Una extraña llega a la ciudad, era diferente, una intrusa, pero eso fue suficiente para captar la atención de todos, sobre todo de estos 5 chicos, completamente diferentes en aspecto y personalidad, que con suerte se habían dirigido la palabra. Y su...
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Toda una semana había pasado desde que mi abuela estaba en el hospital, había sufrido un ataque cardiorrespiratorio y le dejaron en observación dado a su edad, aun no estaba fuera de peligro. En cuanto a mi, no había ido a la escuela, mucho menos a los talleres. Vicent me venía a buscar para ir a darme una ducha a casa y cambiarme de ropa, lo apreciaba mucho, pero la verdad cada vez que venia por mi me bajaba una angustia, no quería dejarla sola en esa sala de hospital, con esas enfermeras tan poco agradables, sin ninguna cara conocida.
Era domingo, por lo cual la locutora de la radio no estaba muy entretenida de camino a casa de mi amigo, sonaba una canción antigua — probablemente a mi abuela le gustaría — pensé hacía mis adentros.
— Quieres ir a desayunar al café de Olly? — el café de Olly era de los mejores del pueblo y casi nunca frecuentaba ahí porque rara vez dejó mi casa, generalmente me preocupo de pasar tiempo con mi abuela y cuando salgo es para ir a la escuela o a ver a Vicent.
Tenía una vida social bastante reducida y la verdad no me importa mucho, tampoco me gustaba interactuar mucho con la gente a no ser que fuese necesario, porque mientras más grande es tu círculo social más expectativas se creaban, más energías tenía que gastar en cultivar mis relaciones con esas personas, etcétera.
Últimamente había conocido a Corey y era bastante simpático, me agradaba. Pero me costaba salir de mi zona de confort y sentirme completamente cómoda a su lado, eso solo podía hacerlo con Vicent, su familia y mi abue.
— La verdad quiero estar de vuelta en el hospital lo más pronto posible — soy honesta. Quizá en otra ocasión hubiese aceptado.
— Comprendo —dobla en la esquina de nuestra calle y unas casas más allá para frente a la mia.— Te espero en casa para desayunar y luego te llevo de vuelta —asiento con la cabeza y murmuró un gracias antes de bajarme del auto.
•••
— Rory espero te gusten los panqueques — habla Diana madre de Vicent.
— Me gusta todo lo que sea comestible —a penas esas palabras salieron de mi boca Vicent, quien estaba al otro lado de la mesa, soltó una pequeña risa. — Oh vamos! madura — le digo entre risas también.
— ¿Quien de ustedes dos me ayudará a poner la mesa? —pregunta Diana.
Vicent se pone de pie y comienza a buscar los individuales y cubiertos antes de que yo pudiera responder.
— ¿Voy a buscar al señor Olsen? —no quería sentirme inútil así que me ofrecí.
— Si no es mucha molestia, cariño — ella seguía echando de la mezcla para los panqueques en el sartén pero de igual manera se volteó a darme una sonrisa.
