Capítulo 3.

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Han pasado ya dos semanas desde que Harry aceptó la oferta de Niall, por muy difícil que parezca para él. Durante ese tiempo ha estado día y noche en casa de Zaray para practicar su personaje. Ha aprendido a evitar el tema de su sexualidad para tener una mejor interacción con ella, aunque de vez en cuando suelta algún comentario estúpido.

Por otra parte, ella se burla de él la mayoría del tiempo, riendo a carcajadas cuando Harry intenta lucir femenino frente al espejo, probándose diferentes vestidos que ella trae para él. Si se lo preguntan, todavía le falta mucha práctica antes de fingir ser una chica.

Él no tiene una pizca de feminidad en su cuerpo.

Zaray lo obliga a caminar con un libro en la cabeza, insistiendo con que esa es la mejor técnica para aprender a caminar erguido. Harry está muy cerca de renunciar a todo, y ni siquiera ha comenzado. Aunque en el fondo sabe que no puede renunciar porque al menos si lo intenta tendrá mil euros en su bolsillo.

—Lo estás haciendo muy bien. —Ella aplaude desde el sofá, aguantando las ganas de reír viendo cómo Harry se tambalea con los tacones que ha comprado para él, ya que los suyos le quedaban chicos.

Sabe que ella está siendo sarcástica porque definitivamente no lo está haciendo bien. No sabe caminar en tacones, y piensa que ella le compró los más altos de la tienda para vengarse de toda la mierda que le ha hecho, aunque en el fondo sabe que ella no sería capaz de hacer algo así. Tal vez eligió los tacones porque eran de su gusto, no debe ser tan desconsiderado.

—Si te llegas a reír te mato. —Amenaza, frunciendo el ceño mientras se mantiene de pie muy difícilmente. Zaray se cubre la boca para reír de forma discreta, disfrutando mucho el espectáculo—. Por Dios, me veo ridículo.

Ella pone los ojos en blanco antes de hablar—: Tienes que confiar en ti, sentirte linda es el primer paso para que los demás te vean igual.

—No me siento linda, odio todo esto. ¡No quiero que nadie me vea así! —Exclama mirándose al espejo y sintiéndose como un adefesio.

Se quedan en silencio, y Harry nota enseguida la cara larga de la chica.

—¿Qué pasa?

—Así me siento todo el tiempo.

Harry se deshace de los tacones para caminar hacia ella y sentarse a su lado, conmovido por su tristeza y poca autoestima.

—Pero tú no luces mal. De hecho, si no te conociera pensaría que naciste así. —Ella lo mira con asombro, pero luego sonríe, mostrándole esa hermosa dentadura que tiene. Bien, funcionó esta vez. Ya va mejorando.

—Muchas gracias, Harry. Hasta ahora has sido mi único amigo, agradezco tu compañía. Pensé que no seguirías viniendo después de dos días conmigo.

—¿Qué dices? Eres genial, un poco grosera al burlarte de mí, pero no te culpo porque soy horrible como mujer. —Ella se ríe un poco antes de negar con la cabeza.

—Eres hermoso, de hombre y también de mujer. Solo te falta ser un poco más refinado, y fingir un poco más de feminidad. Tu físico es lo menos que debería importarte. Tenemos que practicar las formas de sentarte y la forma de hablar sin ser muy brusco con tus palabras. Debes ser más delicado.

—Eso es un poco anticuado. Conozco mujeres que hablan muy mal. No quiero ofender tus estereotipos, pero no creo que una mujer deba actuar como lo exige la sociedad solo para cumplir expectativas. Una mujer debe ser como quiera ser, no tiene que estar fingiendo nada.

—Sí, tienes razón. Tal vez tengo pensamientos ambiguos. Me gusta pensar que las mujeres somos la definición de la delicadeza, pero cada uno tiene sus ideales acerca de cómo debemos ser.

Femenino por Causalidad | Larry ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora