—J.P. Y Nancy han sido muy amables en ofrecerse a cuidar de Manu, ¿verdad?—Cecilia quebró el silencio en el coche.
—Sí, son estupendos. Espero que Manu se porte bien. Me habría sentido mejor si se hubiera quedado dormida antes de irnos. Parecía un poco agitada.
—Quizá haya sido mi culpa. Esta tarde durmió una hora.
—Lo hace casi siempre —la miró de reojo—Has sido maravillosa con ella hoy, gracias.
—No tienes que agradecérmelo. Me ha encantado —se preguntó si la tensión que había entre ellos era imaginaria. De algún modo, Paco parecía distante. Costaba creer que fuera el mismo hombre que le había hecho el amor con tanta pasión.
Las luces de Las Vegas brillaban en la noche. Paco entró en un aparcamiento y atravesaron uno de los casinos en dirección a los ascensores que los llevarían hasta el restaurante.
—Luego probaremos un poco de suerte —comentó Paco.
—¿Te sientes con suerte? —preguntó con tono burlón.
La observó. Se la veía sensacional con el vestido negro. Le ceñía la figura con provocación y recalcaba sus curvas. Quiso decirle que fue afortunado hasta que se topó con Jorge Wesley esa tarde y se detuvo a analizar la situación.
—Bueno, anoche sí que tuve suerte, ¿no? —sonrió.
A Cecilia no le gustaron esas palabras. Deseó que las retirara. Hacían que se sintiera barata.
—Vamos, alejémonos de la multitud —le rodeó la cintura con el brazo.
El restaurante tenía unas vistas fabulosas de la avenida principal. Era un entorno romántico, con velas y mesas reservadas.
Paco pidió una botella de vino y durante un rato repasaron los menús.
Llevaba un traje oscuro que le daba un magnetismo sensual. Al atravesar el casino, Cecilia había notado que muchas mujeres lo miraban con admiración; sin embargo, él parecía ajeno al poder de su aspecto, al efecto que provocaba su sonrisa.
—¿De modo que Manu no te ha planteado ningún problema?
—Fue maravillosa —afirmó—. Y si vuelves a darme las gracias por cuidarla, me enfadaré contigo.
—No quiero que pase eso, pero tengo mucho que agradecerte —aseveró—Gracias a ti, me han ofrecido un contrato fijo con J.P.
—¿Te han renovado? —abrió mucho los ojos.
—Me lo dijo hoy —asintió—. La otra buena noticia es que voy a dirigir el equipo del nuevo casino.
—Paco, es estupendo. Felicidades.
—Como he dicho, no habría podido hacerlo sin ti.
—Creo que de todos modos lo habrías conseguido —insistió—. J.P. no te contrataría si no fueras el mejor hombre para el trabajo.
—Es posible —se encogió de hombros—. Pero agradezco tu ayuda —alzó la copa—. Por ti. Como le gusta decir a J.P., alado de todo hombre de éxito hay una gran mujer —la miró con expresión seria a la luz de la vela—. Bueno, ya estás libre —anunció de repente.
—¿Libre?
—De nuestro compromiso falso —explicó—No tendrás que desempeñar tu papel durante mucho tiempo más.
—Bueno, es un alivio —jamás le había costado tanto esbozar una sonrisa—. No creo que fuera una gran actriz.
—Todo lo contrario, creo que actuaste bastante bien. Incluso me engañaste a mí durante un tiempo.
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¿Conveniencia o Amor? (Adaptación)
Hayran KurguPaco Leon, no necesitaba a nadie para cuidar de su hija Manuela, él solo se las arreglaba perfectamente. Pero cuando sus circunstancias familiares amenazaron con interponerse en un lucrativo contrato decidió encontrar a una mujer que interpretara el...