9. Komorebi

2.3K 198 17
                                    

LUISITA

Antes de subir al coche me aseguro de que llevo todo lo que necesitamos para pasar el día en el campo. Al ver que está todo, arranco el coche y antes de ir a recoger a Amelia, me paso por El Asturiano porque mi padre está empeñado en prepararnos unos bocadillos.

A punto de llegar al bar, busco aparcamiento, pero tengo que dar un frenazo por culpa de una moto que se cruza delante de mí.

- ¡Serás gilipollas! - le grito prácticamente a nada porque la moto se ha ido dando un acelerón. - ¡Anda y métete la moto por el culo!

Después de aparcar, entro al bar y veo a mi padre metiendo cosas en una bolsa de tela encima de la barra. Aunque no pueda ver lo que hay dentro, intuyo que ha preparado demasiada comida para dos personas.

- Buenos días, hija. - la sonrisa se le cae al ver mi cara. - Pero bueno, ¿y esa cara de mala leche?

- Mala leche no, papá. Mala hostia es lo que tengo. ¿La gente dónde coño se saca el carné de conducir? ¿Lo dan en una tómbola o qué pasa? - cuando miro a mi padre veo que está apretando los labios para no reírse. - No te rías, eh.

- A ver, cariño, admite que te sofocas demasiado cuando conduces.

- Mira, vamos a dejarlo.

- Venga anda, alégrate, que mira lo que te he preparado. - abre la bolsa y, como ya intuía, está llena de comida.

- ¿Qué he hecho yo para tener el mejor padre del mundo? - le digo mientras le beso la mejilla.

- Lo sé, tú y tus hermanos tenéis mucha suerte de tenerme como padre. - dice con chulería.

Le saco la lengua en forma de burla y me despido de él dándole las gracias por la comida. Vuelvo al coche y me dirijo a casa de Amelia. Cuando llego a su calle no hay aparcamiento así que le envío un mensaje para que baje rápido. En apenas unos segundos aparece con ropa cómoda y una mochila colgada de su espalda.

- Buenos días, preciosa. - me saluda con un beso en la mejilla después de dejar la mochila en el asiento de atrás.

- Buenos días. - no necesito verme la cara para saber que se me pone una sonrisa tonta cada vez que la veo. Hasta con unos leggings y una camiseta básica está guapísima. - ¿Todo listo? - Amelia asiente. - Pues vámonos.

- Oye, ¿tienes otras gafas de sol por casualidad? - Me pregunta al ver las que llevo puestas. - Que con las prisas se me han olvidado las mías.

- Sí, ahí en la guantera tienes otras. - me da las gracias y se las pone. - Por cierto, mi móvil está conectado al coche, puedes cogerlo y poner la música que quieras.

- Dime qué quieres escuchar y lo pongo. - coge el móvil y espera a que le diga algo.

- Pon algo tú y ya te diré alguna.

- Que no, Luisita. - al ver mi confusión agacha la cabeza. - Es que me da un poco de vergüenza, la música que suelo escuchar no encaja precisamente con nuestra edad.

- Si no me dices qué música es no puedo opinar.

- Te vas a reír. - al ver que yo insisto por fin lo dice. - Coplas. Me gusta escuchar coplas. - cuando empiezo a reírme la expresión de su cara es un cuadro. - ¿Lo ves? Si es que es ridículo.

- Que no, Amelia. Me río porque a mí también me gusta.

- Tampoco hace falta que mientas para que no me sienta mal.

- Que te lo digo en serio. - no puedo parar de reírme. - Anda, entra en mi lista de Spotify y lo vas a comprobar.

- Qué fuerte. - dice riéndose cuando comprueba que es verdad.

KomorebiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora