Chanyeol

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Chanyeol realmente no combinaba con esa casita blanca de líneas finas y rectas, impecable por donde la vieras, con pasto puesto y flores trasplantadas en hileras. Y desentonaba aún más todavía cuando lo ponías en la misma habitación con esa familia de revista: El papá vistiendo una polo, la mamá con el sombrerito de lazo azul y el niño con peinado de honguito.

Era un niño bonito, su hijo, Cheol Soo. Un bebé alfa de siete años. Se notaba lo bien cuidado que estaba.

La cena fue un asunto incómodo, como era de esperarse. Sehun hacía infructuosos intentos por amenizar la comida, recordando anécdotas jocosas sobre su hermano, las contadas ocasiones en donde compartieron sonrisas cómplices, trataba de recordarle a Luhan que Chanyeol no era solo el hombre extraño y polvoso que había aparecido más temprano en su hogar, sino también era su hermano.

Chanyeol seguía la conversación con pequeñas sonrisas, asentimientos con la cabeza, quería ayudar a su caso, pero aun más que en el pasado, se hallaba oxidado en sus habilidades sociales. Chanyeol siempre había tenido una buena opinión de Luhan, era un hombre dulce, si algo delicado, pero amable y bueno con su hermano, bueno con ellos y con su hijo. Aun más que antes, a pesar de la hostilidad que Luhan le demostraba, le tenía más aprecio, después de todo, estaba tan ofuscado porque amaba a Cheol Soo.

Cuando la cena acabó, finalmente tuvo oportunidad de presentarse a su hijo. Luhan y Sehun estaban en la misma habitación acompañándolos. Sehun fue el que rompió el que habló primero:

-Cheolsoo, él es tu padre, Chanyeol.

El niño no dijo nada, solo miraba en silencio a Chanyeol. Era como si lo estuviera examinando. No se veía ninguna emoción en su rostro, estaba como en blanco. Entonces Chanyeol se arrodilló en el piso para ponerse a la altura del niño, después de todo Chanyeol era realmente muy alto. De su chaqueta sacó un juguete de madera, era un caballito muy rústico y viejo, y se lo dio al niño.

-Lo hice para ti, cuando eras más pequeño. Era tuyo-dijo con una voz que buscaba sonar tranquila.

-¿Me puedo ir a mi cuarto?

-Claro que sí, Cheolsoo, anda-dijo Luhan.

Luhan también se retiró rápidamente y Sehun y Chanyeol se quedaron solos.

-Necesita tiempo, eso es todo.

-Luhan tenía razón, probablemente no me recuerda, ¿no es así?

-Él sabe que tiene padres, nosotros lo amamos, pero él sabe.

-Yo sé, gracias. Por todo.

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Así pasó el fin de semana. Chanyeol buscando a Cheolsoo, Cheolsoo ignorándolo en su mayor parte, Luhan intranquilo y un Sehun conciliador.

El lunes, Chanyeol despertó en una casa en movimiento. Sehun necesitaba ir al trabajo y Cheolsoo a la escuela, y él se ofreció a llevar a ambos, pero para las once de la mañana se encontraba solo de nuevo en la casita blanca.

Pensó descansar un rato en el sillón que era su cama esos días, el sillón, cuando vio por la ventana a Luhan colgando la ropa.

-¿Qué tal?

Luhan volvió la cara muy rápido, como un látigo y el ceño fruncido, y ahora se dirige a él.

-¿Cómo crees que estoy? ¿Qué es lo que realmente estás haciendo aquí, después de tantos años?- Es como si ya no pudiera controlar lo que llevaba dentro- ¿No ves que ni siquiera te conoce? Que se siente incómodo contigo aquí-

-Yo solo...él tiene que...quería verlo-dijo finalmente bajando la cabeza.

-Él ya tiene una vida aquí. Con nosotros... Siquiera piénsalo. Es lo mejor para él.

-Seguro-Dijo de manera corta Chanyeol.

Sabía que la conversación había terminado, Luhan había vuelto la cara y se notaba que no quería hablar más con él, pero a pesar de la incomodidad y todo lo que acababa de pasar, tenía que decirlo.

-Gracias

Luhan solo lo miró de reojo.

-Por quererlo tanto-dijo Chanyeol antes de irse.

En cuanto escuchó el motor de la camioneta de Chanyeol alejarse de la entrada, Luhan por fin pudo deshacerse a llorar.

La hora azulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora