Una extraña llega a la ciudad, era diferente, una intrusa, pero eso fue suficiente para captar la atención de todos, sobre todo de estos 5 chicos, completamente diferentes en aspecto y personalidad, que con suerte se habían dirigido la palabra. Y su...
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Fui invitada la fiesta de inicio de clases, pero era durante día de semana, así que claramente no me darían permiso, que ejemplo sería ese para mis tres hermanas... aun así le dije a mamá que iría a casa de Pascal a organizar unas cosas para las elecciones de este año, lo cual no era del todo una mentira. Iría a casa de Pascal pero solo porque el me llevaría a la fiesta.
Terminó de ponerme mi labial rojo, y me miro una vez más en el espejo para checkear que mi outfit no tuviese ningún error: un vestido blanco simple, una chaqueta de mezclilla oversized y unas converse negras. Todo bien, mi madre no sospecharía que voy a una fiesta sin su autorización.
Salgo de mi habitación, sin antes olvidar cerrarla con pestillo, es imposible saber cuando los tres demonios pueden entrar y desordenar todo; bajo las escaleras y veo a mi madre sirviéndole comida a todos en la mesa.
— ¿A dónde vas? — pregunta mi padre quien está sentado en la cabecera.
— Debo ir a casa de Pascal a organizar todo para las elecciones del consejo estudiantil de este año — miento, ya no me tiembla la voz como la primera vez que hice esto.
Como dicen, la práctica hace al maestro.
— ¿Tan arreglada? — comenta Rachel, una de las trillizas, mirándome de arriba a abajo.
— Solo quise arreglarme un poco — le respondo titubeante.
Mi madre me mira y repite el acto de mi hermana. Se acerca a mi y pasa un dedo por sobre mi labios logrando sacarme gran parte de mi labial.
— Si quieres llamar la atención de Pascal, debe ser por tu intelecto, no por andar con la boca pintada como payaso — me reprocha — ¿Que ejemplo quieres darle a tus hermanas? —
Yo solo la miro conteniendo la rabia y luego dejo salir un suspiro.
Estaba tan cansada de pretender e intentar ser perfecta, de ser un ejemplo a seguir. Literalmente siempre ha sido así en mi casa, y esto aumento con la llegada de las trillizas. Es como si constantemente tuviese una gran carga en los hombros de la cual no me puedo deshacer y que cada vez pesa un poco más.
Mi madre me había obligado a postular para la presidencia del consejo estudiantil porque mostraba mi intelecto y porque quedaba bien en mi currículum escolar, también me "aconsejó" que entrara al taller de robótica para que los chicos ahí me vieran como su par y no inferior, hacerles saber que soy un igual para ellos y presumir mi intelecto, igualmente no me quejo ya que, siempre me ha gustado la robótica.
Amo a mi madre, pero la verdad no puedo esperar a que llegue fin de año para poder irme lo más lejos de este maldito pueblo y por fin ser yo misma.
— Mamá, no quiero llamar la atención de nadie tan solo pensé que se vería bien un poco de labial — miento otra vez. Claro que quería llamar la atención de alguien, Tyler.
