Paso la mañana consolando y aconsejando a Jeremy junto a Harper y, luego de pedir comida y disfrutarla junto a los demás, mis mejores amigos se regresan a la ciudad, por lo que decido tomar algo de aire fresco.
Salgo a la terraza y me siento en los escalones que dan a la playa mientras me pongo mis audífonos y reproduzco la serie que he estado viendo estos días.
Las cosas están yendo bastante bien con respecto a la convivencia en la casa. Mark y yo dejamos nuestras diferencias de lado y ahora nos llevamos muy bien y, en lo que a Ethan respecta, él sigue comportándose amable conmigo y yo he comenzado a disminuir mis ataques hacia él. Cass se ha vuelto una muy buena amiga y aliada y me siento bastante cómoda con ella, siento que puedo contarle todo y ella no se lo dirá ni siquiera a Chris; y bueno, hablando de él, ya volvimos a ser los mismos hermanos de siempre.
Al parecer no fue tan mala idea venir éste verano.
Siento algo sobre mis hombros y segundos después descubro que es una manta así que me giro hacia la persona que se sienta a mi lado, encontrándome con Ethan y una de sus dulces sonrisas.
Ninguno de los dos dice nada ya que estamos bien así y yo le ofrezco uno de mis audífonos para que veamos la serie juntos. Él lo acepta y se acerca un poco más para ver mejor.
Pasados unos veinte minutos en que reímos, maldecimos y comentamos cosas de la serie, el teléfono de Ethan comienza a sonar.
— Es mamá, debo contestar pero tú sigue —dice mientras se pone de pie y yo asiento—. Ya vuelvo.
Continúo viendo la serie pero los gritos de Ethan me distraen así que la detengo y lo observo a lo lejos.
Está casi a la orilla del mar así que no logro entender lo que dice, sólo escucho su voz alzada que se mezcla con el sonido de las olas rompiendo con fuerza.
Luego de algunos gritos, caminatas cortas de un lado al otro e incontables veces en que pasa su mano por su rostro con frustración, finaliza la llamada, guarda su teléfono y agacha la cabeza, entrelazando las manos en su nuca.
Conozco la historia familiar de Ethan y tengo muy claro que no es para nada sencilla; su madre es alcohólica, su padre adicto al trabajo y su hermana tiene serios trastornos depresivos.
No sé qué habrá pasado esta vez pero soy consciente de que éste tipo de cosas lo dejan muy mal.
Sin pensarlo mucho, dejo la manta en el suelo y camino hacia el castaño, quien se encuentra de espaldas a mí así que, cuando llego hasta él, lo abrazo por la cintura y deposito un beso en su hombro.
Al principio se tensa pero poco a poco su cuerpo se relaja.
— Tranquilo, déjalo salir —susurro apoyando mi cabeza en su hombro.
Rápidamente, se gira y me abraza por la cintura, escondiendo su rostro en mi cuello.
— Estoy tan cansado, Kali —murmura y su voz tiembla al final.
— Lo sé, pero también sé que eres la persona más fuerte que conozco y estoy segura de que superarás esto —hablo con voz suave mientras acaricio su cabello con una de mis manos.
Mi corazón se estruja al sentir sus lágrimas humedeciendo mi cuello mientras me estrecha con fuerza.
Por más que me esfuerce por ocultarlo, mis sentimientos hacia Ethan jamás han cambiado y verlo así me parte el corazón.
— Estarás bien, Et, lo prometo.
— Gracias —dice mientras se separa sólo un poco para verme a los ojos.
Mi respiración se vuelve pesada al notar lo cerca que están nuestros rostros. Sólo hace falta un pequeño movimiento para que nuestros labios se junten y estoy haciendo mi mejor esfuerzo para no perder el control y llevar a cabo el dichoso movimiento.
Los ojos de Ethan me observan con anhelo y ternura, haciendo que mis piernas flaqueen y mi corazón se acelere.
— Lo siento pero ya no aguanto más —susurra para luego hacer el movimiento.
Mierda.
Me está besando y le estoy correspondiendo.
Por más que sepa que debo separarme ahora mismo, no quiero ni puedo hacerlo. Me está besando con tanta ternura y delicadeza que no logro pensar con claridad y lo único que hay en mi mente es que no quiero que esto termine.
Mis manos bajan hasta su pecho, sintiendo su corazón tan acelerado como el mío, y él acuna mi rostro entre sus cálidas manos.
Mi cerebro celebra mientras mi corazón protesta cuando nos debemos separar por falta de aire. Mi parte irracional me pide que me quede a ver qué sucederá ahora pero sé que lo mejor es obedecer a mi parte racional que me ordena ponerle fin a todo esto.
— Esto fue un error —murmuro dando un paso atrás mientras evito su mirada—. Hagamos de cuenta que nada sucedió.
Dicho esto, me volteo y prácticamente salgo corriendo hacia mi habitación.
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360 Horas de Tortura
Teen FictionAmo a mi madre, en serio lo hago. Es mi persona favorita en el mundo... al menos lo era hasta ésta tarde cuando volví de mi último día de escuela. Me obligará a pasar quince valiosos días de mis vacaciones en una mansión a las orillas de la playa. ...