Día 8: Risco y visita sorpresa

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ETHAN POV

— ¿Alguien sabe dónde está Kali? —pregunto, extrañado de no verla con nosotros en el desayuno.

— Salió temprano y dejó una nota —responde Chris, ofreciéndome un trozo de papel.

"Salí por ahí, no me esperen"

Joder, Kali, tú y tu cabezota.

— Necesito las llaves de tu auto —me dirijo a Mark mientras me pongo rápidamente de pie.

— ¿Para qué? ¿Adónde vas?

— ¿Puedes interrogarme cuando regrese? Tengo prisa.

(...)

Bajo del auto y me apresuro en llegar a la cima del risco, encontrándola en bikini, lista para saltar.

— ¡Kali! —llamo su atención mientras sigo corriendo en su dirección, lo cual resulta ser una gran idea ya que, al voltear hacia mí, resbala.

Llego hasta ella justo a tiempo para pasar mi brazo por su cintura, pegarla a mi cuerpo y evitar que caiga por el risco.

— Joder, Muñeca, casi me matas del susto —confieso y llevo mi mirada a la suya, cayendo en cuenta de lo cerca que están nuestros rostros, sin mencionar que nuestros cuerpos están completamente pegados.

KALI POV

Nuestros rostros están tenebrosamente cerca y podría jurar que mi corazón escapará de mi pecho en cualquier momento.

Ethan me observa con una intensidad abrumadora, intercalando su mirada entre mis ojos y labios.

Si no hago algo ahora, no podré evitar que me bese y sé que luego de eso no habrá vuelta atrás así que, dentro de mi desesperación, me dejo caer hacia atrás, llevándome a Ethan conmigo en la caída del risco.

En cuestión de segundos me sumerjo en el agua, la cual logra bajar mi temperatura que se elevó debido a la situación vivida hace según atrás.

Salgo a la superficie al mismo tiempo que Ethan quien, luego se sacudir su cabeza para liberarse del agua en su caballo, me observa de manera extraña.

— ¡¿Estás loca?! —masculla despeinando su cabello con su mano—. Pudiste simplemente pedirme que me alejara.

— No hablaremos de esto, Ethan. Vamos a casa —pido, sintiéndome abrumada por mis sentimientos.

Ethan parece entender ya que, luego de observarme por unos segundos, asiente y comienza a buscar una subirá de regreso al auto.

(...)

Estamos acomodados en los sofás de la sala viendo una película cuando el timbre de la casa llama nuestra atención.

— ¡Yo no! —chillamos Cass, Ethan y yo mientras Ethan pausa la película.

— Vas tú —sentencia Chris dirigiéndose a Mark.

— ¿Qué? ¿Por qué? Tú tampoco lo dijiste —se queja frunciendo el ceño.

— Pero no quiero pararme así que tendrás que hacerlo tú —explica el zángano de mi hermanito.

— Ya cierren la boca —los corta Ethan mientras se pone de pie para ir él, justo cuando el timbre vuelve a sonar—. No sigas sin mí —me pide mientras me entrega el mando de la televisión.

El castaño desaparece por el recibidor y, segundos después, asoma su cabeza mirándome directamente.

— Es para ti —informa y yo frunzo el ceño mientras me pongo de pie.

— ¿Quién me visitaría a media noche? —pregunto caminando hacia él y me sorprendo al ver a la persona al otro lado de la puerta—. ¿Qué haces aquí?

— Tengo un asunto en estado de ebriedad esperando por ti en el taxi —responde Harper y yo enarco una ceja—. Botaron a Jeremy, se embriagó y jodió por horas diciendo que te necesitaba así que le pedí al piloto de papá que nos trajera. El imbécil siguió bebiendo durante el vuelo y ahora ni siquiera puede mantenerse medio segundo de pie —explica mi mejor amiga irritada y yo suelto un suspiro.

— ¿Puedes ayudarme? —me volteo hacia Ethan, quien observaba la escena con una sonrisa divertida.

— Claro, vamos —asiente al instante y yo le dedico una pequeña sonrisa.

360 Horas de TorturaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora