CAPÍTULO 6

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En realidad no tengo nada en contra de la escuela, es sólo lo que implica llegar a ella lo que me frustra tanto. Como hoy, desperté más tarde de lo habitual y no culpo al despertador pues definitivamente fui yo quien no se levantó a la hora indicada, todo por no poder dormir y estar pensando en cierto chico que se encontraba a unos metros de distancia de mi casa. Como si eso no fuera suficiente no había agua en la ducha a causa de la remodelación de tuberías a unas calles abajo así que sólo hice un moño en mi cabello, me di cuenta también que no alisté la ropa que llevaría, cosa que hago todas las noches antes de dormir pero creo que esta vez lo olvidé por completo, teniendo como resultado un atuendo que no era precisamente el más llamativo y creo que hasta cierto punto no combinaba en lo absoluto. 

Mi estómago rugía por ser alimentado pero hice caso omiso y corrí lo más rápido que pude por llegar al salón puesto que llevaba diez minutos de retraso; minutos los cuales perdí al subir a otro autobús que no era el que normalmente tomaba teniendo que correr cinco cuadras hacia la escuela. Así que aquí me tienen, sudorosa y a punto de entrar a clase de biología, toqué la puerta levemente esperanzada porque no me escucharan y no tener que entrar, pues odiaba ser el centro de atención de la clase. Pero como cuento con una magnifica suerte la puerta se abrió de inmediato y el señor Collins irradió mi mañana con su gran sonrisa amarillenta.

— ¿Se le pegaron las cobijas señorita West? —Dijo mi profesor burlonamente. Sentía cada mirada de todos los presentes en el salón puesta solamente en mí , casi podía sentir su lastima y me convencí de que lo mejor hubiera sido esperar el comienzo del próximo modulo. Faltar a clase de biología no le hace daño a nadie.

—No profesor, he perdido el autobús — Dije casi en un susurro para que nadie escuchara que a pesar de cursar la universidad aún no tengo permiso de conducir. No tiene caso solicitarlo si mis padres no aprueban que yo conduzca, según dicen es mejor usar el transporte público, contamino menos y mis gastos se reducen. Como si ellos siguieran sus propios consejos.

—De acuerdo, haremos una excepción muy grande —Milagrosamente me dejó pasar y se hizo a un lado para que pudiera hacer mi entrada triunfal, aunque hice de todo menos eso. Las cintas de mis converse estaban desatadas por las prisas que había tenido que pasar, pero lo peor era que el señor Collins las tenía bajo las suelas de sus zapatos sin intención alguna, lo que nos llevaba a que cayera sobre mis propias rodillas. Mi humillación subió al tope cuando el salón estalló en risas, por lo que veo la empatía que mostraron hace unos momentos no fue nada comparado con el gran espectáculo que les estaba ofreciendo.

— ¡Silencio! —Gritó el profesor al tiempo en que me ayudaba a ponerme de pie, el silencio hizo aún más dramática la escena así que sacudí el polvo de mis rodillas y caminé con la cabeza en alto hacia la última banca del salón, como si no sintiera el dolor de mi cuerpo mallugado. Ese era el lugar donde normalmente se sentaban quienes se consideraban los menos aptos para estar en esta clase y solamente dormían, quizás esta vez eso haría.

— ¿Se encuentra bien señorita West? —Preguntó tímidamente el señor Collins temiendo tal vez que me soltara en lágrimas en plena clase, yo era mucho más fuerte que eso, necesitaría más que una simple caída para lograr que llorara  y mucho menos lo haría teniendo un amplio público como espectador.

—Por supuesto —Dije con una sonrisa fingida, consiente de todas las miradas que estaban comenzando a atormentarme. Sin duda comenzaría a tener constantes pesadillas donde el punto culminante serian todos estos ojos burlones que no pararían de reír de lo torpe que me veo en estos momentos así que lo mejor es ignorar todo por completo y no hacer contacto visual con absolutamente nadie.

—De acuerdo, prosigamos con la clase —Y fue así que él continuó con su discurso a cerca de moléculas, cromosomas y lo que sea que tratara el tema de hoy pues mi cabeza estaba apoyada en la palma de mi mano inconsciente de lo que sucedía a mí alrededor. Mis parpados estaban por cerrarse cuando una bola de papel cayó directo en mi cara, la extendí y por la caligrafía con tinta rosa deduje que era de Gisell quien se encontraba en el otro extremo del salón, en los primeros asientos como siempre.

COMPLICATED LOVE ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora