La Guerra de los soldados caídos

Capitulo 3: El dolor de sobrevivir

Light se encontraba corriendo por su vida ignorante de lo que le había sucedido con suhermano. Este continuaba corriendo tomando con fuerza la mano de Jeanne pero de un momento a otro esta suelta su mano para correr por sí sola, Light al darse cuenta de esto voltea su mirada hacia atrás y observa que Giordano los estaba persiguiendo a toda velocidad, este eran tan rapido que ya se estaba por alcanzarlos así que él decide apresurar más su paso sintiendo un dolor en el costado de su abdomen debido a todo lo que había corrido.

-Light- ¡Toma mi mano, rapido! –Le dice a Jeanne para así apresurar más el paso de ella debido a que esta era más lenta que él. Pero Jeanne golpea la mano de Light negándose a hacer lo que este le decía– ¡¿Pero qué haces?! –Pregunta sorprendido por la acción de Jeanne–

-Jeanne- ¡Si hubieras disparado antes...! –Le grita enojada a Light–

-Light- ¡Tú tampoco has hecho mucho más que solo gritarme! –Le respondía sin dejar de correr–-Jeanne- ¡Erza probablemente está muerta!

-Light- ¡¿Y dices que es mi culpa!? ¡¿Porque?!

-Jeanne- ¡PUDISTE SALAVARLA SI DISPARABAS!En ese momento mientras no dejaban de correr las palabras de Jeanne resuenan en la mente de Light – ¿Pude Salvarla? – Se pregunta a si mismo mientras que a su mente llega el recuerdo de su hermano disparándole a Richard cuando este estaba a punto de matar a Erza – ¿Pude salvarla como él lo hizo?... ¡No! Yo no mataría a nadie como él lo hizo, tuvo que haber existido otra manera pero... si ese no es el caso entonces yo... ¿Los acabo de dejar morir? – Todo esto pasaba por la mente de Light en cuestión de segundos mientras que no dejaba de correr seguido por Jeanne, quien a pesar de no poderle seguir el paso no dejaba de correr.Al ya estar cansado de perseguirlos Giordano toma con su mano derecha su cuchillo nuevamente y mientras corría se atreve a lanzárselos clavándolo profundamente en la parte posterior de la pierna de Jeanne, haciendo que esta grite con fuerza de dolor mientras caía violentamente al suelo.

-Light- ¡Joder! –Exclama al detenerse después de darse cuenta de lo había ocurrido– ¿Te puede parar? –Le pregunta a Jeanne luego de ir hacia ella agachándose junto a ella para ayudarla a levantarse–

-Giordano- ¡Que pregunta más ridícula! Ella no lograra ponerse de pie, es obvio. –Dice mientraseste se detiene a solo unos pasos de ellos dos–

-Jeanne- ¡¿Qué hiciste con Erza?! –Grita con fuerza mientras en efecto, no podía levantarse por más que lo intentaba debido al enorme dolor que sentía al tener clavado ese cuchillo en su pierna.

-Giordano- ¿Erza?... ¡Ah! Esa tipa ruda, la última vez que la vi estaba cayendo por un precipicioabrazada a ese niño.

-Light- Byron... ¡Maldito, ¿Dónde está mi hermano?!

-Giordano- Muerto por supuesto, igual que esa chica, Erza.

El oír eso estremece muchísimo tanto a Jeanne con a Light, quienes miraban con horror como aquel hombre se atrevía a sonreír luego de haber decir que había cometido tal atrocidad.

-Jeanne- Erza esta...

-Giordano- ¡Muerta!... ¡Bien muerta! Y tú lo estarás dentro de muy poco hermosura. 

Jeanne no podía creer lo que estaba escuchando, ella realmente no se imaginaba que Erza pudiera haber muerto a manos de una persona así. Mientras tanto Light al haber escuchado de boca de Giordano que su hermano estaba muerto, no puede evitar que su mente sea azotada por los recuerdos de cuando se encontraban tirados en el asfalto y vio el cuerpo sin vida de su hermano después de haber sido atropellado, recordó que poco antes de eso pasara él se lanzó para salvarlo pero no pudo, no se lanzó a tiempo y no pudo empujar a su hermano hacia el otro lado de la calle –No pude salvarlo en ese entonces, y tampoco pude salvar a Erza cuando tuve la oportunidad, no pude salvarla cuando ella sí pudo lanzarse a salvar a ¡mi hermano! ¡Después de que el la salvara a ella de ser asesinada!... Ahora ambos están muertos. Están muertos y yo no hice nada– En ese momento pequeñas lagrimas brotan de los ojos de Light al comenzar a sentir una enorme ira producto del odio que sentía de su propia inutilidad y cobardía.