Es increíble que ya haya pasado más de un año desde el atentado. La gran mayoría de los pacientes que ingresaron conmigo ya fueron dados de alta, pero yo sigo aquí, al igual que Nikolai.
Mis quemaduras ya sanaron prácticamente por completo, la cicatriz de mi pierna ya está perfecta y mis huesos sanaron correctamente. Se podría decir que ya estoy bien. Niko también está bien, incluso ocupa parte de su tiempo ayudando como voluntario en el bloque de niños terminales desde hace unos meses.
Aunque físicamente estoy perfecto, mi interior aún tiene que continuar sanando. Sigo teniendo pesadillas sobre aquel día, sueños con Marie, dolores en el pecho y ahora también episodios de ataques de pánico desde hace un tiempo. Realmente no creo que sea posible sanar totalmente, pero Nikolai me convenció de intentarlo, y comencé a ver a un psicólogo. No sabría decir si realmente me está ayudando, pero hay que empezar en alguna parte.
- Ya sé qué voy a hacer. - apareció Nikolai en la puerta, agitado.
- ¿Qué vas a hacer de qué? - pregunté, confundido, desde mi cama.
- Ya sé qué voy a hacer en el futuro. Ya decidí qué estudiar en la universidad. - explicó, emocionado.
Se acercó a mí y se sentó a mi lado.
- ¿Ah sí? ¿Y qué será? - apagué la televisión para que no moleste el ruido.
- Medicina. - antes de que pudiera hacer algún comentario, continuó rápidamente: - Sé que suena cliché que un chico que ha estado mucho tiempo en un hospital quiera hacer lo mismo que hicieron por él, pero no es eso. Quiero ser capaz de ayudar y apoyar a pacientes terminales. Entiendo que suena extraño querer dedicarse a personas que van a morir, pero siento que eso es lo que tengo que hacer. Quiero ser enfermero en el bloque terminal. Quiero ayudar a que los últimos meses de esas personas sean hermosos y alegres. - la pasión de veía brillando en sus ojos y en su sonrisa.
Sonreí al verlo así, porque me puso contento que él sea feliz.
- Me parece una idea maravillosa. - lo abracé y él me devolvió el abrazo - Si esa es tu vocación debes seguirla, sin dudar. Vas a ser un gran enfermero, estoy seguro.
- Gracias, Cucarachín. - rompió el abrazo, pero se quedó sentado a mi lado.
- Y... ¿Sabes cuándo te darán el alta? Digo, como para comenzar tu sueño lo antes posible. - admito que pensar en que nos íbamos a separar, en que ya no compartiríamos habitación ni nos veríamos todos los días me ponía triste.
Voy a extrañarte, amigo.
- No sé... ¿Qué película tienes ganas de ver? - cambió bruscamente el tema... Evidentemente no sé sentía cómodo hablando de eso. Pero, ¿por qué? ¿Será que a él tampoco le gusta la idea de separarnos?
- Niko... - él me miró esperando el resto de la oración - Cuando salgamos de aquí... Vamos a seguir siendo amigos, ¿verdad? - solté, sin pensar casi. Porque sabía que si lo pensaba no lo diría.
Nikolai me miró con los ojos bien abiertos, impactado, supongo.
- Bastian, ¿de verdad crees que eres "mi amigo de hospital"? Tú eres mi mejor amigo, en el hospital y en cualquier parte, siempre. No imagino una vida en la que no estés, y no quiero imaginarla, mucho menos vivirla. - una lágrima rebelde cayó por mi mejilla. Me sentía estúpido por haberle preguntado tal cosa - En cuanto salgamos, vayamos a vivir juntos... ¿Qué dices? - mi corazón se detuvo y dejé de respirar. ¿Hablaba en serio?
- ¿Es en serio?
- ¡Claro que es en serio! Te quiero conmigo las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Quiero poder estar para ti en tus días malos y más en los buenos, quiero poder ayudarte a seguir adelante. - se detuvo un segundo y rió - Esto parece una propuesta de matrimonio, pero tú me entiendes. - yo también reí, entre lágrimas.
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Falling
Teen Fiction"Si yo se que tú eres, y tú sabes que yo soy, ¿quién va a saber quién soy yo cuando tú no estés?" Hay un viejo dicho que dice que "la verdadera amistad es como la fosforescencia, resplandece mejor cuando todo se ha oscurecido", pero uno nunca piensa...