Cautela

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Allá en el pesebre, do nace Jesús,
La cuna de paja nos verte gran luz, Estrellas lejanas del cielo al mirar,
Se inclinan gozosas su lumbre a prestar.

Pastores del campo, teniendo temor, Cercados de luz y de gran resplandor, Acuden aprisa buscando a Jesús, Nacido en pesebre del mundo la luz,

Oh Cristo pedimos hoy tu bendición, Rogamos que atiendas a nuestra oración,
A todos oh Cristo nos muestras amor, Nosotros te amamos también Salvador.

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—¡Gran interpretación, joven Winchester! ¿Usted escribió la canción?
—Sí, lo hice pastor Dawson. Pensé que sería una buena adición para la presentación de navidad.
—Considérelo hecho—Se dirige a nosotros a continuación— ¡Bien niños! Después de escuchar la nueva canción para el repertorio de navidad, podemos seguir ensayando la otra grupal. ¡Desde el inicio! Uno, dos, tres, cuatro.

Adeste fideles
Laeti triumphantes...

Joe se ha sabido adaptar bien al ambiente en Avonlea. Desde que llegó hace unos días, supo cómo ganarse a la gente de por aquí y ahora todos comen de la palma de su mano.

En realidad, hay muy poco que sé de él. Por su acento es obvio que es inglés, pero no sé más que eso, eso y que es el más rico de Avonlea (por lo menos sus padres lo son).

—¡Joven Mackenzie! ¿Puede pasar al frente por favor?

La voz del pastor interrumpiendo la canción me saca de mis pensamientos y hace que todos posen su mirada en mí.

—¿Hice algo mal?—Pregunto mientras me abro paso entre la formación de coro.
—Sólo quiero escucharlo cerca, me parece que no sigue al grupo.

Otra vez aparece esa risa silenciosa entre todos los chicos y ahora no puedo ocultar mi cara enrojecida.

—¡Muy bien! Desde el comienzo. Uno, dos, tres, cuatro.

Adeste Fideles,
Laeti triumphantes,
Venite, venite
In Bethlehem...

Continúo cantando con el pastor Dawson escuchándome más cerca que nadie, y sólo está en mi mente el no cometer ningún error. Si lo hago, terminaría por avergonzarme aún más.

Venite adoremus,
Venite adoremus,
Venite adoremus,
Dominus.

Al final, el típico silencio incómodo cubre el ambiente, pero es rápidamente desplazado por los lentos y ruidosos aplausos del padre Dawson.

—Eso... Estuvo... ¡Bastante bien!—Una sonrisa se esboza en su rostro y aligera la tensión— ¡Bien logrado niños! Pueden ir a casa.

Finalmente me libero de la presión de estar al frente y me dirijo hacia mis pertenencias, cuando una última aclaración de David Dawson me hiela la sangre.

—Ahhh, casi me olvido. La razón por la que le pedí a Cole pasar al frente fue para escucharlo mejor y así tomar la siguiente decisión... Cole tendrá un solo en la presentación de navidad.

¿Lo dijo en serio? Debe estar bromeando. Me sentiría mejor si me sacara.

—¡Felicidades Cole! Mataría por estar en tu lugar. Tendrás la oportunidad de cantar frente a todo el pueblo. ¡No puedo creer que tengo el lujo de ser tu amiga!
—Opino lo mismo que Anne. Si quieres podría ayudarte con el piano de la iglesia a ensayar.
—¿Qué dicen?
—Cole, estamos orgullosas. Eso decimos.
—Lo siento. Es mucho que pensar. No sé si pueda hacerlo Diana. ¿Seguras que me mencionó a mí?
—Lo escuché fuerte y claro. Como el eco de un resonante cañón—Se gira hacia Diana y continúa— ¡Quizá podamos ensayar los tres en tu casa esta tarde!
—No lo sé Anne, recuerda que mi madre se volvió un poco loca después del robo. No creo que le parezca grato el tenernos repitiendo la misma canción una y otra vez.
—Cierto... ¡Pensaremos en algo más! ¿Vienes con nosotras Cole? Justo vamos a la casa de Diana.
—Me quedaré unos minutos más aquí. Las veo después.

Un extraño en una tierra extraña (Cole Mackenzie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora