Estoy acostada en mi cama, perdida en mis pensamientos, hasta que unos golpecitos en mi puerta me distraen.
— ¿Quién? —pregunto, ya que no me siento lista para enfrentar a Ethan.
— Mark —responden del otro lado y yo sonrío.
— Pasa, está abierto.
— ¿Tienes un segundo? Necesito un consejo —dice asomando su cabeza y luce algo desanimado.
— Soy toda oídos —contesto con una sonrisa reconfortante mientras palmeo el lugar a mi lado para que se acomode allí.
No logro entender cómo es que estoy de tan buen humor si acabo de conseguir hundirme aún más en el poso de sentimientos hacia Ethan, lo que sólo puede significar mi inminente ahogamiento.
Como sea, no es momento de pensar en eso, es momento de ayudar a Mark.
— Iré al grano... —murmura con nerviosismo mientras se recuesta a mi lado y observa el techo—. Creo que me estoy enamorando de una chica pero estoy putamente asustado de salir herido así que fui un imbécil y la alejé.
¿Qué? ¿Estoy alucinando? Mark Bentley está admitiendo sus sentimientos por alguien. No creí que viviría para presenciar este momento.
A pesar de mi estado catatonico interno, hago mi mejor esfuerzo por actuar con normalidad para no ponerlo más nervioso o incomodarlo.
— Creo que es genial que te esté sucediendo esto. Puede que las relaciones amorosas sean complicadas y que más de una vez te hagan daño pero te juro que vale toda la maldita pena. Todos necesitamos a alguien que nos brinde cariño, contención y alegría; alguien que nos abrace después de un día de mierda, que nos haga sentir especiales y que despierte esas jodidas mariposas revoltosas en nuestros estómagos —comento, sintiendo que esas palabras también van para mí—. La vida se trata de arriesgarse y el amor, definitivamente, es el riesgo más maravilloso que podrías tomar.
— Me habría gustado conocerte antes. Bueno, conocerte como nos conocemos ahora, no por una mierda de apuesta —murmura con algo de arrepentimiento en su voz—. De verdad lamento lo que pasó.
— Lo sé, me lo has demostrado —lo tranquilizo con una sonrisa—. Todos cometemos errores y yo ya te perdoné por el tuyo, sólo sigamos adelante con esta disfuncional amistad.
— Creo que eres mi primera amiga real, sin segundas intenciones de por medio, y de verdad me gusta. También me gusta que seas tú —confiesa mirándome con una sonrisa sincera que yo le devuelvo—. ¿Puedo decirte algo?
— Lo harás de todas formas así que, adelante —acepto divertida y él ríe pero luego se pone serio.
— Después del primer mes de conocerte, él renunció a la apuesta porque comenzó a tener sentimientos reales hacia ti y, cuando te enteraste y lo dejaste, su mundo se vino abajo —comienza a contar y siento un nudo formándose en mi garganta—. Te amó más que a nada... y aún lo hace.
— Deberías ir por tu chica, disculparte y decirle lo que sientes antes de que sea tarde —sugiero, sin ganas de hablar sobre mis sentimientos hacia Ethan.
Él parece entenderlo ya que asiente con una sonrisa cariñosa y, luego de depositar un beso en mi frente, se levanta y camina hacia la puerta de la habitación.
— Kali —llama mi atención cuando está a punto de salir—. Toma el riesgo —sugiere y sale de mi habitación, no sin antes dedicarme un guiño.
Dicen que el que no arriesga, no gana y yo siempre quiero ganar.
Después de pasar al rededor de media hora intentando tomar una decisión definitiva, salgo de mi habitación y camino varias puertas mas allá, golpeando la más cercana a las escaleras.
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360 Horas de Tortura
Novela JuvenilAmo a mi madre, en serio lo hago. Es mi persona favorita en el mundo... al menos lo era hasta ésta tarde cuando volví de mi último día de escuela. Me obligará a pasar quince valiosos días de mis vacaciones en una mansión a las orillas de la playa. ...