más el golpe que di, que el recibido?” su canilla le ardía, sentía mucho dolor como si hubiera golpeado algo de madera con la pierna, intentó lo posible para acercarse a la mesa, sus ojos se llorosiaron, su garganta se secó por completo, toda la mesa tenía senos de las niñas que habían cortado como si las estuviera secando al aire, Arthur intentó voltear rápido pero el dolor hizo que apoyara sus manos en las rodillas, estaba mucho más cerca de ellas, solo se dejó caer hacía atrás y golpeo el piso con su trasero, se quedó en el suelo, quería sacar esa imagen de su mente pero aún peor, le llegaban las imágenes de las pieles en el balde. Cerró sus ojos y tomó aire, se levantó, fue al único lugar donde no llegaba la luz, una camilla llena de sangre, no podía verse mucho, solo un interruptor metálico cercano a la pared donde estaba la camilla, la prendió, la imagen parecía ficticia, que ningún tipo de persona hubiera descrito o hubiera imaginado, era una niña, su color de piel era oscura y no tenía una pierna, había sido cortada casi perfectamente por el carnicero, habían jeringas en la camilla y en la piel de la niña, su pecho ya había sido cortado para la colección, parecía medió dormida, al parecer para ello eran las jeringas “qué sentido tiene doparla, porque no solo matarla y luego cortarla" las lágrimas recorrieron los pómulos de Arthur y antes de que hiciera otro movimiento ¡BOOM! Una explosión en el primer piso había hecho temblar la camilla y la bombilla parecía caerse, pero nada más sucedió “demonios, Chris”.
***
“Mierda, pues qué más opción tengo" ya se estaba preparando para probar la sopa que le había dejado el cocinero “cuando haga esto y termine, uno por uno, van a caer, infelices", pasó saliva —¿puedes darme un vaso de agua? — pidió Chris con un nudo en la garganta.

Guido solo lo miró, sin ningún gesto, se estaba aburriendo de Chris —Dios, señor Chris, no le estoy pidiendo más, solo tómese la sopa ¡de una maldita vez!— no podía aguantar más, iba ordenarle a los chicos que abrieran agujeros a Chris, antes de levantar la mano, escuchó un ruido extraño en el piso de abajo, todos habían quedado en silencio “el carnicero" —Erick, mira que pasa abajo y tú, ya me cansé— hizo el gesto pero Chris reaccionó más rápido y tiró la sopa en la cara del otro hombre, el que iba bajando se dio cuenta,  dio vuelta para disparar, Chris se cubrió con el otro, los tiros dieron en el grandote, y quitó el arma del grande y disparó hacia el tal Erick, no pudo ni reaccionar, quedo en las escaleras.
Chris, se dio vuelta rápido para encontrar a Guido con un cuchillo en sus manos apuntando hacía Chris, cuando Chris intentó disparar, el grandote aún había quedado vivo y golpeó su entre pierna, Chris se agachó y aprovechó para hacerle un agujero entre los ojos, no lo consiguió pero quedó feliz por donde había pegado la bala, por encima de la ceja del hombre, se puso de pie otra vez, Guido cortó su mano y el arma salió volando, Chris lo empujó con rabia hacia la estufa, no sucedió nada pero entró el cajero.
Se paró firme Chris con rabia y una felicidad en su cara cogió la silla donde estaba sentado, eran metálicas un poco difícil de levantar pero lo perfecto para borrar memorias —te lo dije ¿No bastardo?— con todas sus fuerzas y sin que se le resbalara la silla por la sangre de la mano, golpeó al cajero en toda la cara, la silla rebotó del golpe tan fuerte, el cajero dio apenas media vuelta y cayó de cara al piso, quebrándose aún más la nariz. Cuando Chris tomó aire, intentó buscar a Guido, el sujeto parecía que había desaparecido, vio un hombre en cuclillas cogiendo el arma que había soltado antes - “mierda no"- cuando Guido se levantó, disparó el arma en dirección a Chris, tres balas no dieron pero otras dos sí, Chris antes de los disparos cogió la silla de escudo, una bala golpeó con la silla y la dobló, cuando Chris la sintió en el pecho solo fue como un puñetazo, la otra golpeó en un tubo de la silla rebotando justamente en la estufa, no ocurrió nada en unos minutos, Chris estaba en el piso con el dolor de la bala que solo lo había golpeado cuando levantó la cabeza, Guido le estaba apuntando otra vez.
Antes de disparar le dijo Chris —la sopa solo era de res, bastardo idiota— antes de que disparara uno de los fogones estalló y voló hacía la cara de Guido, quemando y destruyendo parte de ella, soltó el arma e intentó acomodarse la parte quemada de su cara mientras gritaba de dolor.
Chris se levantó, salió corriendo hacia abajo, donde estaba Erick ya muerto, cogió su arma y bajó lo más rápido posible sin caerse por intentar pasar el cuerpo del grandote, su pecho le dolía, pero si se quedaba más tiempo ahí la cocina estallaría sin darle tiempo. Cuando llegó abajo vio a Arthur cojeando “ojalá no sea grave chico", le tocó el hombro y Arthur se asustó, cuando pudo identificar la cara de Chris se calmó.
—¿Qué sucedió allá arriba? — preguntó jadeando y con los ojos rojos.
Chris le pareció extraño que el estuviera llorando —después te cuento chico, ¿Qué te sucedió a ti? ¿Estás llorando? — preguntó Chris mientras cogía el brazo de Arthur y lo pasaba encima de sus hombros —pero la verdad la cocina va a estallar, lo mejor es salir ya.
—hay una niña en la mesa, se comían los niños Chris, tú lo sabías y no me dijiste— Arthur con la mirada abajo, con rabia y con ganas de llorar no dijo más.
—no quería que te traumaras chico, no quería que vieras esto, pero creo que lo mejor es salir ya— Arthur no dijo nada, pero señaló el cuarto donde estaba la niña. “maldición, la niña" entró lo más rápido sirviendo de apoyo a Arthur, cuando entró era horrible, lleno de sangre por todo lado y una camilla con un humano lleno de pinchos, pasó saliva y la vio, la niña aún respiraba, estaba viva, sufriendo. Arthur no levantó la cabeza, ya había sido mucho para él, Chris apretó los dientes “ojalá se pudra tu cara, imbécil” sin pensarlo dos veces, sacó la pistola y disparó, la bala pegó en todo el cráneo de la niña, ella apenas salto por su reflejo muscular.
—¡Nooooooooo! ¿¡Qué haces idiota!? ¿¡Qué hiciste!? ¡La niña aún estaba viva! — Chris lo empezó arrastrar, Arthur ya no se estaba ayudando, lo jaló con toda su fuerza hasta la puerta, no estaba tan lejos, escucho otra explosión y otra “mierda, mierda, mierda. No lo vamos a conseguir" sabía cómo iba a reaccionar el fuego y el empuje de la explosión en un lugar cerrado, no quería experimentarlo con el mismo.
Jaló aún más fuerte, botó hacía un lado de la salida a Arthur que medio rodó y cuando iba a salir Chris la explosión fue más grande, el empujón lo mandó al frente con fuerza pero se mantuvo en pie y rodó hacía donde estaba Arthur, lo tapó con su abrigo y se cubrió también, el fuego salió, no alcanzó hacer el desastre que tenía previsto Chris pero alcanzó a quemar un poco el abrigo, se sentó en el suelo y tomo aire, volteó a ver a Arthur, tenía una mirada perdida y lágrimas en sus ojos.
—imbécil, ¿Qué crees que haces? — se quitó el abrigo y le sacudió un poco de ceniza —¡aún no quiero morir y menos que un mocoso sea el culpable! — se calmó y miro hacia los dos lados para ver si había alguien en la escena —pensé que eras más fuerte que esto chico, se supone que trabajaste en algo igual— Arthur aún no reaccionaba —¿te vas a quedar ahí paralizado? No somos héroes, chico, solo queremos hacer lo mejor por nosotros mismos— miró hacia arriba, vio que el sol estaba más fuerte que nunca.
—no es así— le respondió Arthur, sentando y poniendo su cabeza en las rodillas.
—claro que es así, no vamos a poder salvar a todos pero si podemos detener que más personas mueran así— se levantó, se limpió el mugre de sus pantalones, se acomodó su abrigo —aún no hemos terminado, tenemos que ver si quedaron los video— lo intentó levantar pero no se dejaba —¡chico, tu trabajo no termina aquí, aún hay más niñas sufriendo por ahí y necesito de tu ayuda para detener esto!— Arthur reaccionó de forma diferente, al parecer había apretado el botón que era.
—yo… lo siento Chris— se levantó, se limpió, y sobó su canilla — vamos a mi casa, tengo mejor sistema ahí para bajar los videos— Chris no hizo nada, tomó aire y entró otra vez al restaurante —¡Chris! ¿Qué haces? Puede ser peligroso— le avisó un poco angustiado

Desde lo más profundo del restaurante le respondió Chris —¡no te preocupes, intentaré no tocar nada que sea peligroso, espérame ahí!— entró, subió las escaleras, lo que quedaba de los dos grandes era piel negra y otra roja que parecía que aún estaba hirviendo, se había acordado que al otro lado del restaurante donde se atienden los comensales, en una esquina había un cuarto, paso rápido y vio que el cajero no tenía ni espalda, la carne había desaparecido, las mesas y la estufa aun tenía fuego, no quería apagar las llamas, estaba feliz que ardiera ese lugar, la puerta voló hacía los vidrios del restaurante, Chris pasó al otro lado del restaurante, la puerta se había abierto por la explosión “ja, que conveniente” entró y sacó varios discos duros del lugar y los guardó, cuando sacó la cabeza del cuarto, estaba aún peor en llamas, “sabía que tanta suerte, no podía ser verdad" corrió hacía los vidrios que ya estaban golpeado por la puerta y los atravesó, sabía que era una mala idea pero igual lo hizo, se cortó en varias partes y cuando cayó al suelo, se cortó aún más con las que habían en el suelo, se levantó y corrió hasta el callejón, llamó a Arthur con la mano, Arthur salió corriendo y los dos desaparecieron del sector B5.
***
Verónica dibujaba en el piso, unos cuadernos antiguos de Elizabeth, mientras Elizabeth pensaba, sentada en el sofá aún con su pijama, ya iba más de medio día y no había noticias de Arthur “¿Qué haces idiota?” empezó a tocar su cara y apretar cualquier deformidad de ella, dejando su piel lastimada y rojiza, Verónica estaba concentrada en sus dibujos, no ponía atención a lo que hacía Elizabeth, ¡Toc! ¡Toc!
Elizabeth se levantó lo más deprisa que pudo, no se dio cuenta que llegó a asustar a Verónica, corrió hasta la puerta, cuando abrió vio un sujeto no muy mayor pero apuesto, con negros en la cara y oliendo a quemado, se asustó un poco, pero vio al fondo a Arthur, agotado, lleno de lo que parecía tizne en toda la cara como el hombre que estaba al frente de él.
—hola, mucho gusto…— tomó aire, estaba agotado —perdón… mi nombre es Chris, soy nuevo amigo del chico, que pena molestarte, — Arthur no dijo nada, solo empezó a bajar lentamente —puedes bajar con la niña al piso del chico… ¡ah! Y si tienes primero auxilios por ahí, seria de ayuda, adiós— Elizabeth quedó impactada, no sabía quién era el hombre y porque Arthur no dijo nada, alistó lo más rápido posible y le dijo a Verónica, que tenía que bajar.
Al llegar al piso de Arthur tocó la puerta y Chris se la abrió, estaba diferente con una sudadera que llevaba tiempo sin ver de Arthur y un saco, lo hacía ver extraño. Fue a buscar a Arthur, pero él estaba en su computador viendo algunos videos.
—hola— solo dijo Elizabeth, mordió un poco sus labios, Arthur la volteó a ver rápidamente y le saludó con un ademán de mano, volvió a su computadora. Elizabeth no sabía cómo sentirse, estaba enojada, no había dicho nada Arthur y tras del hecho la saluda así.
—lo siento, chica— dijo Chris con una voz agotada — ha estado así desde que llegamos, no quiere ni comer— Elizabeth no toleraba eso, se acomodó una sudadera que había puesto.
—Vero, puedes ir a tu cuarto y jugar un momento, ya voy— la niña aceptó y corrió a su cuarto, se encerró y solo se escuchaba el ruido de la cama y de los colores, Elizabeth caminó con prisa hacia Arthur, hasta llegó a asustarse Chris. Se puso al lado, lo cogió del brazo fuertemente lo jaló hasta el sofá y lo tiró —no has comido ni mierda ¿Cierto?— Elizabeth intentaba calmar su enojo, además de la caja de primeros auxilios traía dos tarros pequeños era pasta para calentar en horno, se la pasó a Arthur y él no pudo decir nada, luego se la pasó a Chris —no sé quien serás pero tampoco haz comido, se te nota— se lo pasó con un breve empujón —por cierto, me llamó Elizabeth, ¿Vale?— sonrió, se acomodó su cabello y se hizo un moño —bueno, ¿para qué era los primeros auxilios?.
Chris no podía entender como había cambiado así, al principio con enojo y ahora está tranquila y preocupada, no sabía cómo responderle, no quería que lo viera mal —señorita Elizabeth, el chico tiene una herida por cuchillo en la pierna y además de eso, tiene lastimada la canilla— Arthur actuaba como siempre cuando tenía algo que hacer, concentrado comiendo mientras pensaba, no había escuchado nada de la conversación solo que Elizabeth se había enojado.
Elizabeth se acercó, limpió la herida de la pierna, Arthur volvió en sí, el dolor del alcohol lo había hecho reaccionar —eso duele Beth— siguió pensando, se había perdido otra vez, se había acostumbrado al dolor, Elizabeth sacó una jeringa, esterilizó la pierna de la cortada e inyectó —¡Ah! Mi pierna, ¿¡Qué haces!?— Elizabeth no le respondía, cogió la otra pierna, la observo, sacó un gel y se lo aplicó “frío, está muy frío” —Beth, espera, no te vayas así.
Elizabeth se acercó a Chris —¿Tienes una herida o algo así? — Chris solo sonrió y se subió el sacó, tenía un morado cerca de la clavícula —esto se ve mal— lo tocó y no sintió ningún hueso roto —si no te aguantas el dolor, compra alguna pasta para eso, todo está en su lugar.
—gracias…— dijo Chris mientras comía la pasta y se bajaba el saco.
Elizabeth se levantó y se fue, Arthur quedó extrañado “las cague, la hice enojar mucho…” su cara cambió de aspecto ya no estaba concentrado, volteó a ver a Chris, se le había olvidado de él, pero su mirada era entendible “no tiene ni la menor idea de lo ocurrió".
—lo siento por eso, es mi culpa, cuando me concentro en algo, no pienso en más y como no la saludé bien, se enojó— terminó de hablar y de comer, se sentó otra vez en la silla del computador y siguió buscando imágenes.
—tienes que saber que ella estaba preocupada por ti chico, tú ni le dijiste nada— Arthur bajó aún más la cabeza —tienes que hablar con ella otra vez…—“soy muy pero muy idiota" se asustó Chris —chico, ¿dijiste que tenías una amiga en la interna? — Arthur se sorprendió, no pensó que Chris fuera actuar así.
—sí, ¿Qué pasa? — le pasó el numero mientras preguntaba a Chris.
Chris se acomodó la sudadera, se puso sus botas y salió rápido del apartamento.
—cuando entré al restaurante no vi al cocinero— cerró la puerta mientras llamaba. Arthur quedo pensativo, no quería que el hombre los hubiera seguido hasta la casa y que podía estar… “no, eso no sucederá" siguió viendo los vídeos, al comer se sentía más descansado, el gel en el pie lo hacía sentir mejor, cerró los ojos y no pudo otra vez abrirlos.

Verónica, estaba siendo cortada y prepara para cocinar por el carnicero, al fondo escuchaba una voz, la voz de Verónica “¡Es ella! ¡Es Dulce, lo sé!”. Arthur abrió los ojos, no entendía que estaba sucediendo, su corazón latía muy rápido a su izquierda estaba Verónica con lágrimas en los ojos, Arthur no entendía la situación, estaba sentado en el computador.
—es ella, es Dulce, conozco su cabello en cualquier lado— sonaba sus mocos, en su brazo llevaba a Guts, sus ojos húmedos se notaban más su color gris. Arthur vio hacía la pantalla, eran las grabaciones, donde se veía un hombre que pagaba un dinero al cocinero y se llevaba a una pequeña niña.

Gracias por seguir leyendo mi historia, ya como he dicho antes si ven errores, díganme y me ayudarán a mejorar. Seguire subiendo más capitulos

N.N: SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora