XIII. ME VAS A MATAR

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En cuanto Kirishima se hubo recuperado, se encontró la habitual agresividad de Bakugou en una mirada a pocos centímetros de la suya.

— ¿Vas a hacer el imbécil toda la tarde, o vas a concentrarte en el trabajo de una vez?

— Hehe... lo siento, Bakugou... ¿qué te parece si vamos un rato al gimnasio? Seguro que vemos más rápido nuestras debilidades en la práctica...

Bakugou bufó. Al parecer la tontería del pelirrojo todavía no se había disipado del todo, pero eso tampoco era una mala idea.

— Está bien. A ver si así se te va un poco el tinte del cerebro.

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Como Bakugou había supuesto, la sesión de lucha estaba ayudando a deshacer la expresión embobada de Kirishima. Ahora ya lucía el rostro decidido y concentrado que adoptaba cada vez que entrenaban. Tch, el muy idiota no paraba de repetir que era más débil que él pero ni una sola vez se habían enfrentado sin que el pelirrojo tuviera la intención de ganarle.

Conseguirlo era otra cosa. Habían entrado en una rítmica sucesión de golpes, fintas, saltos, explosiones controladas y pétreos bloqueos que parecía no acabar nunca, pero Kirishima era, pese a no desistir, quien recibía más golpes de los dos.

Tras varios minutos de esa danza monótona, Bakugou había dejado que sus reflejos pilotaran solos su cuerpo, para analizar con atención los movimientos de su adversario.

Podía parecer que intercambiaban puñetazos sin mucha reflexión, pero los brazos de Kirishima lo delataban. Cada golpe seguía una trayectoria óptima, con una postura estudiada a base de horas y horas en el saco de boxeo para maximizar la fuerza y volver lo más rápidamente posible a una posición defensiva.

En lo que a técnica de combate cuerpo a cuerpo se refería, era prácticamente imposible vencer a Kirishima, incluso con su quirk explosivo. Lo único que le permitía mantener cierta ventaja era su agilidad. Los músculos endurecidos de Kirishima eran poderosos pero moverlos requería mucha energía. Sin embargo, con apenas unos meses de práctica había presenciado una notable mejora en su velocidad... él también necesitaba progresar si quería seguir siendo el número uno.

Sus piernas se prepararon automáticamente al ver que Kirishima se alejaba de un salto y se inclinaba hacia delante, listo para cargar. Bakugou sabía lo que tenía que hacer. 

Desplazó su peso al pie derecho, el más adelantado, y se concentró plenamente en las zancadas de Kirishima. A esa distancia, tendría que dar cuatro. Tres. Alzó las manos al nivel de sus hombros. Dos. Impulsándose con el pie, se propulsó hacia arriba con dos explosiones. Una. Mientras inclinaba el torso hacia delante, miró hacia abajo, encontrándose con una mirada carmesí. Lo había esquivado justo a tiempo. Todo estaba perfectamente calculado. La velocidad con la que daba una voltereta en el aire, el ángulo, la altura, la-

— Tienes una pose muy masculina cuando haces ese salto.

¡¿Eh?! Pillado por sorpresa, soltó por reflejo una pequeña explosión en su mano derecha, desequilibrándose. Al no tener tiempo de finalizar su voltereta, cayó de espaldas en el suelo con un golpe sordo.

— ¿Qué te has creído que-

No tuvo tiempo de acabar la frase. Una mole de roca entró en su campo de visión y se sentó a horcajadas sobre él.

— ¡Gané! No pensaba que funcionaría... — Kirishima bajó la mirada hasta él, dejando que unos cuantos mechones rojos cayeran sobre sus ojos. — Tal vez debería apuntar eso en tus debilidades... — sugirió bajando la voz.

Por todos los héroes...¿acaso no es consciente de la cara que pone? Kirishima había dicho esa última frase sonriendo, sí, pero de qué manera. Era una sonrisa de lado, con los ojos entrecerrados, desprovista de la inocencia de siempre.

Bakugou gruñó interiormente. Ese pelirrojo lo iba a matar.

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Kirishima se dejó resbalar hasta el suelo contra la pared del gimnasio. Una hora de pelea era demasiado incluso para alguien tan masculino como él. ¿Cómo podía tener Bakugou tanta resistencia? El rubio estaba visiblemente en mejor estado, y tras secarse el sudor se sentó a su lado con una ligereza digna de un bailarín.

Su astuta ocurrencia había ido bien, pero tras eso Bakugou se había esmerado en demostrarle una y otra vez quién era el ganador. Su mente derivó inevitablemente hacia los pensamientos de dos horas antes. Bakugou ni siquiera necesitaba pensar en cómo vencerlo, puesto que ya lo hacía constantemente y sin esfuerzo...

El rubio se percató de su repentina seriedad y le propinó un codazo. Eso lo trajo parcialmente de vuelta a la realidad, pero no lo liberó de sus pensamientos.

— Oye, Bakugou... Sé que ya te lo he preguntado antes, pero ¿por qué no estás haciendo este trabajo con Midoriya o con Todoroki? Seguro que habrían aceptado.

Ante el semblante preocupado de Kirishima, Bakugou sintió que sería mejor dejar la ironía de lado.

— Qué insistente puedes llegar a ser, Shitty Hair. No necesito que Aizawa se invente una estúpida actividad para vencer a esos dos. Ya tengo planeado hacerlo, y lo haré, en la clasificación de héroes. Como rivales, no como enemigos ficticios.

— Oh... ¿entonces a mí no me consideras un rival? Qué malo... — le reprochó Kirishima con una pequeña risa.

Bakugou estuvo a punto de lanzarle un insulto y dar por zanjada la conversación, pero algo en la mirada del otro lo detuvo. Se quedó pensativo unos instantes, contemplando la pared que tenían enfrente. Aunque vencer a Kirishima en peleas como las de esa tarde requiriera más esfuerzo del que dejaba traslucir (lo reconocía muy para sus adentros), era cierto que él ganaba casi siempre. Pero a pesar de ello, en las prácticas donde había tenido a Kirishima en su equipo, nunca había sentido que el pelirrojo fuera un lastre, o lo retrasara lo más mínimo. Era su extra preferido, pero además era un extra que podía luchar a su lado sin estorbar.

Kirishima, por su parte, intentaba descifrar la críptica expresión de su amigo, todavía esperando una respuesta, hasta que la voz tranquila del otro lo sobresaltó.

— Deku y Mitad y Mitad tienen quirks ridículamente gigantescos. Cada movimiento que aprenden a dominar tiene dimensiones épicas, y es fácil ganarse la admiración de la gente así. Por eso debo aplastarlos. Pero eso no significa que a ti no te vaya a vencer también. Sin embargo... — alzó un poco más la mirada — comparada a la satisfacción de ganarte en el gimnasio, ayer pensé que la satisfacción de ganar contigo era más gratificante.

Dicho eso, se levantó y empezó a encaminarse hacia las duchas, dejando a un pelirrojo boquiabierto en el suelo.

¿Acaso no se da cuenta de lo que dice? Kirishima tragó saliva. Por si fuera poco, ahora Bakugou había decidido quitarse la camiseta antes de llegar a los vestuarios, exhibiendo una espalda de músculos envidiablemente definidos.

Definitivamente, Blasty, me vas a matar.





(Me repito pero bueno... Muchas gracias, de verdad. Me hace ilusión que alguien lea lo que escribo.)

(Espero que no fuera un capítulo muy aburrido ^^' Se acercan cosas más entretenidas)

Tu habitación o la mía | Kiribaku | BakushimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora