— ¡Ya llegué! —grito al entrar a casa.
— ¡A nadie le importa! —responde mamá desde la cocina.
Suelto una carcajada y me dirijo hacia ella.
— No intentes ocultarlo, sé que te cuesta respirar en mi ausencia —bromeo para luego depositar un beso en su mejilla—. Hola Robert.
— ¿Qué tal tu último día Kei? —pregunta mi padrastro con su usual sonrisa alegre.
— Genial. Estoy jodidamente feliz de no volver a ver la cara de todos esos idiotas —contesto con sinceridad sin poder borrar la sonrisa de mi rostro.
— ¡Keira! ¡Lenguaje! —me reprocha mamá y yo ruedo los ojos a lo que Rob ríe.
— Lo siento, quise decir que me encuentro dichosa ya que no volveré a encontrarme con esos seres vivos con capacidades mentales reducidas a cero —me corrijo y mi padrastro estalla a carcajadas mientras mamá intenta mantenerse seria, fracasando miserablemente.
— Extrañaré tu sarcasmo durante las próximas semanas —confiesa ella y yo frunzo el ceño.
— ¿De qué hablas? Estaré en casa todo el verano —le recuerdo y noto como intercambia miradas nerviosas con Robert—. ¿Qué? ¿Qué ocurre?
— Cariño, es tu último verano libre de preocupaciones relacionadas a la vida adulta así que Robert y yo estuvimos conversando y decidimos que pasarás los primeros quince días de vacaciones con Chris en la casa de la playa —me informa con cautela y yo me levanto del taburete de un salto.
— ¿Estás bromeando? ¿Chris y yo en esa enorme mansión? Amo a Chris pero eso será jodidamente aburrido —me quejo alterada y mamá me reprende con la mirada por la palabra con jota.
— No estarán solos, también irán... —no alcanza a terminar ya que el timbre de la casa suena y ella sonríe—. ¿Para qué nombrarlos si ya están aquí?
Los tres salimos rápidamente de la cocina y puedo jurar que palidecí al ver a las personas que se adentraban en la sala.
Comienzan a saludar uno a uno a mi madre y a Robert, mientras yo ni siquiera puedo moverme de la impresión.
Señoras y señores, que comience el desfile...
Christian Reells, el mejor hermano del mundo, a quien no veo desde que entró a la universidad. Saltaría de alegría si no estuviera en shock.
Cassidy Blake, novia de mi hermano a quien no tenía el placer de conocer en persona pero parece ser una chica agradable y, la mejor parte, no hay ningún rastro de zorra-fácil en ella así que continuamos sin problemas.
Oh, pero no canten victoria aún ya que les he dejado lo peor para el final.
A ellos me gusta llamarlos "El trío de idiotas".
Idiota número tres: Mark Bentley, es el más inofensivo de todos pero es un gran merecedor de su apodo debido a que suele jugar con los sentimientos de las chicas y apoya al idiota número dos en todas sus estupideces.
Idiota número dos: Trevor Jensen, es el mentor de Mark a la hora de utilizar a las chicas y también es el mayor bravucón de la ciudad; humilla y golpea a los denominados "nerds" o a los chicos nuevos.
Idiota número uno: Ethan Larson, también conocido como "El Rey de la Secundaria". Respetado por todos y alabado por la mayoría. No es tan mujeriego y suele detener a Trevor en sus actividades de bravucón pero, no se confíen, puede llegar a ser la persona más despiadada, insensible y mentirosa del planeta.
No los había visto desde que se graduaron de la secundaria —hace dos años— pero apostaría todas las gomitas del mundo a que siguen siendo iguales.
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360 Horas de Tortura
Teen FictionAmo a mi madre, en serio lo hago. Es mi persona favorita en el mundo... al menos lo era hasta ésta tarde cuando volví de mi último día de escuela. Me obligará a pasar quince valiosos días de mis vacaciones en una mansión a las orillas de la playa. ...