Capítulo 8

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Cecilia miraba por la ventanilla del avión el desierto de abajo. De pronto la anticipación que había sentido toda la semana por el viaje a Las Vegas se había transformado en aprensión. Al estar de camino, había empezado a albergar dudas.

Una cosa era formular la teoría de seducir a Paco y otra llevarla a la práctica. Iba a compartir un dormitorio durante dos noches con un hombre que la atraía mucho, un hombre que solo la quería para potenciar su carrera. Cuando se puso a racionalizar la situación, le pareció una receta para el desastre. ¿En que se basaba para creer que disponía de una oportunidad con él?

Bajó la vista a la niña que dormía sobre su rodilla mientras él leía unos informes que J.P. le había enviado.

—¿Quieres que te la quite? —inquirió Paco, interrumpiendo sus pensamientos—¿Se te hace pesada?

—No, está bien —aseguró. De hecho, se sentía muy cómoda. Los asientos eran amplios y Manuela se hallaba acurrucada contra ella.

La azafata apareció con una botella de champán y dos copas.

—De parte del señor J.P.—anunció al colocar la botella junto a Paco—.Que disfruten.

—Es evidente que J.P. no deja en hacer que nos sintamos a gusto —enarcó las cejas—. Un avión solo para nosotros y ahora champán.

—Sí. Espero que signifique que el proyecto es una certeza, en especial después del material sobre el nuevo casino que me mandó —le sirvió una copa de champán.

—¿Tú no bebes? —preguntó al aceptar.

—No, quiero mantener la cabeza despejada —volvió a centrar su atención en el informe.

Cecilia bebió el champán, apoyó la cabeza en el respaldo del asiento de cuero y trató de recuperar el optimismo que había sentido antes. Pero el júbilo que había sentido al saber que irían solos en el avión no tardó en difuminarse cuando Paco se sumergió en el informe. Se preguntó si el resto del fin de semana sería igual.

—Oh, casi lo olvidaba —la voz de él hizo que abriera los ojos—. Quería darte esto antes de que saliéramos del aeropuerto —depositó un estuche pequeño en la mesa junto a su copa de champán.

—¿,Qué es? —preguntó con suspicacia.

—Ábrelo y lo verás. Con cautela, alzó la tapa. Desde un terciopelo rojo brillaba el solitario con diamante de corte cuadrado más hermoso que jamás había visto. La dejó sin aliento.

—¡Es precioso, Paco!

—Pensé que podría ayudar a convencer a la gente de que estamos... juntos —lo sacó del estuche. Con gentileza le tomó la mano izquierda y se lo introdujo en eldedo anular—. Ahí está mejor.
El sábado pasado en la fiesta, noté que Jorge miraba si llevabas anillo. Si por casualidad se encuentra en el rancho, cancelará cualquier duda que pueda tener.

—¿Crees que estará? —preguntó sorprendida.

—No lo sé. J.P. mencionó que habría una gran reunión en Las Vegas con la junta de directores del casino. Como Jorge se va a encargar de los jardines, es posible. No has hablado con él, ¿verdad? —inquirió de repente mientras contemplaba el fulgor del anillo.

—Te dije que no lo haría.

—Lo sé, pero me preguntaba si habría intentado ponerse en contacto contigo.

—No —apartó la vista de la belleza del anillo.

—No lo habrás comprado

especialmente para impresionar a Jorge, ¿no? Debió costarte una fortuna.

¿Conveniencia o Amor? (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora