- ¿Algo más que necesite, señorita Pendragon?
Escucho la voz suave y amable de la mujer al lado de su escritorio, desvío la vista del vació que llevaba mirando largo rato a la morena que acababa de colocar los documentos, que olvido había solicitado, sobre su escritorio, eso la despertó, no sabía cuánto tiempo llevaba pretendiendo leer uno de los múltiples correos que llenaban su bandeja, lucia agotada, la camisa violeta antes pulcramente lisa bajo el pantalón de vestir negro, estaba arrugada y fuera de lugar, el cabello anteriormente sostenido en un apretado moño ahora regaba por su cara algunos mechones rizados, sueltos por el constante ir y venir a través de las horas y los ojos hundidos exponían el desvelo de esa noche, producto del trabajo de último momento al que se sometieron, quizás ella misma se veía igual o peor.
-¿Se encuentra bien, gusta que le pida algo de beber?- la mirada castaña seguía sobre ella, preocupada por la falta de respuesta.
-No, Gwen, puedes retirarte- respondió Morgana desviando su atención a la pantalla de la computadora- gracias por el arduo trabajo, tus esfuerzos serán reconocidos.
La morena sonrió, Morgana no la vio, por dentro sólo agradecía el día en que Gwen se presentó a la entrevista y logro cubrir los requisitos para el puesto.
-Nos vemos mañana, señorita Pendragon.
Tampoco la escucho despedirse mientras redactaba el último mensaje del día con el archivo adjunto que contenía el trabajo, unos minutos después lo envío y automáticamente se sintió liberada. Tomo su bolso y cerro su oficina con llave, el edificio estaba casi desierto, igual no se sentía en condiciones de hablar con alguien, solo siguió su camino hasta el estacionamiento, se encerró en su auto y dejo caer la cabeza contra el volante.
Las ojeras bajo sus ojos eran oscuras y profundas, la tinta negra manchaba gran parte de la manga derecha de la camisa blanca con lunares deformes de distintos tamaños y el café de la madrugada le irrito el estomagó, el cansancio hacia caer sus hombros, pero como encargada del proyecto de su departamento no tenía otra opción más que terminarlo antes de si quiera pensar en retirarse, los colores de la tarde pintaron el cielo de naranja y rosa sin que se diera cuenta y cuando puntos blancos decoraban la noche fue muy tarde para volver atrás y sólo pudo limitarse a enviarle un mensaje. Era la tercera vez en el mes que quedaba mal con Colin, no entendía como no estaba harto de sus retrasos y plantones, recargada contra el volante de su auto intentaba descansar los ojos después de pasar la noche en vela frente a su ordenador, una picazón casi insoportable la molestaba desde un par de horas atrás cada que parpadeaba, como sí hubiesen sido bañados en jabón. El timbre característico ante la llegada de un nuevo mensaje le aviso que la vida continuaba, levanto el celular con pereza, las letras se movían de su lugar y no creía que fuese muy seguro conducir en ese estado, de igual manera no pudo resistir dar una respuesta positiva a su amigo.
"Ven al departamento, tenemos que hablar".
Morgana tomo un momento más, en el que se dedicó a reflexionar sobre su estado y a enviar mensajes a Colin, antes de encender el motor y comenzar su camino, planeaba dormir una larga siesta en el estacionamiento, pero la comida del pelinegro y la suavidad de su cama después era más atractivo. Al ser domingo por la mañana no había muchos conductores circulando en las calles y pudo llegar pronto a su hogar, si podía llamarlo así, pasaba más tiempo encerrada en la empresa que en su propia casa, las flores marchitas que decoraban el frente de la puerta principal en unas grandes macetas de barro le exhibían su situación cada vez que llegaba a dormir, estaciono el auto dentro de la cochera y entro directamente a su habitación, completamente ordenada por el poco uso, solo la cesta de ropa sucia delataba que un tiempo paso desde que pudo disponer de tiempo para ir a la lavandería.
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La desesperación del príncipe ⚔
FanficEl único rey a resurgido, vaga por calles modernas confundido, sin embargo no sólo la época a cambiado y Arthur deberá aprender a lidiar con ello.