IV. DESPERTARSE A LAS 4 ES ESTÚPIDO

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Kirishima se despertó más pronto de lo que habría deseado. Poco podría hacer ya, salvo aceptar que tendría una hora más para desayunar. Al menos la cafetería abría tan pronto que no tendría que esperar fuera, ni demostrar una vez más en la cocina común que no sabía cocinar. Se lavó los dientes, se arregló el pelo sin mucho entusiasmo y, una vez vestido, abrió la puerta.

Si esto le hubiera ocurrido unos días antes, habría tenido la rarísima ocasión de salir al pasillo antes que Bakugou, pensó con amargura pero sin poder evitar sonreír al recordar la cara impresionada de Bakugou la vez que se puso un despertador a las 4 para lograr, por fin, ser él quien esperara al rubio y no al revés. A veces Bakugou se levantaba de madrugada para entrenar, así que por precaución había tenido que despertarse muy pronto... aunque tal vez había exagerado con la hora, ya que tuvo que esperar un buen rato fuera y en cuanto la adrenalina de anticipar la sorpresa se disipó, se quedó dormido en clase.

Con un suspiro, volvió a concentrarse en el pasillo que tenía delante. ¿Era imposible que Kaminari estuviera despierto a estas horas, verdad? Preguntándose si en el fondo quería o no que Kaminari le contestara, llamó suavemente a la habitación de al lado. Sólo obtuvo por respuesta unos ronquidos que claramente no cesarían hasta que el despertador de último minuto del rubio eléctrico sonara.

Qué más da... Suspiró por enésima vez desde que se había despertado, y dio media vuelta para dirigirse al ascensor. Lo que no esperaba era sufrir un ataque al corazón tan temprano.

— ¿A qué viene tanto suspiro, Shitty Hair?

Un rubio de cabellera más desordenada que nunca le esperaba, apoyado perezosamente en la pared al lado del ascensor. La cabeza ladeada y la ceja que enarcaba inquisitivamente le daban un aspecto desaliñado y a punto de perder la paciencia. Pero tan atractivo que debería ser ilegal hacerme ver esto a estas horas...

— ¿¿Bakugou?? — dejó escapar en un susurro casi gritado — ¿Qué...qué haces aquí?

— ¿¡Hah!? Esta sigue siendo mi residencia, pelos de mierda, ¿acaso no puedo ir donde me dé la gana?

Viendo cómo el tono de voz de Bakugou incrementaba peligrosamente, Kirishima se sacudió el estupor de encima y se apresuró en llegar al ascensor, que los esperaba ya con las puertas abiertas.

— Claro, claro... En realidad me hace ilusión verte aquí... Es sólo que me ha sorprendido porque es bastante pronto...

Viendo la sonrisa que se abría camino en el rostro del pelirrojo, Bakugou pareció relajarse un poco, pero se mantuvo en silencio.

Ya abajo, Kirishima lo siguió por la sala común hasta la salida, rascándose la nuca algo incómodo. Por una parte tenía que esforzarse en contener los saltos de alegría que daba su corazón por ver al otro de manera tan inesperada, pero por otra parte la quietud que los rodeaba (¿quién iba a despertarse a esas horas salvo un pelirrojo con insomnio y un rubio impredecible?) hacía que fuera agudamente consciente del silencio entre ellos.

Bakugou sólo habló cuando el frío viento de la mañana los golpeó en la cara.

— ¿Piensas dejar ese brazo en el aire hasta que lleguemos a la cafetería o es que todavía estás demasiado dormido para pensar?

La mirada de Kirishima se desplazó rápidamente hasta su brazo, todavía en su nuca, y luego hasta los ojos expectantes de Bakugou. Conocía bien esa mirada. Oh...

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Mierda, eso había sonado ridículamente necesitado...

Tch, era culpa de Kirishima y de sus estúpidas costumbres. Perder ahora ese brazo alrededor de su cuello sería casi como bajar de rango... Era cuestión de orgullo. Además, sería bastante molesto haberse puesto un despertador a las 4 y haber esperado tanto rato en el pasillo para luego andar en silencio hasta la cafetería sin conseguir su objetivo.

La mirada de Kirishima pasó de avergonzada a sorprendida, para luego adoptar una expresión relajada de entendimiento. Una sonrisa amplia y cegadora se dibujó en cuestión de segundos en su rostro, mientras avanzaba hacia él para colgar su brazo alrededor de sus hombros y dejarse caer levemente, haciendo que Bakugou se inclinara un poco hacia la izquierda.

Olvidando la tensión de unos segundos atrás, Kirishima empezó a hablar a través de su deslumbrante sonrisa, mientras caminaban sin prisa.

Pikachu podía joderse y dormir, ignorante, todas las horas que quisiera. Él tenía la calidez de los primeros rayos de sol de la mañana a pocos centímetros de su cara, y no pensaba cambiarlo por nada.



(Muchas gracias por leer ~)

Tu habitación o la mía | Kiribaku | BakushimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora