Luna Llena

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El cling de una copa resuena por todo el salón, y en pocos segundos la habitación se encuentra silenciosa de una manera que resulta intimidante.

-Muchas gracias por venir, gracias a todos-El señor Winchester alza su copa y prosigue- Esta fiesta es ofrecida para presentar a nuestra familia ante la adorable población de Avonlea-Toma a su esposa por el brazo y continúa- Mi esposa Florence, mi hijo Joseph y yo, estamos agradecidos por su cálida recepción hacia nosotros. ¡Brindo por eso!
-¡Salud!- Todos responden casi al unísono.

Esta mañana después de clases, Joe invitó a todo el grupo a la fiesta de bienvenida organizada por su familia. "Algo modesto" había dicho él. Si esto es su percepción de modestia, vaya que ni se esfuerza por compadecerse de las familias que viven aquí.

El gran salón de la mansión del risco, está adornado con todo tipo de objetos que desconozco. Cosas brillantes y de materiales finos resaltan de las mesas. El señor Barry habla con los demás hombres mientras admira lo que al parecer es un huevo, pero adornado con todo tipo de joyas. La familia no escatimó en adornos florales que están cuidadosamente colocados en jarrones de porcelana. Y en la mesa principal, hay todo tipo de bocadillos y bebidas a disposición de los invitados.

Diana y Anne aparecen por una de las puertas que dan hacia el recibidor de la casa, y voy directo hacia ellas, abriéndome paso entre la multitud que ocupa el salón y evitando chocar con alguien.

-¿Dónde se habían metido?-Les reclamo.
-Perdón Cole. Anne y yo teníamos que hablar de cosas de chicas.
-Oh, entiendo. ¿Podemos irnos ya?

Después del anuncio de la fiesta por la mañana, estaba dispuesto a irme sin darle mayor importancia, pero las niñas insistieron en que fuera. Quise resistirme, pero de alguna manera, lograron convencerme de venir.

-¿Qué dices? ¿Irnos? ¡Pero si acabamos de llegar! ¿Viste las cortinas de seda que estaban por el pasillo, Diana? A tu mamá le encantarían.
-Lo sé, son hermosas. Es una suerte que me dejaran venir, mamá está empeñada en educarme por su cuenta. Así que, por favor Cole ¿No podemos quedarnos a disfrutar un poco más?
-No lo sé, es sólo que me siento incómodo aquí-Le respondo sin intención de persuadirla.
-¡Entonces vayamos a otra habitación!-Nos sugiere Anne emocionada- Al llegar ví una sala que tiene un piano, seguro que Diana puede tocar algo alegre para bailar, o algo dramático para hacer una representación de Romeo y Julieta con algo de música. ¿Qué dicen?
-Me parece genial ¿Qué opinas Cole?

Después de meditar la propuesta por unos segundos, accedo a hacerlo. De cualquier manera, espero no llegar a casa demasiado temprano.

-Síganme, es por aquí.

Anne nos guía hacia la salida posterior del salón, la cual da a un pasillo levemente iluminado con velas, y con un tapiz en la pared que me recuerda a los glaseados de las galletas que mi mamá traía de con los Gladwell. Así sea la milésima vez que vea ese estampado de flores de cerezo con fondo azul, siempre me parecerá de mal gusto. Incluso ahora que el diseño está estampado en el muro, las nauseabundas flores me causan una extraña sensación de repudio.

-¿Segura que está permitido entrar aquí?
-Sí, creo.

Al final del pasillo nos espera un cuarto amplio que, por la colocación descuidada de los muebles, asumo que está en proceso de ser arreglado.

Justo en la pared de mi izquierda, la que tiene el gran ventanal que da vista hacia la vereda que lleva al risco, se encuentra recargado un gran piano de cola. Anne nos toma de la mano y nos acerca a él.

-¡Vamos Diana! Toca algo alegre para nosotros. Se supone que esto es una fiesta y muero de aburrimiento.

Sin decir algo más, Diana sólo sonríe y toma su lugar en el banco designado para el pianista.

Un extraño en una tierra extraña (Cole Mackenzie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora